Científicos advierten que una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia sería el fin de la humanidad


21 AGOSTO, 2019: Una misteriosa explosión durante una prueba de misiles en el Mar Blanco, en la costa noroeste de Rusia, el 8 de agosto, provocando la muerte de al menos siete científicos nucleares y un breve aumento de los niveles de radiación, llamó la atención sobre el desarrollo de Moscú de nuevas armas diseñadas para lanzar ataques nucleares estratégicos de largo alcance. Mientras todos los medios de comunicación intentaban encontrar más detalles sobre el extraño accidente, Moscú afirmó que había estado probando un “cohete de combustible líquido”. Rosatom, la agencia estatal de energía nuclear, declaró que estaba trabajando en una “fuente de energía isotópica y en un sistema de propulsión líquida”.

La evidencia ha llevado a un consenso entre los expertos de que el misil que se está probando era probablemente un 9M730 Burevestnik, un prototipo de un misil de crucero de propulsión nuclear. Tal misil sería impulsado por un pequeño reactor nuclear, lo que le permitiría volar distancias prácticamente ilimitadas a velocidades muy elevadas. Pero, además, todo esto demuestra que está habiendo una renovada carrera armamentista nuclear a nivel mundial, desarrolladas por Rusia, Estados Unidos, China y Corea del Norte. Y esto nos lleva a los siguiente: si Estados Unidos y Rusia comenzaran una guerra nuclear, las consecuencias llevarían a la Tierra hasta un invierno nuclear de 10 años, el fin de la humanidad tal como la conocemos.

El fin de la humanidad

Los incendios provocados por detonaciones nucleares probablemente inyectarían alrededor de 147 millones de toneladas de hollín a la atmósfera. Los vientos en la estratosfera causarían que estos aerosoles de hollín rodeen todo el globo en cuestión de semanas, sumergiendo a la Tierra en un invierno nuclear duradero. Al eliminar la luz solar, las nubes de hollín causarían que la temperatura promedio de la superficie cayera casi 9°C.

Los expertos predicen que tardaría no menos de siete años para que la cortina de hollín comience a desaparecer visiblemente, y tres más para que la luz vuelva a los niveles normales. Los efectos atmosféricos de la guerra también producirían el colapso del monzón y un aumento significativo en la variabilidad del ciclo de El Niño. Joshua Coup, científico atmosférico de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, y sus colegas simularon cómo respondería el clima a una guerra nuclear total utilizando la versión 4 del llamado “Whole Atmosphere Community Climate Model”.

Compararon sus hallazgos con los resultados del único otro modelo climático integral para un escenario de guerra nuclear, realizado en 2007 por el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA. Sin embargo, el nuevo modelo considera los efectos en la atmósfera, que se elevan hasta 140 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, 60 kilómetros más que el modelo de la NASA. También puede crear una simulación más avanzada del comportamiento de los aerosoles y la química estratosférica.

“Los modelos coinciden en que un invierno nuclear seguiría a una guerra nuclear a gran escala entre Estados Unidos y Rusia”, escribieron los investigadores en su artículo.

Los resultados también apoyan ampliamente las predicciones realizadas en la década de 1980. El Dr. Coup y sus colegas descubrieron que en su nuevo modelo la nube de hollín se desvanecería más rápido que el modelo anterior de la NASA, sin embargo, el alcance de la respuesta climática seguía siendo el mismo y mayor caídas tanto en la temperatura como en la precipitación global en los primeros años posteriores a los ataques nucleares.

Además, el vórtice del polo norte se fortalecería en el primer año después de la guerra, generando temperaturas superiores a lo normal, pero bajo cero, tanto en el Ártico como en el norte de Eurasia.

“Un ataque nuclear a gran escala sería suicida para el país que decide llevar a cabo tal ataque”, concluyeron los investigadores. “El uso de armas nucleares de esta manera por parte de Estados Unidos y Rusia tendría consecuencias desastrosas a nivel mundial.”

El Dr. Coup añadió que quienes toman las decisiones políticas comprendan plenamente las consecuencias climáticas de la guerra nuclear. Por lo que, en última instancia, se necesita la reducción de los arsenales nucleares y el eventual desarme de todas las partes con capacidad nuclear. El estudio ha sido publicado en el Journal of Geophysical Research: Atmospheres.


Entonces, ¿qué podemos hacer para protegernos ante el inminente apocalipsis nuclear?

Los expertos en la materia detallan una serie de consejos para mejorar las posibilidades de supervivencia en caso de un desastre nuclear, que incluyen preparar un kit de suministros de emergencia que contenga agua y alimentos no perecederos. Cuando una bomba nuclear explota, envía radiación que puede destruir los teléfonos móviles y ordenadores portátiles, por lo que es aconsejable preparar radios a baterías para la comunicación. Para las consecuencias es importante tener paredes y techos gruesos, además de tapar todas las ventanas.

Pero si por desgracia te encuentras en el exterior muy cerca de la explosión, es posible que tengas tiempo para llegar a un refugio nuclear. Primero debes de tirarte al suelo con las manos detrás de la cabeza y prepararte para la explosión. En ningún caso debes mirar la explosión, porque puede hacer que te quedes ciego temporalmente. Después de la explosión, tienes 30 minutos para buscar un lugar mejor preparado. Una vez que lo consigas, quítate la ropa, limpia de inmediato todo tu cuerpo, para evitar que se propaguen los materiales radiactivos. Si no puede ducharte, utiliza un paño húmedo.

Estas son solo algunas de las recomendaciones en el caso de un ataque nuclear, pero incluso así no te aseguran de que puedas salvarte. Y como estamos comprobando, ahora estamos más cerca que nunca de que suceda.

¿Y tú estás preparado? ¿Estamos a las puertas de una inminente guerra nuclear?

Fuente: Mundo Esotèrico Paranormal
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