A 62 años de la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo sobreviven 5 fundadores del M14J


Manuel Aurelio Tavárez Justo, líder del movimiento.

La agrupación se inspiró en el arrojo de los expedicionarios para acelerar el fin de la dictadura trujillista

Por Kleiner López  | El Caribe

No importó que los delataran 24 horas después de que la osada idea adquiriera nombre, ni que asesinaran a una de sus principales precursoras o que confinaran a su presidente en una cárcel ubicada a miles de kilómetros de donde se desarrollaban los acontecimientos políticos más relevantes. Estaba decidido. El “Movimiento 14 de Junio” haría historia en la República Dominicana.

Por muchas razones, a juicio de Fidelio Despradel. “Por el período que vivió la organización, los valores que sembró, la estructura que formó, los ejemplos que estableció bajo el liderazgo de Manuel Aurelio Tavárez Justo y Minerva Mirabal y la repercusión que tuvo tanto a nivel nacional como internacional”.

El destacado dirigente y activista político, que fue secretario de la organización que honró con su nombre la expedición militar antitrujillista que desembarcó en Constanza, Maimón y Estero Hondo un día como hoy, es uno de los protagonistas de esta historia, de modo que la conoce de principio a fin.

El Movimiento Revolucionario 14 de Junio se originó a partir de la decisión que tomaron 12 hombres y 2 mujeres, valientes a toda prueba, de organizar la insurgencia del pueblo dominicano contra el dictador Rafael Leonidas Trujillo.

Durante una reunión efectuada el domingo 10 de mayo de 1960, en Valverde, Mao, los 14 fundadores del movimiento acordaron unificar las células espontáneas, dispersas y clandestinas que ya existían en diferentes puntos del territorio nacional contra el régimen autoritario y asumir el manifiesto y programa de los expedicionarios que fueron asesinados por las fuerzas militares del dictador dominicano.

El acta constitutiva de la agrupación política, reproducida en el Boletín del Archivo General de la Nación en el año 2008, precisa que los delegados eran: Manuel Aurelio Tavárez Justo, quien fue designado presidente; Rafael Faxas Canto (Pipe), secretario general y Leandro Guzmán Rodríguez, tesorero.

Además, en calidad de vocales integraron el movimiento: Luis Gómez Pérez, Julio Escoto Santana, Luis Antonio Álvarez Pereyra (Niño), Abel Fernández Simó (Abelito), Carlos Aurelio Grisanty (Cayeyo), Ramón Antonio Rodríguez (Rodrigote), Germán Silverio Mesón (El Guardia), Carlos Conrado Bogaert Domínguez (Charles), Minerva Mirabal de Tavárez, Dulce Tejada de Álvarez y Efraín Dotel Recio (Gurún).

En la actualidad, solo sobreviven:

Luis Antonio Gómez Pérez, abogado y profesor, nativo de la Loma de Guayacanes, en Puerto Plata. Empezó a impartir docencia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo en el año 1972, dirigió el Departamento de Ciencias Políticas y fue el primer director del Centro de Estudios de la Realidad Social Dominicana (CERESD). Es miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana.

Efraín Dotel Recio (Gurún). Siendo estudiante de derecho presidió las actividades del Movimiento 14 de Junio en Barahona. Tras desempeñar importantes tareas para la agrupación revolucionaria como vocal a nivel nacional, Dotel Recio obtuvo el título de abogado, ejerció la profesión y ocupó diferentes cargos judiciales. Nació en 1935, en Canoa, Barahona.

Julio Escoto Santana es oriundo de San Pedro de Macorís. Estudió Derecho en la Universidad de Santo Domingo, donde conoció a Manuel Aurelio Tavares Justo, que dirigió la resistencia contra la dictadura que desde 1930 hasta 1961 encabezó Rafael Leonidas Trujillo. Fue detenido por la policía el 18 de enero de 1960 y conducido al centro de torturas de “La 40”, donde numerosos dominicanos perdieron la vida. El año pasado manifestó su apoyo a las protestas que se desarrollaron en gran parte del país exigiendo respuestas, tras la suspensión de elecciones municipales del 16 de febrero.

Dulce Tejada Gómez y Luis Antonio Álvarez Pereyra. Ahora viven en la ciudad de Miami, en Estados Unidos. Pero, hace 60 años eran uno de los matrimonios más activos del Movimiento 14 de Junio. En la casa de ambos, en San Francisco de Macorís, se fabricaban las bombas molotov que la resistencia intentaría explotar en instituciones públicas con el objetivo de desestabilizar al régimen. Ambos fueron apresados y torturados, luego de la delación del movimiento clandestino que apenas empezaba a mover sus alas para demostrar posteriormente su asombrosa capacidad de unir fuerzas contra la dictadura.

“En 1959, Trujillo ya tenía 29 años tiranizando al pueblo dominicano. Era el tirano más sanguinario y poderoso de América Latina. Parecía que su régimen iba a durar eternamente…”, comenta Despradel.

Desde la mirada de un ciudadano de la época, era un poder avasallante. Trujillo era el dueño de los 12 ingenios que había en el país, de la Corporación de Electricidad, el accionista principal del gran banco de la época, el Banco de Reservas, de la compañía de seguros, de la flota mercante, del mejor ganado y las mejores tierras.

“Eso lo hizo a sangre y fuego, con la represión del pueblo dominicano y la capacidad que tenía para ser un dictador. Sin embargo, en esos 30 años el pueblo dominicano nunca dejó de luchar. Quien revisa la historia se da cuenta porque todas las conspiraciones que se hicieron, él las reprimió”.

