Tongolele, la legendaria estrella que aún con Alzheimer sigue bailando todos los días
Yolanda Montes 'Tongolele' (Dario Cantatore/Getty Images)
Por Miguel Cane
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SÁBADO, 03 ABRIL, 2021: Los estragos de la edad son inevitables y nos alcanzan a todos; las estrellas de cine no son la excepción, aunque el caso de Yolanda Montes, 'Tongolele' es muy particular, porque aunque el Alzheimer la ha alejado del mundo artístico —y de la realidad- hay algo que sigue manteniéndose vivo en ella: su innato deseo de bailar, algo que, pese a la enfermedad degenerativa que padece en su cerebro, no ha dejado de hacer.
Su nombre es sinónimo de la danza exótica, del ritmo tropical llevado al extremo. Aunque curiosamente, Yolanda Yvonne Farrington Montes, no proviene del Pacífico sur, sino del norte, más específicamente en Spokane, Washington, donde nació el 3 de enero de 1932.
Proveniente de una familia multicultural - su padre era mexicano, de ascendencia sueca y su madre estadounidense de padre inglés y madre tahitiana-, Yolanda comenzó a bailar desde niña, y llegó a formar parte del ballet de San Francisco. Ahí fue descubierta por el empresario Américo Mancini y su esposa, quienes la vieron participar en un revue de ritmos exóticos.
A los 15 años, Montes llegó a México para trabajar a las órdenes de Mancini en el teatro Tívoli; la mudanza la hizo acompañada por su madre, y conmocionó al público, de ahí que su entrada al medio del espectáculo nacional fuera todo un suceso. No obstante, puso a temblar a la Liga de la Decencia y a las autoridades eclesiásticas que la condenaron por su manera de bailar, algo que vino a sentar un precedente, ya que también denunciaron a otras "exóticas" de la época como Su Mu Key, y la hermana de esta, Margo, bailarinas de origen asiático que posteriormente crearían el célebre Teatro Blanquita, que por décadas fue un referente en la vida nocturna de México.
Su nombre artístico, "Tongolele", lo eligió después de ver una larga lista, y le gustó por ser mitad africano y mitad tahitiano.
Aunque bailaba en cabarets, Yolanda era en realidad una joven más apegada a su familia y al hábito de la lectura. Como no pudo terminar sus estudios de high school en Estados Unidos, recibió lecciones en casa para completar su educación, además de tomar clases de español - su dominio del idioma no era muy fluido cuando llegó a México- y francés. La señora Mancini fue quien le ayudó a crear su imagen que se volvió emblemática, haciendo que en su cabellera negra y opulenta, hubiera un mechón platinado, algo que comenzó a imitarse en salones de belleza de la ciudad de México.