El generalato en R.D.; una herencia trujillista aun no superada

 

El generalato en R.D.; una herencia trujillista aun no superada.


Por Félix Betances

EN BARAHONA, (República Dominicana), Jueves 01 Abril, 2021: EL  Llegar a General, es el norte de toda persona que ingresa a los cuerpos castrenses o filas militares de cualquier país, aunque es bien sabido que el jueguito a jugar en el caso, es muy parecido al de los sorteos de quinielas de cualquier lotería. Es decir, que en cada sorteo participan cien bolos y de los cuales, solo resultan premiados unos tres.

En esa clase de jugadas, es donde se da la situación del generalato en nuestro país, donde en primer lugar, los Generales, no son vistos como los principales centinelas de la salvaguarda de la soberanía nacional, sino como una especie de protección o sobreprotección de los presidentes y gobiernos, que en cada caso corresponde.

De ahí se desprende el hecho de que cada presidente cuando llega al poder, escoge y compone su cuerpo de generales, pensando primero en su protección como presidente y luego como garantía de la preservación de su gobierno, ante cualesquier posibilidad de disturbio que pudiera arrastrar hacia algún golpe de Estado; fantasma que aún vive en los pensamientos de muchos dominicanos, dada la fragilidad de nuestra democracia.

Rafael Leónidas Trujillo, mantuvo su régimen de 31 años, con los generales de su conveniencia a quienes manejaba a su antojo, con vejaciones e insultos, entre otras cosas.

Quizás en el manejo, hayan cambiado algunas cosas, pero en la esencia, todo parece indicar que no.

Joaquín Balaguer gobernó 22 años con sus generales, de igual forma lo hicieron Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Hipólito Mejía, Leonel Fernández, Danilo Medina y el caso de Luís Abinader, quien acaba de posicionar a los suyos.

Todo parece indicar, que los generales en este país, no responden a los requerimientos de la patria, sino a intereses muy particulares y que por tanto, no le son confiables al gobierno que entra y que en tal virtud, es obligatorio cambiarlos, cuando no, limitarlos o dejarlos sin funciones de preponderancia.

Es esa sin lugar a dudas, una herencia maldita del trujillismo, que a pesar de los años, no ha podido ser superada y que en mucho demuestra el atraso en que todavía nos encontramos y que tanto afecta la imagen del que a veces, con tanto orgullo llamamos “PAIS”.

Aspiramos a que algún día este “cáncer”, pueda ser superado y que los mandos militares se consoliden como legítimos defensores, no de presidentes, sino de la soberanía del pueblo dominicano.





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