Hoy se cumplen 29 años del asesinato de Lucrecia Pérez Matos
EN SANTO DOMINGO, Sàbado, 13 Nov., 2021: Por motivo a cumplirse hoy, los 29 años de la primera inmigrante dominicana en España, Lucrecia Pérez Matos, la Embajada Dominicana en ese país realizará este sábado un panel sobre el hecho.
El encuentro para exponer las circunstancias y consecuencias del acontecimiento, iniciará a las 11 de la mañana en la sede principal de la Fundación Progreso y Cultura de la Unión General de Trabajadores (UGT).
Bernarda Jiménez Clemente
Las exposiciones estarán a cargo de la doctora Bernarda Jiménez Clemente, Kenia Carvajal, hija de Lucrecia y la señora Patrocinio de las Heras, ex concejala del Distrito de Aravaca.
El embajador dominicano Juan Bolívar Díaz sostuvo que se debe hacer cuanto sea posible para que un legado como el de está inmigrante, que estableció precedentes jurídicos, sociales e históricos, no se pierda y sea siempre honrado por las presentes generaciones.
“La historia “menor”, esa que no involucra grandes personalidades, casi siempre políticos y militares, sino a simples hombres y mujeres que representan un aporte social inmenso solo por su accionar una vez y por su sacrificio y ejemplo, otras, debe ser preservado y presentado en su valor.
Pero…¿Conoce la juventud dominicana de hoy lo que implica el caso de Lucrecia Pérez Matos, primera víctima oficialmente reconocida de xenofobia en el Estado español?
Historia de un crimen
Hace 29 años la dominicana Lucrecia Pérez Matos fue asesinada manos del guardia civil, Luis Merino Pérez de 25 años, mientras prestaba servicio en la 111 Comandancia de la Guardia Civil, producto de las concepciones ultraderechistas que se expresaba en rechazo discriminatorio contra los inmigrantes. Los hechos ocurrieron sobre las nueve de la noche.
Cuatro individuos, vestidos de negro, penetraron, cerca de las nueve de la noche a la abandonada discoteca Cuatro Rosas (Four Roses), un local que en otros tiempos había sido centro de diversión de jóvenes de clase acomodada, situado en la carretera de La Corruña en el distrito de Aravaca, en la cual donde un grupo de inmigrantes había buscado refugio y tomaban una sopa para cenar a la luz de una vela. Tras los disparos huyeron en un carro que les esperaba.
Pérez Matos, de 33 años, había llegado a España un mes y tres días antes, procedente de Vicente Noble. Sufrió dos tiros, uno de ellos en el corazón e ingresó muerta en el hospital. El otro herido grave fue Augusto César Vargas, también dominicano.
El asesino, condenado finalmente a 54 años de prisión, usó una pistola 9 milímetros marca Parabellum, de fabricación española para uso militar y policía.
Vuelta de tuerca
La Guardia Civil Española y el delegado del Gobierno de Madrid, atribuyeron desde el primer momento la autoría del crimen a grupos de extrema derecha, ligados a algunos elementos policiales, dados el arma y la munición utilizada.
Los grupos de ultraderecha negaron con declaraciones que tuvieran relación con el crimen y todos condenaron verbalmente el asesinato, introduciendo en la opinión pública la hipótesis de que se trataba de un “ajuste de cuentas” por tráfico de drogas o correos de dinero.
La conexión del crimen con la ultraderecha se defendía, no solo por el arma utilizada, sino por las los letreros pintados en paredes y afiches repartidos en Aravaca, proclamando: “INMIGRACIÓN STOP. Primero los españoles» (Juntas Españolas); “Defenderse contra la invasión” (Grupo Covadonga) o “Fuera Negros. N.J.” (Nación Joven).
¿Quién fue Lucrecia Pérez Matos?
Lucrecia tuvo una de esas vidas dignas de una gran biografía con condiciones para ser llevada al cine. Alguien debería atreverse.
Nació en la pobreza Vicente Noble el 15 de diciembre de 1959. Su vida estuvo marcada por la desigualdad social mucho antes de volar a Europa.
Pertenecía a una familia con 16 hijos, de los que sobrevivieron sólo nueve. Seis de sus hermanos murieron en el trayecto de la infancia, cercados por el hambre, la carestía de todo y las incapacidades de sus progenitores para responder a las exigencias de una crianza adecuada, con tantos hijos y tan pocos recursos.
Voló de Santo Domingo a Nueva York, desde ahí a París, luego a Bilbao y de ahí, por tren, llegó a Madrid. Tras obtener un trabajo como empleada doméstica, fue despedida al poco tiempo y quedó en la calle.
Los asesinos
Tras los hechos del 13 de noviembre, el jueves 27 de noviembre de 1992, fue arrestado el guardia civil Luis Merino Pérez de 25 años, mientras prestaba servicio en la Comandancia 111. El viernes 28 se arrestó a tres menores: Javier Quílez Martínez, Felipe Carlos Martín Bravo y Víctor Flores Reviejo, de 16 años, acompañantes del autor material, quienes también confesaron. Merino cambió el cañón de su arma reglamentaria por la de otro compañero, para “borrar las señales del crimen”, pero la profesionalidad de su propio Cuerpo de la Guardia Civil, ordenó una inspección “rutinaria” de todas las armas de la Compañía y había “una señal” que Merino no había podido borrar, la uña extractora, pieza que expulsa el casquillo y que deja una muesca microscópica, la clave que utilizaron los especialistas en balística.
El 11 de diciembre, a los 28 días del crimen, el magistrado del Juzgado 15 de Madrid, dictó resolución de procesamiento a Luis Merino y a sus tres amigos como “autores de dos delitos de asesinato, uno consumado y el otro frustrado”, dictando prisión provisional a los cuatro detenidos.
La sentencia
La condena queda en 54 años de cárcel al guardia civil Luis Merino (30 por el delito de asesinato de Lucrecia Pérez y 24 por el de asesinato frustrado de su compatriota Augusto César Vargas, así como a la inhabilitación absoluta (durante el tiempo de la pena). Impuso 24 años de reclusión a los menores Felipe Carlos Martín Bravo, Víctor Julián Flores y Javier Quílez Martínez (15 años por el delito de asesinato y nueve por el de asesinato frustrado, al apreciarse la atenuante de «edad juvenil»). Los cuatro fueron asimismo condenados a indemnizar a la hija de Lucrecia Pérez, Kenia, con 20 millones de pesetas; y a su compatriota Augusto César Vargas con un millón de pesetas.
El Premio Lucrecia
El voluntariado de Madres Dominicanas en Madrid (VOMADE-VINCIT), fundado por Bernarda Jiménez y Pedro Álvarez Pastor, instauró el Premio Lucrecia Pérez Matos por la Solidaridad y la Convivencia a personalidades y organizaciones latinoamericanas y españolas destacadas en la lucha por los derechos humanos.
El galardón que se mantuvo durante 20 años entregas, consistía en una escultura realizada en Caoba y un diploma, entregados normalmente a dos personas u organizaciones.
Con el ascenso al poder del derechista Mariano Rajoy, del Partido Popular, se eliminaron los apoyos públicos a las organizaciones no gubernamentales y Vomade-Vincit fue una de las afectadas que debió cerrar sus programas, su local, que ofrecía capacitación laboral y asesoría legal a las inmigrantes a España, procedentes de todo el mundo, y el mismo Premio Lucrecia Pérez.