Elecciones Dominicanas.
Los resultados de las elecciones municipales acabadas de realizar, 15 de marzo 2020 nos inducen a reconocer un visible progreso, habidas cuentas de que desde las primeras elecciones ya con doce años aproximadamente, de que tenemos consciencia, las del 1966, en la que mi padre fue candidato a senador, aplastado en sus resultados por la bota militar, extranjera y nacional. Más adelante recuerdo las elecciones municipales del 1968, para las cuales surgieron, si mal no recordamos, el MNJ y el PRSC, éste último, apodado el del machete verde; tremendo escarceo político se suscitó en la sociedad política dominicana, sobre todo en el PRD, con lo que empezaron a surgir serias contradicciones, en esta ocasión, entre Virgilio Mainardi Reyna, de Santiago de los Caballeros y el profesor Juan
Bosch, este último afirmaba que las elecciones eran un fraude (las tildaba de ser un matadero electoral), Mainardi participó y más adelante, la discordia continuó, pero ahora, entre el profesor Juan Bosch y su alumno más avanzado, el joven doctor José Francisco Peña Gómez, quien entendía que a los fraudes del Doctor Balaguer, dueño y señor de las instituciones, entre ellas, la Junta Central Electoral, había que combatirlos participando e induciendo al pueblo a botar; mientras que el presidente y líder del partido propugnaba por la abstención pura y simple, ganando esta última posición para las elecciones del 1970, el doctor Balaguer logro su deseo, participando con un señuelo de contra parte.
Para las siguientes elecciones, si se pueden llamar elecciones, 1974, la represión, el descaro electoral, la división del PRD y el nacimiento del diminuto PLD, permitieron la validación de unos resultados de elecciones sin oposición política participante. Para las siguientes, 1978, con fraudes y defraudes a raudales, represión y compra masiva de consciencias y cédulas o en su momento, carnets electorales, se dio, por presiones nacionales e internacionales, no sin antes, mediar otro fraude, el del llamado “Fallo Histórico”, con el cual, despojaron al PRD de 4 senadores y un diputado, entre éstos, a mi padre Néstor Matos, quién había ganado la senaduría de Bahoruco con cerca de mil votos de margen, con lo que el mandatario derrotado se aseguró el poder sobre el congreso, con él, el senado y con éste, el poder judicial, un grosero fraude electoral.
Para las elecciones siguientes, abunda decir que aunque en otras modalidades, y a honrosas excepción, como la de César Estrella Sadhalá, llegamos a la del mal recordado por los Escáneres, el doctor Roberto Rosario Márquez, sin dejar de comentar los momentos electorales más recientes, tan agrios y difíciles, que han marcado un hito histórico, como fue el saludable momento de suspensión del proceso electoral del 16 de febrero 2020, donde evidentemente habían manipulaciones, para torcer los resultados de la voluntad popular.
Llegado el plazo de ley, 15 de marzo 2020, se empezó otro episodio, ya una observación electoral bien amplia, reglamentación actualizada y mayor cencensuación y respeto a los resultados que permiten el acatamiento de los resultados. Ha sido gigante este paso, pero subyace la modalidad de compra de consciencia, extorsión por empleo y abstención comprada; estas acciones se vieron más exageradas en el último proceso, y de manera descarnada, la compra de abstención tuvo un lugar preponderante, su reflejo se ve en la pobre concurrencia electoral. Se percibe deboca en boca, en los barrios ciudades del país, ese es el reto mayor de estos momentos electorales, enfrentémoslo ya, las protestas escenificadas en los días pasados pudieran resultar pequeñas, esa clase social que las encarnó, está ahí, “vivita y coleando”.
POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.
NEIBA PROVINCIA BAHORUCO, REPUBLICA DOMINICANA.
17 DE MARZO 2020.