Horror: Las violaba, mutilaba y les cortaba la cabeza: “Torso killer”, el monstruo que admitió más de 100 crímenes
Gastón Sánchez
DOMINGO, 06 JUNIO, 2021: La historia de Richard Cottingham es una de las más perversas y oscuras en la historia criminal estadounidense. Este asesino serial de mujeres fue conocido como "Torso killer" (El asesino del torso) porque luego de violarlas, mutilaba y les arrancaba la cabeza a sus víctimas. Admitió más de 100 crímenes, aunque la justicia solo pudo vincularlo con 11 homicidios.
Su infancia de desarrolló de manera tradicional, dentro de un ambiente familiar adecuado y sin mayores percances, a diferencia de la mayoría de los serial killers. Nació en 1946 en el barrio de Bronx, Nueva York. Durante la escuela se dedicó a la crianza de palomas y al atletismo, sus dos pasiones. Pero en 1958 su familia se mudó a River Vale, Nueva Jersey y algo cambió para siempre.
A los 12 años quedó aislado de los chicos de su misma edad y se pasaba el día entero viendo pornografía. El cambio repentino de sus raíces pudo tener algo que ver con su futuro en el crimen. Terminó sus estudios en el colegio Pascack Valley en 1964 y comenzó a trabajar con su padre como operador de computadoras en la Metropolitan Life Insurance Company.
Richard Cottingham, esposado, en medio del juicio que lo condenó por seis asesinatos, aunque él admitió más de 100 crímenes.
El primer crimen
Richard se casó con Janet en 1970 y tuvieron tres hijos. Su vida hasta ese punto era aparentemente normal. El informático pasaba grandes jornadas de trabajo fuera de su casa y al volver era bastante distante y reservado en la relación con sus vecinos. Ellos notaban que Cottingham inspiraba cierta desconfianza.
En 1979 su esposa decide divorciarse, ya que creía que a su marido le gustaba tener sexo con prostitutas, tomar hasta embriagarse y visitar diariamente bares nocturnos. Sin embargo, el lado oscuro de Cottingham iba mucho más allá.
Su primer asesinato fue antes de casarse, en 1967. La víctima, Nancy Vogel, una madre de familia de 29 años a quien abusó sexualmente en su coche y la estranguló para luego abandonarla en el interior del vehículo, donde fue descubierta por la Policía. La joven había desaparecido camino a la iglesia y pese a las investigaciones nadie supo quién fue el autor del asesinato.
Richard Cottingham, en una foto de su juventud.
Torturas y asesinatos
En diciembre de 1977, Cottingham asesinó a Mary Ann, un radióloga de 26 años que apareció estrangulada en el parking de un hotel de Nueva Jersey. Antes de matarla, el homicida le hizo toda clase de torturas; mordiscos, golpes, cortes en el pecho y hasta se encontraron signos de violación y esclavitud.
Durante 1978 no asesinó a ninguna mujer, pero continuó con delitos sexuales. Se cree que secuestró y violó a dos mujeres a las que previamente drogó, pero que no pudieron aportar detalles sobre su asaltante. En 1979 raptó a Helen Sikes a quien golpeó, violó, mutiló y descuartizó para luego deshacerse de las partes de su cuerpo en el barrio de Queens.
A finales de ese año, el "Asesino del torso" cometería dos de los crímenes más atroces que se hayan conocido. Contrató los servicios de dos trabajadoras sexuales, una de ellas identificada como Deedey Goodarzi, una inmigrante de Kuwait de 22 años y se dirigió a un hotel cercano a Times Square. En el interior las ató, les cortó las manos y la cabeza y prendió fuego sus cuerpos antes de huir.
Cuando los bomberos llegaron al lugar para combatir el fuego se toparon con dos cadáveres mutilados y totalmente calcinados. Las partes partes que faltaban de los cuerpos jamás pudieron ser encontradas y una de las víctimas tampoco pudo ser identificada. Pero los investigadores se percataron de las coincidencias con otro asesinato, el de Helen Sikes. Ahora tenían un patrón, buscaban al "Torso killer".
Si bien el nombre de Richard Cottingham era desconocido por los investigadores, rápidamente los crímenes del pasado con características similares fueron puestos en la mesa. Así recordaron que en la Navidad de 1977 el cuerpo de la radióloga Mary Ann Carr había sido descubierto en un hotel de la misma manera.
En 1980, la cruel aventura criminal de Richard Cottingham llegaría a su fin. Primero asesinó a dos prostitutas, Valerie Ann Street y Jean Reyner, en dos hoteles diferentes. A la primera la esposó y torturó hasta asfixiarla, a la segunda la torturó de manera similar e incendió la habitación antes de escapar. Para este entonces, la Policía conocía el modus operandi y sabían a quién buscaban.
Richard Cottingham, en la actualidad.
La caída
El 22 de mayo de ese año, Cottingham cometió su último delito. Los gritos de una joven alertaron a la Policía en el mismo hotel donde había aparecido asesinada Valerie Ann. Los oficiales entraron a la habitación y encontraron a "Torso killer" junto a una de sus víctimas, Leslie Ann O’Dell, una prostituta de 18 años, a quien Richard ató, mordió y torturó.
“Las otras chicas lo hicieron y tú también. Eres una puta y tienes que ser castigada”, le susurraba al oído de la joven el asesino serial. La Policía secuestró esposas, una mordaza de cuero, un collar de esclavo, una réplica de pistola y varias pastillas para dormir. En su domicilio encontraron pertenencias de las mujeres a las que había asesinado que guardaba como "souvenirs".
Richard Cottingham, conocido como "Torso killer" (El asesino del torso) por la brutalidad de sus crímenes, fue sentenciado a 200 años de prisión en 1982 por seis asesinatos. Pero con el paso del tiempo fue haciéndose cargo de otros homicidios. En mayo de este año, a sus 74 años, confesó que secuestró, violó y mató a dos jóvenes de 16 y 17 años en 1974. De esta manera, llegó a las 11 víctimas reconocidas, a pesar de que el afirma tener más de 100.
Fuente. clarin.com