55 aniversario de la gesta revolucionaria de abril del 1965
maria-fernanda
SAN FRANCISCO DE MACORÍS, Jueves 23 Abril, 2020: En el marco de la celebración del 55 aniversario de la gesta revolucionaria del 1965, a la cual se hace memoria el 24 de abril de cada año, es oportuno el instante para hacer alusión y recordar sobre este hecho relevante que marca la historia de la República Dominicana.
El 16 de mayo de 1962 el Profesor Juan Bosch resultó electo por una abrumadora materia de votos. El 27 de febrero de 1963 tomó posesión dando inicio a un gobierno abiertamente democrático. Respetando las libertades públicas y los derechos humanos, durante su gobierno se permitieron las actividades de todos los partidos y se promulgó una constitución que establecía, entre otras cosas: el derecho de los obreros a los beneficios de la empresa, vivienda propia para cada familia e igualdad de derechos. También la constitución declarada contrario al interés colectivo, la posesión de cantidades excesivas de tierra y prohibía los monopolios en manos de particulares.
Todo eso desató la violenta posesión de sectores oligárquicos los cuales empezaron a conspirar en contra el gobierno. Siete meses después de tomar el poder el 25 de septiembre de 1963 el Presidente constitucional Juan Bosch fue derrocado por las fuerzas armadas dominicanas, lideradas por el coronel Elías Wesssin y Wessin y su sucesor.
El gobierno democrático fue sustituido por un régimen de facto integrado por los altos jefes militares y por un conjunto de pequeños partidos oportunistas disfrazados de demócratas. El primer triunvirato estuvo conformado por Emilio de los Santos, como presidente, Ramón Espinal y Manuel Tavares Espaillat, quienes sirvieron de instrumento para los sectores golpistas y anti democráticos. Solo a dos meses del golpe de estado, el grupo 14 de junio (1j4) puso en actividad solo a 6 pocos guerrilleros con 140 hombres ubicados en las zonas este, sur y cordillera central. En el transcurso de 1 mes los guerrilleros del 14 de junio fueron apartados por las fuerzas golpistas donde fueron asesinados sus mejores dirigentes incluyendo el líder del movimiento: Manuel Tavárez Justo. Otra parte fue hecha presa y reportada y a través de eso provocó la indignación popular y motiva la renuncia del Presidente del triunvirato el Dr. Emilio de los Santos.
El cargo fue ocupado por Donald Reid Cabral quien se mantiene en el poder hasta 1965 cuando estalla la guerra de abril. La deuda del país era de 11, 000,000 de dólares antes del triunvirato y después de este pasó a ser de 150, 000,000 de dólares. Este trinomio solo podía mantenerse en el poder gracias al apoyo de los Estados Unidos, la iglesia católica y los generales trujillistas a los que les dio diferentes privilegios extraordinarios, tales como abrir cantinas para la venta de productos de contrabando transportados en aviones de la fuerza aérea. El triunvirato encabezado por Reid Cabral, se hacía cada vez más impopular y sus bases de apoyo cada día reduciéndose aceleradamente.
El pueblo anhelaba cada vez más el gobierno constitucionalista de Bosch el cual a pesar de sus errores, había sido producto de unas elecciones intensivas donde la gran mayoría de la población votó por el candidato José Rafael Molina Ureña, quien se mantuvo durante horas en el cargo, procedente del PRD (Partido Revolucionario Dominicano, fundado por Bosch en 1939).
El 24 de abril de 1965 se sublevaron los campamentos militares 16 de agosto y 27 de febrero dando así el golpe de estado al triunvirato y obligando a renunciar a Donald Reid Cabral. El levantamiento fue respaldado por el PRD y el pueblo que pedía el retorno de Bosch. El teniente coronel Miguel Hernando Ramírez fue designado ministro de las fuerzas armadas y el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, en el interior quien diseñó un máximo lobatón en relaciones exteriores. El general Elías Wessin y Wessin se impuso inmediatamente a estas medidas e instruyó a sus tropas para que bombardearan el Palacio Nacional y que les ametrallasen a los llamados constitucionalistas. Asaltaron los cuarteles que estaban opuestos a la constitución de 1963, lo que dividió a la capital dominicana en dos partes: Constitucionalistas y los Conservadores, que eran los del general Wessin y Wessin.
