La creencia en el «mal de ojo» ¿ignorancia o realidad?
Por Juan Julio Gómez
EN SANTO DOMINGO, 22 JULIO, 2022: Muchos dominicanos creen en la existencia del «mal de ojo», algo que es atribuido a personas dedicadas a provocar cosas malas a otros individuos a través de la brujería.
El daño cae principalmente sobre niños recién nacidos, frutales y objetos importantes, según la creencia popular de culturas como la egipcia, india, africana, europea, judía y americana.
El mal de ojo es curado en la cultura popular colocándole un azabache en el brazo del niño.
De acuerdo a la creencia popular, con una mirada de una persona malintencionada se puede torcer la pierna o un brazo de un bebé, causarle fiebre y otros síntomas que pueden derivar hasta en la muerte del infante.
En muchos lugares de República Dominicana se les coloca un azabache en los brazos o pies a los bebés. Esta pieza evita cualquier daño y, en caso de un intento de «ojeo», el azabache se explota, de acuerdo a los creyentes.
Pero ¿qué hay de realidad?. Hay seres humanos que tienen un poder natural en la vista con capacidad de hacer ese tipo de daño. Pero son pocos entre miles que lo poseen.
Por lo regular, quienes lo tienen, ignoran que poseen esa facultad, pero muchas personas, por ignorancia, lo atribuyen a la brujería.
Ese poder funciona casi igual que el de la mente. En la antiguedad encontramos narraciones sobre el «mal de ojo» en culturas como la griega, hebrea, babilónica y egipcia.
«Muchos hombres tenían poderes mágicos con su vista», dicen algunos escritores griegos.
piernas de bebe
Contra el mal, en República Dominicana se usan collares, así como la semilla de una mata llamada «ojo de buey».
Dicha creencia está muy arraigada en el país, principalmente en la zona rural y los barrios de las grandes ciudades, los cuales están habitados, en su mayoría, por personas de bajo nivel académico.
En Centroamérica se utilizan varios métodos para combatir dicho embrujo, entre los que figuran el frotamiento del cordón umbilical de una persona del sexo contrario al bebé que ha sido «ojeado».
Además, se suele arropar al niño con una prenda de vestir sudada, que pertenezca al padre de la víctima.
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Esta es una creencia que está arraigada en casi todo el planeta, ya que en libros antiguos escritos por griegos y egipcios se habla sobre este mal y los métodos para curarlo.