Una mujer de 85 años murió virgen para no interrumpir una curiosa tradición familiar
Le dicen Le dicen "La última virgen prometida de Montenegro" que tuvo que considerarse hombre y hacerse cargo de su familia.
Una remota práctica familiar de la región balcánica que ha perdurado en el tiempo obligó a la anciana a vivir su vida alejada del amor, para hacerse cargo de su familia y honrar la imagen patriarcal.
Por Lucia Cafarello
EN MONTENEGRO, Miércoles, 04 Agosto, 2021: Stana Cerovic murió en 2016 a los 85 años, tras permanecer soltera toda su vida por una tradición medieval que persiste en la sociedad rural de Los Balcanes. Al fallecer a edad prematura los descendientes varones de la familia, Stana le prometió a su padre cuando era niña que sería ella quien preservaría el apellido familiar. Sin embargo, eso tenía un costo: vestirse como varón, socializar con otros hombres, trabajar en campos y ante todo, no casarse nunca.
Stana era la menor en una familia con cinco hijas mujeres y los dos varones, que murieron jóvenes.Ella se convirtió en la jefa familiar y se alejó por completo del amor carnal. Nunca quebrantó la promesa y murió a los 85 años siendo la última virgen prometida de Montenegro, que le implicó mantenerse soltera y no tener relaciones sexuales durante toda su existencia.
Las Burrneshasor o vírgenes prometidas, son un fenómeno típico de la sociedad rural de Montenegro, Albania del Norte y Kosovo, donde las familias sin hijos varones transformaban a sus hijas en hombres para preservar el apellido. La hija más joven era obligada a cortarse el pelo, vestir ropa masculina y jurar, sobre todo, no casarse nunca y no tener relaciones sexuales.
Tras este juramento, la sociedad la trataba igual que a cualquier hombre.
Al morir sus hermanos varones, Stana tuvo que adoptar ese rol, vestirse de hombre y hacerse cargo de la familia.
Stana Cerovic vivía bajo este régimen patriarcal imperante en el poblado de Savnik, y comenzó a fumar a los 5 años para iniciarse como "hombre" y a los 7 ya trabajaba en los campos de su padre, donde aprendió a disparar.
Stana junto al retrato de sus padres.
“Se consideraba un hombre y sus hermanas la visitaban como si estuvieran con su hermano”, dijo recientemente su prima Mara Cerovic. Stana nunca se vistió de mujer, y las "tareas de las mujeres" tradicionales, como lavar la ropa y limpiar, las realizaban sus hermanas. Ella siempre fue "el hombre de la familia".
Según su familia, a Stana jamás le pesó el rol y se vio a sí misma como una privilegiada por el destino que le deparó la vida. Jamás se sintió privada de su identidad femenina y su vida como mujer, sino que encontró más beneficiosa la vida siendo hombre.
Fuente: cronica.com.ar