El 26 de abril la Marina de guerra entra a la revuelta uniéndose a las tropas de San Isidro, bombardearon por aire y agua las zonas de los constitucionalistas. Luego de la agravante situación, el poder ejecutivo y los principales líderes del PRD fueron a la embajada de los Estados Unidos en busca de una mediación con las tropas de San Isidro que eran lideradas por Wessin.
El embajador Tapley Bennet expresó ante la situación: «No es momento para hacer negociaciones, sino, para rendirse». El Presidente Molina Ureña renunció a su cargo y se exilió en la embajada de Colombia, a lo que Caamaño expresó: «Continuaremos luchando, pase lo que pase». Los constitucionalistas, luego de salir de la embajada se fueron al puente Duarte, el cual era la línea divisora, para convocar al pueblo armas, piedras y palos para luchar logrando así que las tropas de Wessin retrocedieran. El profesor Juan Bosch al estar imposibilitado para entrar al país dejó sus derechos constitucionales en el coronel Caamaño, el mismo fue juramentado como presidente provisional del lado constitucionalista el 4 de mayo del 1965. Mientras que la embajada norteamericana financió un consejo militar en la base aérea de San Isidro la cual fue presidida por el coronel Pedro Bartolomé Benoit.
Los constitucionalistas tomaron la fortaleza Ozama; cuartel principal de los cascos blancos. Inmediatamente el presidente americano Lyndon Johnson, el cual enviaría un contingente de militares para defender su embajada americana y una vez desocupado entonces los ciudadanos americanos, los militares comenzaron a difundir que el objetivo principal de los constitucionalistas era convertir la República Dominicana en una segunda Cuba. Lyndon Johnson ordenó inmediatamente el desembarque de 42,000 marines con el propósito de controlar la situación y hacer que los constitucionalistas se rindieran.
El 30 de abril los americanos crearon un gobierno para la reconstrucción, presidido por el Gral. Antonio Imbert Barrera quien de inmediato convocó una manifestación de respaldo a su gestión. Al siguiente día preparó una ofensiva contra los constitucionalistas atacando por la zona norte casa por casa lo que los obligó a huir hasta la parte sur de Santo Domingo. Esto ocasionó un alto número de muertes en los civiles, de los cuales se desconoce la cifra exacta, pero se cree que fueron 1,700 los que asesinaron en esa ofensiva.
La comunidad internacional comenzó a condenar la intervención por parte de los americanos. Entre los países que más criticaron este hecho se encuentran: Venezuela, con su presidente Rómulo Betancourt, seguida por casi toda Latinoamérica. Luego de intensificarse las protestas en Hispanoamérica los residentes dominicanos en Nueva York, se unieron a la protesta de igual forma causando como consecuencia que la unión soviética convocara el consejo de seguridad de la ONU donde el señor Hutan decidió enviar una omisión para que le informase de la situación.
Los Estados Unidos ante la presión internacional convocaron para que la invasión quedase amparada por la bandera de la OEA. México, Ecuador, Perú y Chile mostraron oposición, pero esta organización envió una misión comandada por el general brasileño Palasco (fuerza interamericana de paz). Estaba integrada por:
· 1,250 soldados de Brasil
· 250 soldados de Honduras
· 170 soldados de Nicaragua
· 20 policías de Costa Rica
· Mas una representación de Paraguay, que se unieron a los 42,000 marines de los Estados Unidos.
La República se divide en constitucionalistas, que pedían la constitución del 1963; el regreso de Bosch, y la otra parte: los conservadores que pedían los intereses de los Estados Unidos, el cual estaba representado por el Gral. Imbert Barrera enviado especial del presidente norteamericano, el señor John Barlow Martin quien fue el estratega de los ataques por parte de los reconstructores y los más de 4,500 muertos que había al momento.
Los constitucionalistas intentaron tomar el control del Palacio Nacional, sin embargo, fueron sorprendidos por francotiradores norteamericanos, por lo que fue un intento fallido. En el mismo perdieron la vida el coronel Fernández Domínguez; ministro del interior de policía, el Dr. Juan Miguel Román; dirigente del movimiento 14 de junio, entre otros dirigentes destacados.
