EDITORIAL DE EL CARIBE: EL SUROESTE


El pasado día 25 de este mes Pavel Isa publicó en este diario un artículo sobre las razones que justifican priorizar la inversión para mejorar la calidad de vida de la gente que vive en las regiones más deprimidas de la República. Su planteamiento se motoriza a propósito de una iniciativa del capítulo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación que ha convenido con el gobierno dominicano trabajar para tratar de lograr cambios a esa realidad.

Y pone la vista en siete provincias del Suroeste con niveles de pobreza que según investigaciones ya realizadas presentan los peores indicadores, incluso comparados con otras zonas deprimidas, como el Cibao Occidental.

Ahora se ejecuta una importante inversión muy reclamada, la presa de Monte Grande, en la cual el presidente de la República Danilo Medina ha puesto empeño en que sea terminada, al menos el embalse, durante este período gubernamental. Sería un aporte considerable en la dirección deseada, pero faltarían todavía las obras que permitirían el uso de sus aguas.

En estos días, el gobierno recibió los títulos definitivos de las tierras de Bahía de las Águilas, de Pedernales, zona que se ve como una esperanza para dinamizar otra área de esa zona. Igual hay que reconocer que la gestión del gobierno para recuperar esos terrenos y para despejar el camino para las inversiones hoteleras.

Digamos que esos dos grandes proyectos estimulan la esperanza de muchas personas en tener oportunidad de encontrar algún medio de vida, algo tan sencillo como un empleo, porque precisamente, la baja ocupación laboral es uno de los problemas más graves del Suroeste.

Pero falta demasiado por hacer. Cualquier iniciativa que tienda a superar las condiciones de pobreza, hacinamiento y subalimentación en esos territorios se convierte en acción trasformadora, como adelanta Isa.

Un desarrollo verdadero de un país no puede ser cierto si no se afinca en una adecuada distribución del gasto público, en una distribución equitativa en las regiones, en atención a criterios de justicia social.

Lamentablemente, no ocurre así, y se privilegian los grandes núcleos de concentración humana, a veces con la divisa puesta en el mercado electoral.

31 MAYO, 2019.
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