Hasta donde llegaremos...


 No se si pregunta, expresion de admiración o de espanto, es lo que hay que darle a este título de artículo, como buen dominicano, pensando en candado, después que roban, dicen que dicen los Haitianos. Lo hacemos al ver en las redes sociales y medios de comunicación visual, el horrendo acto de ahogamiento sufrido por una vida dominicana y del mundo, de manos de un psicópata menor de edad, pero de alto calibre de criminalidad, se trata de un asesinato a sangre fría y consciente de manos de criminal acabado, acitateado por un instinto natural o adquirido, pero digno de todo el cuidado de la sociedad que lo acoge o sufre.

El cuidado, va para todos, incluido y principalmente a las posibles próximas víctimas que pudiera general ese monstruo en ciernes. No hay ningun derecho de que en aras de preservarle derechos, ya no merecidos, se corra el riesgo de recibir como sociedad, más ofensas de parte de un ser humano que demuestra desprecio por la vida agena.

Escribimos estos pensamientos, en virtud de que a pesar de no ser autoridad en estos conceptos, pensamos que al momento de juzgar los crímenes o posibles criminales o delincuentes, se juzguen los hechos, no los individuos, ya sancionado el hecho, vengan los mecanismos creados en la sociedad, para dar trato, cuidado y seguimiento a los mismos, a fin de que cumpla pena, reciba los cuidados de regeneración y evite sumar nuevas víctimas verdaderamente inocentes.

POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.

NEIBA PROVINCIA BAHORUCO, REPUBLICA DOMINICANA.

18 DE SEPTIEMBRE 2019.


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