El que gane mayoría municipal lleva ventaja para la presidencial
Ganar las elecciones municipales del 16 de febrero debe ser la meta de los candidatos a la Presidencia de la República que aspiran a competir el 17 de mayo, porque quiéranlo o no, el resultado municipal apuntalará o hundirá la moral de los militantes de todos los partidos ante el reto mayor de las presidenciales y legislativas.
Quienes nieguen esta especie de axioma político presente, en los hechos están admitiendo que perderán palmariamente las elecciones municipales de febrero.
Es como pensar que el fracaso de un ejercicio militar que precede a la toma por asalto de un nido de ametralladoras emplazado por un ejército regular y que se propone atacar una fuerza irregular, no da una idea del resultado real del combate.
Si el ensayo en frío es un fracaso, ¿qué esperas cuando vayas a confrontarte al fuego real con el enemigo erguido y esperándote? ¡Peor fiasco y muy costoso! Oiga hermano: si el ejercicio preliminar (elecciones municipales) sale mal (es una derrota), no sea iluso; prepárese para un mayor fracaso en la ejecución de la operación final (elecciones presidenciales y legislativas) porque allí lo van a aplastar, sin ninguna duda.
Esa realidad es la que explica por qué el partido de Leonel Fernández no concita el apoyo popular y mucho menos del empresariado, cuyas figuras más conspicuas ya no tienen rubor en hablar por teléfono con figuras públicas acerca de la “locura” de ese político, de querer volver a gobernar a un país muy diferente al del pasado.
Intentar separar el resultado municipal de febrero de la expectativa de victoria presidencial y legislativa de mayo, es una falacia insostenible que se tornará en pesadilla para quienes sueñan con dar sorpresas sin tener atributos populares ni vida consagrada a esa causa.
Los derrotados de febrero quedarán peor en mayo porque son las mismas propuestas electorales y los mismos electores... ¡no hay tu tía!
De encuestas y cuentos
Quienes leen mis garabatees que se pasan por análisis, saben que yo no tomo en cuenta y mucho menos comento encuestas. ¡Para nada! Solo respeto las de Dorín Cabrera porque el tío tiene una pericia sinigual y conoce su oficio y a su país.
Mis opiniones surgen del cuadro que me formo de vivir en contacto permanente con la gente de los barrios, de las ciudades y los campos, recibir información, confrontarla y tratar de determinar su valor antes de usarla para vaticinar o sugerir.
Pero no niego que cuando publican las encuestas, las leo como novelas de vaqueros, y sin duda me divierto.
La última que vi publicada en algunos diarios el miércoles 15 de este mes registra que la “fuerza” de Leonel, que él mismo considera que es del pueblo en alusión clara y directa a su franquicia @somospueblo, lo manda a un lejano tercer lugar. ¿Cómo va a ser si es un líder tan carismático?
Ese es su puesto a pesar de los desaciertos del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que renunció voluntariamente a ser el eje opositor, para convertirse en socio activo del leonelismo, a tal punto que ya van con documentos comunes a la JCE a montar presión, como lo hicieron Orlando Jorge Mera y Manuel Crespo, el pasado martes.
¿De dónde crecerá el PRM?
Por ese camino, el PRM no puede crecer, porque ¿de dónde va a sacar votantes?
No los va a sacar del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) porque cualquier peledeísta disgustado muy probablemente se iría para el partido pueblo de Leonel, que constituye la espuela amellada del gallo morado.
Tampoco se los va a sacar al partido que “políticamente” le cedió Peñita Florián a Leonel porque el expresidente se postula en competencia con Luis Abinader (del PRM) para la presidencial, precisamente buscando el voto anti-PLD.
Los reformistas, pecudeístas y vinchistas ya apoyan a Leonel, junto al Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS), que dirige el correcto ciudadano José Francisco Peña Guaba, hijo mayor del doctor José Francisco Peña Gómez. ¡Feliz año, José Frank!
A Abinader solo le queda el “yo era” líder de la oposición porque no tiene fuerzas reales para hacer coaliciones, a pesar de que la Alianza por la Democracia (APD) y el Frente Amplio recrean a su lado las ideas progresistas de un candidato presidencial que no condenó el golpe de Estado en Bolivia, dando, por omisión, credenciales tan conservadoras como entreguistas al poder imperial que lo materializó. ¡Viva la unidad progresista!
Cuenta Abinader con el respaldo del Partido Humanista Dominicano (PHD), el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) y Dominicanos por el Cambio (DxC), y se acabó.
¿Con esas fuerzas se puede derrotar al PLD, al gobierno y particularmente a Danilo Medina en las elecciones municipales y luego en las legislativas de febrero y mayo próximo? ¡No mi tío! Eso anuncia derrota por los cuatro costados.
Los cuadros se ausentan
Hace algunas semanas que no veo por ninguna parte al Estado Mayor de Leonel en la división del PLD pujando como lo hacía antes.
¿Qué raro que nadie ve a Franklin Almeyda, a Bauta Rojas, a mi admirado amigo Radhamés Jiménez (que no parece leonelista, para nada) ni a los diputados Rubén Maldonado y Henry Merán? ¿Están cansados o saben lo que viene?
Por favor, no dejen solo al líder que los acaba de orientar sobre el conflicto Irán-Estados Unidos, pero nada dice sobre su derrota inminente y muy advertida, al menos por mí, en las dos elecciones que ahí vienen.
En periodismo eso se llama “afganistanismo”, lo que es igual a decir: ante lo indeseable de lo que es noticia de aquí, publico lo que viene de Afganistán, que a nadie le importa por lo lejano del territorio y la diferencia de cultura.
Una gaviota que augura derrota planea sobre el leonelismo y arrastra al PRM, por tontos e improvisados políticamente hablando que son los perremeístas.
¡Cuando pase la tempestad, contaremos las estrellas!
Por Felipe Cipriàn / El Autor es periodista.
Sàbado 18 enero, 2020.