EDITORIAL DE EL CARIBE: BARAHONA Y CABRAL ESPERAN POR INAPA
JUEVES, 10 SEPT., 2020: Tras el paso de la tormenta Laura varias comunidades del Suroeste vieron derrumbarse sus siembras de plátanos y otros cultivos. Aun padecen secuelas con la falta de agua, agravada especialmente en los municipios de Cabral y Barahona.
La gente no sólo se queja de la escasez de agua para consumo humano, sino de la falta de información de las autoridades del Instituto Nacional de Aguas Potables (INAPA). No saben exactamente qué pasa. Si se han averiado los sistemas del Acueducto Múltiple del Suroeste (Asuro), o si la disminución o suspensión del suministro ha sido por la turbidez de las aguas del río Yaque del Sur.
En Cabral y Barahona se conjugaron los deterioros de los viejos sistemas de suministro más la insuficiencia del aporte de Asuro, según reportes del corresponsal Juan Francisco Matos. Hay una queja de la gente que nos resistimos a aceptar, porque no imaginamos que se haya tocado fondo de esa manera. Y es la denuncia de una supuesta componenda de los manejadores del acueducto con los transportistas de agua.
Tanto en Cabral como en Barahona la escasez de agua resulta paradójica. Antes de que la desolación se adueñase de las fuentes naturales, resultaba impresionante cómo brotaban los manantiales, cómo emergían desde las estribaciones del sur, para terminar primero contaminadas por la expansión poblacional, y luego agotadas por la ausencia de políticas de protección. Ahora escasez para servicios domésticos primarios, siempre contaminada.
Barahona, igual contaba con una oferta acuífera envidiable desde la sierra de Bahoruco, desde la cual se construyeron varias tomas para suministro, que en el curso de los años han resultado insuficientes. Asuro prometía completar la oferta al municipio más poblado del valle de Neiba. Pero el sistema de toma y bombeo de éste se torna incierto cada vez que un fenómeno natural impacta las aguas del Yaque.
La demanda de agua potable de estos pueblos quizás podría ser mejor atendida cuando haya terminado la obra de embalse de la presa de Monte Grande, pero ahora, cuando la escasez se torna crítica, urge que Inapa despliegue sus capacidades para atenuar los padecimientos de los pobladores de esa zona.