TESTIMONIO SOBRE FREDDY E. PÉREZ ESPINOSA
Freddy E Pérez Espinosa
Por Wilson Gómez Ramírez
La mañana de este miércoles 26 de mayo atestiguó el lamentable deceso de uno de los hombres más recto de conciencia, íntegro y auténtico de Barahona y el país.
Muy temprano, juventud, enseñó sus excepcionales condiciones, formal y disciplinado, esclavo del compromiso contraído, pues, sabía rendir culto a la palabra dada, y revelaba un incontrovertible don de mando.
Y es que lo vimos tan de cerca que pudimos apreciar sus hondas huellas, fue el clérigo en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, hoy catedral, sus excepcionales le promovieron a dirigir a todos los clérigos, incluyéndonos a nosotros, algunos de más edad que él, ejerciendo la sacristía, él era el sacristán titular.
Un día, cuando a él le pareció que las cosas no estaban marchando como debían, reunió a su equipo clerical y le informó que había llegado el momento de marcharse y, en efecto se marchó, sin ruidos ni estridencias, sin ningún aspaviento, con esa pasmosa y proverbial tranquilidad que imprimió a su noble vida.
No volvimos a ver a Freddy, ni siquiera por las proximidades de la cuadra que ocupa el templo, sabía esquivar el lugar para dejar claro que su partida de la sacristía era definitiva y aquello había caído en su olvido.
Como su familia toda, asumió con seriedad su vida, se preparó académicamente, se superó intelectualmente, e hizo la carrera digna de una persona de bien, un servidor al servicio de buenas causas, al lado de su iglesia católica, de la que fue un militante y un activista singular.
Se mantuvo, sin vacaciones de ninguna especie, en su lar nativo, en su Barahona, siempre presto para sumarse a las acciones desarrollistas, la parte más ancha de su vida la canalizó hacia acciones sociales y educativas, y, en ese ámbito había que oír su opinión sopesada y certera, eso solo le granjeó siempre un gran respeto y una impresionante admiración por parte de todos.
En los últimos años, consagró sus esfuerzos para preservar el Registro Civil, sede donde reside la barahoneridad y la dominicanidad, pues allí, en la Oficialía del Estado Civil, radica la fe pública de los documentos más delicados de la Nación, los actos del estado civil; en el caso de Barahona, punto geográfico del país donde tanto incide la población haitiana en situación irregular, este hombre se constituyó en una sólida garantía del buen funcionamiento y la seguridad de ese importante órgano, él con su sola firma hacía una fe tan fuerte que generaba certeza y confianza.
A él, no solo lo llorará su honorable y digna familia, no solo sus amigos estarán en congoja, no solo su despacho y sus compañeros de trabajo y de la iglesia rezarán y orarán por él, la Patria sentirá la ida a destiempo y sorpresiva de uno de sus hijos más puros.
Nos resta apelar al escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti quien dijo: “Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida”.
De lo dicho en este testimonio respecto de este apreciado y distinguido amigo y compueblano, Freddy Eligio Pérez Espinosa, apesadumbrado: ¡CERTIFICO Y DOY FE!
27 Mayo, 2020.