La mata de la bendición. Anecdota

 

SÁBADO, 04 SEPTIEMBRE, 2021: Sucedió que unos cuatreros asaltaron un banco cargando varias bolsas repletas de dólares y se hicieron a la fuga. Abandonando el vehículo en el que viajaban y en una plantación tenían oculto un helicóptero preparado, cuando se percataron en el aire de que no poseían suficiente gasolina para ir a una isla vecina se pusieron muy nerviosos.

Mientras tanto, en el campo un campesino que tenía una semana para pagar un gran atraso en un préstamo, estaba debajo de un árbol pensando quitarse la vida y pidiéndole a Dios una oportunidad para salvar sus tierras.

Por otro lado, en la desesperación de verse perseguidos los asalta bancos por el aire abrieron los costales del dinero y lo esparcieron en el bosque cayendo estos encima de las plantas, aterrizaron forzadamente y fueron atrapados y sometidos a la acción de la justicia. A la policía le fue imposible recuperar todo el dinero, ya que quedaron enganchados en los árboles.

Entre tanto, el campesino se levantaba para atar la soga al árbol y ponerla en su cuello, alzó la vista como buscando a Dios y varias papeletas les cayeron encima. Soltando la soga, se le ocurrió mecer el árbol donde pensaba hacia unos momentos ahorcarse y volvieron a llover dólares.

Juntó gran parte del dinero y lo llevó al banco y se puso al día en las cuotas. El banquero le preguntó ¿Cómo logró en tan pocos días juntar la plata? Y el campesino riendo le contestó: “Remeneando la mata”. 

El banquero que era el gerente del banco robado se quedó pensativo y no entendió nada. Perdiendo las ilusiones que albergaba ocultamente de comprar las tierras del campesino que acababa de pagar, al cual le había impuesto cuotas altísimas, que parecían imposibles de saldar.

Mes por mes, para no dar sospecha el hombre mecía las plantas y recogía entre las hojas los dólares que caían y lo llevaba al banco en la fecha correspondiente. Nunca dio sospecha de que en el bosque llovía dinero, además, el dinero faltante había sido dado por perdido, sin embargo, el seguro ya había pagado al banco la parte del dinero no recuperado.

Cuando el banquero veía que no podía echarle mano a la granja ya que el granjero estaba saliendo de la deuda volvía a preguntar: ¿Cómo lo logró? Y el campesino le decía: Ya le dije, remeneo una mata.

El campesino saldó todo y siguió remeneando, compró más ganado, sembró más semillas y se hizo muy próspero y como en el banco eran tan altas las cuotas, prestaba dinero a otros granjeros a más bajo interés y así formó una cooperativa de préstamos para granjeros y el banco prácticamente quebró.

MORALEJA: Hay matas, arbustos, plantas, árboles y follajes de tu bendición. Si el campesino hubiera compartido la información el campo se hubiese llenado de “remeneadores” de matas y de leñadores con hachas para derribar los arboles de forma desaprensiva. Así que, en ocasiones, hay que remenear matas a solas y en silencio. Tu mejor mata es la oración, en el secreto y la recompensa saldrá a la luz. Jenny Matos. 


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