Despradel no es el único que piensa así. La catorcista Tomasina Cabral Mejía, ingeniera de profesión, que sufrió vejámenes y reclusión solitaria en la cárcel clandestina de La 40, también lo dice en su testimonio.

“Desde inicios de la tiranía existió oposición de personas y grupos aislados que fueron exterminados, neutralizados o doblegados por el régimen”, escribió en un texto en el que presenta sus vivencias dentro del Movimiento 14 de Junio.

Si la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo, organizada en el año 1959 por un grupo de jóvenes exiliados que llegaron al país para derrocar al dictador, fue relevante es porque encarnó el anhelo de libertad que sentía el pueblo dominicano.

Después de prepararse durante varios meses en la provincia cubana de Pinar del Río, los combatientes aterrizaron en Constanza y desembarcaron en las playas de Maimón y Estero Hondo para enfrentarse a un enemigo que les tenía garantizada la derrota porque conocía con antelación cuáles serían sus movimientos.

Desde el mismo momento de su arribo al país, los expedicionarios fueron apresados, torturados y ultimados por las fuerzas del régimen trujillista. Aunque algunos lograron sobrevivir internándose en las montañas, al ser delatados por campesinos de la zona por dónde se movían, corrieron la misma suerte que sus demás compañeros.

El historiador Juan Daniel Balcácer asegura que el acontecimiento tuvo repercusiones inmediatas en el plano moral, espiritual y patriótico en todo el pueblo dominicano.
“La familia dominicana sintió en lo más hondo del alma nacional no solo la forma brutal en que esos jóvenes fueron torturados y después asesinados, sino también la indiscriminada represión contra la juventud que desataron los organismos de seguridad de la dictadura”, expresó Balcácer, durante una entrevista difundida por el periódico Hoy en el año 2018.

Sesenta y dos años atrás fue así como se sintió: “A medida que íbamos conociendo las identidades de nuestros expedicionarios nuestra ira y nuestro dolor crecían. Todos eran valiosos, muchos con preparación profesional superior, promesas para el futuro del país, con ideas definidas que sintetizaron en un programa mínimo de gobierno a aplicar después de descabezada la dictadura”, expresó la luchadora antitrujillista Tomasina Cabral Mejía.

El fin superior de la gesta heroica de Constanza, Maimón y Estero Hondo estaba en marcha. “Tanta sangre joven y valiosa derramada fructificó, moviendo las conciencias de los aletargados y fortaleciendo en nosotros, la generación no comprometida, la decisión de organizarnos a fin de constituir una oposición efectiva como frente interno, capaz de requerir y recibir ayuda desde el exterior”, relató Cabral Mejía, quien continúa luchando contra las injusticias y defendiendo el estado de derecho que hoy prevalece en la República Dominicana.


Los expedicionarios de Junio de 1959 se entrenaron y partieron desde Cuba.

La fuerza del movimiento

De acuerdo con Fidelio Despradel, el Movimiento 14 Junio llegó a reunir cerca de 50,000 personas en el Parque Independencia cuando Santo Domingo apenas tenía 300,000, lo que a su juicio da una idea de la cantidad de miembros, seguidores, simpatizantes y gente que, en sentido general, estaba de acuerdo con sus planteamientos o se identificaba con su causa.

“Estoy plenamente de acuerdo con el historiador Roberto Cassá, cuando dice que el Movimiento 14 de Junio es la agrupación política y revolucionaria más significativa de la historia de la República Dominicana”, asegura Despradel.

Desde su punto de vista, ninguna otra organización política, revolucionaria, de izquierda ni de derecha ha logrado parecerse al Movimiento 14 de Junio hasta nuestros días.

“Había una coherencia absoluta entre las palabras y los hechos”, precisa Despradel, citando lo que a su juicio constituye una de las características principales del movimiento revolucionario que desapareció en el año 1968.

Entrevistado por la vía telefónica, Germán Arias, quien fue jefe de Operaciones del frente guerrillero de Las Manaclas, sostiene que “real y efectivamente, valió la pena”. A las nuevas generaciones, les recalca que “aunque haya sacrificio humano, hay que luchar por un país mejor porque siempre es así: unos mueren y otros siguen”.

Acontecimientos que marcaron momentos importantes en el surgimiento del M14J

10 de enero de 1960. Un grupo de jóvenes crea el Movimiento Clandestino 14 de Junio en la finca del ingeniero Carlos (Charly) Bogaert, en las afueras de Mao, Valverde.

11 de enero de 1960. El practicante de Medicina, Germán Montero, denuncia al Servicio de Inteligencia Militar (SIM) la conformación del M14J, lo que desató la persecución de todos sus miembros.

13 de enero de 1960. Detienen al presidente del M14J, Manolo Tavárez Justo, en su residencia de Montecristi, así como a otros integrantes del movimiento.

19 de enero de 1960. Trasladan a Leandro Guzmán a la cárcel clandestina La 40, adonde también habían llevado a Manolo Tavárez Justo. Allí fueron torturados para luego trasladarles posteriormente a la Fortaleza de Puerto Plata.

25 de noviembre 1960. Minerva Mirabal, junto a sus hermanas Patria y María Teresa y el chofer que las acompañaba Rufino de la Cruz, fue emboscada y asesinada en la carretera que conduce a Puerto Plata.

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