Cabe destacar, la importante participación de los comandos que lucharon a favor de la constitucionalidad de 1963, en especial el comando haitiano, quienes jugaron un papel muy importante al momento de enfrentarse a los conservadores. Estos tenían habilidades para reparar las armas que se quebraban en los combates, utilizando materiales dispuestos de la naturaleza a modo de supervivencia. Enfatizar a su vez también, la participación y distinción de las mujeres, prestando su servicio como cocineras, enfermeras y por supuesto revolucionarias.
El 28 de junio de 1965 llegó al país el Dr. Joaquín Balaguer y anunció sus intenciones de postularse como candidato para las elecciones. Ya para mediados de agosto se rumoró un posible acuerdo organizado por la OEA a través del acta de conciliación de la República Dominicana. Finalmente, el 30 de agosto del 1965 con el auspicio de la comisión mediadora de la OEA se firmó un acuerdo llamado Acta Constitucional, en la que se escogió al Dr. Héctor García Godoy como presidente provisional, y se acordaron elecciones para el año siguiente. Con la firma del acta, quedó unificada la República y finalizada la guerra. Dentro del Acta Institucional se establecía el restablecimiento de los constitucionalistas en las filas militares, sin embargo esta parte del acuerdo no fue cumplida. Los constitucionalistas terminaron desarmados y perseguidos, sacados del país casi en su totalidad incluso ultimados a tiros en atentados terroristas durante el gobierno del Dr. Héctor García Godoy. Los norteamericanos crearon las condiciones para convocar unas elecciones bajo su control, a fin de colocar en el poder un presidente que respondiera directamente a sus intereses políticos y económicos, y ese presidente habría de ser el Dr. Joaquín Balaguer.
El 2 de septiembre ocurrió una manifestación gigantesca en la plaza de la Constitución, cuando el coronel Caamaño Deñó presentó su renuncia constitucional al pueblo.
Existen diversas opiniones sobre la trascendencia que tuvo la guerra de abril, y las negociaciones que marcaron su final en los acontecimientos que ocurrieron mas tarde en la historia. En cuanto al desempeño que tuvo la guerra de abril, por una parte, la mujer jugó un papel preponderante, pues incluso el apoyo logístico de la guerra fue responsabilidad de estas. Esta guerra asuntó de cierta manera el papel de la mujer en la sociedad dominicana, en otro sentido algunos sostienen además que en este hecho aplicó una muestra del imperialismo norteamericano, desde entonces se ha impuesto como norma la impunidad para los escuadrones de la muerte y si antes se asesinaba por sin razones políticas, el método no ha cambiado para insertarse en el narcotráfico y el crimen organizado. Además de que la impunidad ha prevalecido para los funcionarios que han saqueado el erario para enriquecerse súbitamente. Por otra parte, el estallido social de 1965 y la guerra por la restauración constituyen los hitos patrióticos más importantes de la historia nacional. La restauración de 1865 luchó contra el poder imperial de España, un siglo después nuestro pueblo resistió ante el imperio estadounidense y aunque no venció tampoco pudo ser vencido.
En opinión de quien subscribe, el recuento de los gobiernos desde 1963 hasta finales de 1965 de la República Dominicana, muestra las diversas adversidades por las que pasó la población de aquel entonces. La constitución de Juan Bosch durante su mandatario fue y se considera una de las más limpias del país, sin embargo con su destitución, las cosas tomaron un camino drástico, el cual comprometió gravemente el sector medio-bajo y bajo de la población dominicana durante el triunvirato. Con la salida de este, la República entra en conflictos interiores de los cuales se derivó la separación de la ciudad capital; Santo Domingo. Y posterior a estos desacuerdos, una intervención norteamericana, en apoyo al bando de los conservadores. En conclusión esta revuelta deja hundido en el caos al país, con diversas consecuencias socioeconómicas y culturales, pero lo importante es que el pueblo con visiones democráticas despertó, y aunque no fueron vencedores, tampoco fueron vencidos.