EDITORIAL DE EL NACIONAL: Alambiques de muerte


 VIERNES, 09 ABRIL, 2021: A los muertos a causa de ingesta de bebidas alcohólicas fabricadas de manera clandestina reportados por el Ministerio de Salud Pública se agregan otros cinco decesos por las mismas causas en el hospital José Maria Cabral y Báez, de Santiago, en la reedición de una tragedia que consterna a la población y avergüenza a las autoridades.

El año pasado para esta misma fecha más de 40 personas fallecieron al ingerir esas fórmulas venenosas que se destilan en traspatios y se comercializan por toda la geografía nacional sin ningún tipo de restricción, incluso con identificación propia de marcas.

No se trata solo de un licor adulterado que circula clandestinamente bajo los nombres genéricos de “clerén” o “triculí”, de origen haitiano, sino que ese veneno se elabora a gran escala por gente que en ocasiones usa envases y logos de reconocidas licorerías para mercadearlos en colmados y otros negocios.

Esta tragedia coloca a República Dominicana como una sociedad tribal donde no existe ley ni orden, porque es difícil entender que en una nación exportadora de las marcas de rones más prestigiosas del mundo, muera tanta gente por ingesta de alcohol adulterado que se expende en cualquier colmado.

¿Cómo es posible que Salud Pública no logre ubicar alambiques que producen de manera clandestina grandes cantidades de alcohol con canales de distribución tan amplios que serían la envidia de cualquier empresa de productos masivos?
Tan próspera ha sido esa industria del crimen que ha colocado en el mercado un tipo de veneno denominado “Frozen”, mezcla de hielo, fruta y alcohol adulterado con metanol, que se distribuye en una especie de cadena de frío y cuya ingesta ha sido causa de muchas muertes.

Ante el escándalo y la indignación nacional por la muerte hasta ahora de unas 35 personas envenenadas con ron adulterado, Ministerio Público, Salud Pública y hasta Pro Consumidor han salido de cacería para tratar de incautar lotes de esa bebida letal, pero como ha ocurrido en ocasiones anteriores, todo retornará al punto de nada, hasta la próxima tragedia.

Esta vez se reclama el desmantelamiento de todos los alambiques de alcohol adulterado que operan de manera clandestina en el territorio nacional y el sometimiento a la justicia de quienes elaboran, distribuyen y expenden ese veneno, todos los cuales deberían ir a parar con sus huesos a la cárcel.

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