El ejercicio cardiovascular favorece nuestro cerebro
Por ISMAEL BATISTA / dribatistaf@hotmail.com
SÀBADO, 10 OCT., 2020: La falta de actividad física forma parte del estilo de vida de muchos dominicanos. Y, aunque usted no lo crea, el sedentarismo constituye un factor de riesgo no solo cardiovascular, sino también para otros órganos y sistemas del cuerpo humano.
De igual modo, está establecido las consecuencias aterogénico de las dietas como factor de riegos; aquellas con alto contenido de grasas, carbohidratos y azucares (dietas malsanas), con daños en órganos noble del organismo.
Todos sabemos y aceptamos el impacto benévolo en la salud de las dietas saludables aunadas a la práctica regular de ejercicios.
Con ello logramos controlar otros factores de riesgos cardiovasculares: colesterol en sangre, obesidad, hipertensión arterial, diabetes mellitus, así como también los resultados aterogénico de las dietas insalubres.
Igualmente, las condiciones de riesgos cardiovasculares afectan el cerebro.
En efecto, practicar actividad física regularmente no solo impacta favorablemente el sistema cardiovascular. Abarca más, sus resultados repercuten también en cerebro y en todos los tejidos que conforman el cuerpo humano.
Y lo hace, mediante la activación de complejos mecanismos fisiológicos, mediante el cual el ejercicio incrementa la frecuencia cardiaca y el volumen sanguíneo circulante que, conjuntamente con el aumento en profundidad y frecuencia de las respiraciones conlleva mayor oxigenación de órganos y tejidos con subsecuente liberación de hormonas.
¿COMO SE EJERCITA EL CEREBRO HUMANO?
Hace millones de años, en la prehistoria, el hombre primitivo se desarrolla en ambiente hostil, lo que en cierto modo resultó en preponderancia de las funciones de la amígdala cerebelosa. Por ello el hombre nómada desarrolla en su cerebro actitudes básicas para sobrevivir: alerta y defensa.
Es obvio que el entorno de aquella época marcó en el hombre desconfianza y negativismo que, en lo sucesivo será causa de contradicciones entre la estructura cerebelosa y la corteza cerebral, es como si fuera la lucha de los contrarios.
Entonces, sucedió que con el pasar de millones de años el cerebro humano desarrolla la corteza prefrontal, que es el área responsable del procesamiento del pensamiento complejo. (Neurociencia).
Es bueno destacar que informaciones científicas de actualidad han comprobado que nuestro cerebro pueden crecer durante todas nuestras vidas. Singular fenómeno denominado neuroplasticidad.
Y, esto es lo que ha sucedido y continuará atravez del tiempo si la especie humana no desaparece.
Ello, lo logramos ejercitando nuestros cerebros con hábitos de nuevos aprendizajes y practicando ejercicios de manera regular, que si los realizamos antes del amanecer obtenemos los beneficios de la descarga hormonar provocada por el ejercicio intenso.
En ese sentido los estudios han demostrado que el sudor generado por el ejercicio estimula la liberación cerebral del factor neurotrófico que favorece la neurogénesis, proceso este que estimula el desarrollo de nuevas neuronas.
Del mismo modo, favorece la neurorepacion de las células cerebrales dañadas por el estrés y acelera la formación de conexiones neuronales, lo que permite procesar la información de manera más rápida. En ese orden, informaciones científicas han demostrado que existe un vínculo estrecho entre la forma física y la capacidad cognitiva.
Para que el cerebro humano desarrolle sus potencialidades es recomendable practicar ejercicios en horas de la mañana, cuando la amígdala cerebelosa estimula la corteza de las glándulas suprarrenales para liberar cortisol en la circulación.
El cortisol es la hormona del estrés y el miedo. Es el compuesto bilógico de la deconcertación y la apatía mental. Te dice: “no te levantes, el día no está bueno para emprender tareas, quédate un rato más”.
Por el contrario, si te levantas antes del alba haciendo caso omiso al cortisol cuyos niveles sanguíneos son más altos en horas de la mañana, solo este acto provoca descenso en sus concentraciones en plasma circulante.
Si continua la agenda del día con práctica intensa de ejercicios en seguida te animarás y serás capaz de desarrollar tu agenda de trabajo con buen ánimo y determinación porque lograras la liberación de dopamina que es el neurotransmisor del deseo y el impulso.
Así mismo, abstendrás óptimos niveles de serotonina, que es el compuesto químico regulador del placer y la felicidad.
Si además del impacto favorable del ejercicio aeróbico en la anatomía y fisiología del cerebro, le agregamos dieta rica en antioxidantes, el provecho es aún mayor porque obtendremos muchas menos posibilidades de deterioro de la salud mental y menor riego de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la enfermedad de Parkinson, entre otras.
Igualmente, el efecto favorable en la migraña, el estrés, el insomnio y la depresión.
EL AUTOR es cardiólogo. Reside en Barahona.