El flagelo y horror de la guerra química
Por Araceli Aguilar Salgado
“Cada guerra es una destrucción del espíritu humano”. Henry Miller
LUNES, 30 NOVIEMBRE, 2020: En la Conferencia de los Estados Partes en su vigésima sesión, estableció que el Día de Conmemoración de todas las Víctimas de la Guerra Química, que cada 30 de noviembre se celebre el Día de Conmemoración de todas las Víctimas de la Guerra Química, como un recordatorio de las más de 100 mil muertes y el millón de víctimas que dejaron este tipo de sustancias durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) que tuvo consecuencias tan devastadoras que la comunidad internacional las repudió
Aprobada en 1993, la Convención sobre las Armas Químicas entró en vigor el 29 de abril de 1997, la Convención determinó que, en bien de toda la humanidad, a excluir completamente la posibilidad de que se empleen armas químicas.
Con el fin de erradicar para siempre el flagelo de las armas químicas, en 1997 se firmó la Convención sobre las Armas Químicas, un tratado internacional por el que se prohíbe el desarrollo, la producción, el almacenamiento, la transferencia y el empleo de armas químicas, y se dispone además la destrucción de estas armas en un plazo de tiempo específico.
Esta Convención tiene carácter único, pues constituye el primer tratado multilateral destinado a prohibir toda una categoría de armas de destrucción en masa y a velar por la verificación internacional de su destrucción.
Asimismo, se trata del primer tratado de desarme negociado en un marco completamente multilateral, en pro de una mayor transparencia y de su aplicación por igual en todos los Estados Partes.
La historia de los serios esfuerzos para lograr el desarme químico que culminó con la conclusión de la Convención sobre Armas Químicas comenzó hace más de un siglo.
Las armas químicas se utilizaron en gran escala durante la Primera Guerra Mundial, unas 124 toneladas de agentes químicos fueron usados, lo que resultó en más de 100.000 muertes y un millón de víctimas, sin embargo, las armas químicas no se utilizaron en el campo de batalla en Europa en la Segunda Guerra Mundial.
Después de la Segunda Guerra Mundial, y con el advenimiento del debate nuclear, varios países llegaron gradualmente a la conclusión de que el valor marginal de tener armas químicas en sus arsenales era limitado, mientras que la amenaza que suponía la disponibilidad y la proliferación de esas armas hacía deseable una prohibición general.
El programa para el Día Internacional incluirá un acto conmemorativo el 29 de noviembre en la Sala Ieper, con la participación del Presidente de la Conferencia, representantes de los Estados miembros de la OPAQ, el Gobierno del país anfitrión, el municipio de La Haya y organizaciones internacionales. En el evento se procederá a la colocación de coronas de flores en el sitio conmemorativo, así como un minuto de silencio en memoria de las víctimas
Respecto a lo anterior, del 8 al 19 de abril de 2013 en la Haya, Países Bajos, se celebró la Tercera Conferencia de los Estados Partes encargada del examen de la Convención sobre las armas químicas, y en la cual se aprobó por consenso una declaración política que confirma el inequívoco compromiso de los Estados Partes en la prohibición mundial de las armas químicas, así como un examen amplio de la aplicación de la Convención desde la última Conferencia de Examen en 2008, por el que se trazarán las prioridades de la OPAQ para los próximos cinco años.
Dentro de esta tercera conferencia el entonces Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon hizo hincapié y mencionó que, “el uso de armas químicas por cualquier persona bajo cualquier circunstancia sería reprobable y completamente contrarios a las normas jurídicas de la comunidad internacional.”
De igual forma subrayó que el progreso en el logro de la total destrucción de las armas químicas debe complementarse con los esfuerzos para lograr la adhesión universal a la Convención.
Las armas químicas que causan victimas a gran escala son en realidad toxinas biológicas o sustancias de laboratorio, agentes infecciosos, fuentes de radiación, explosivos que se utilizan para matar herir o incapacitar al enemigo.
Supongamos que una persona no es alérgica a la picadura de abeja, sin embargo, esa persona es inyectada con el veneno de un millón de abejas sin importar si es alérgico o no, esa cantidad si producirá una reacción en el organismo, que inevitablemente le conducirá a la muerte.
Las armas químicas, también hacen uso de sustancias elaboradas en un laboratorio como los gases emitidos por el cloro o cualquier otra sustancia que provoque irritación o asfixia, tanto en las vías respiratorias como en el sistema nervioso central de las personas.
Respecto a esta conmemoración es una oportunidad para rendir homenaje a las víctimas de la guerra química, para reafirmar el compromiso de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) con eliminar este tipo de armas químicas, promoviendo así las metas de la paz, la seguridad, y el multilateralismo.
Hoy en día, los Estados partes de la OPAQ representan aproximadamente el 98% de la población mundial y la masa terrestre, así como el 98% de la industria química mundial.
El Premio Nobel de la Paz 2013 fue otorgado a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas por sus grandes esfuerzos para eliminar las armas químicas.
Para garantizar un futuro sin armas químicas debemos proteger, reforzar y ampliar que aborrecerlas sea la norma, tal como consagra la Convención sobre las Armas Químicas.
La norma internacional contra las armas químicas no solo consiste en un acuerdo jurídico, sino también en una declaración moral sobre la dignidad de la humanidad.
“En este Día de Conmemoración, renovemos nuestros esfuerzos para librar al mundo de estas armas y de todas las otras armas de destrucción en masa.
Sólo si trabajamos juntos podremos lograr un mundo libre de armas químicas.”.
Ban Ki-Moon Ex - Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, México.
Recibido de Latin Press