Las uvas de mesa impulsan la economía de Neiba
Carolina Díaz mientras realiza la tarea del raleo
El Listìn Diario resena, que desde 1985, Julio Mercedes Vásquez, conocido como Jumer, comenzó a trabajar con las uvas criollas. En la provincia Bahoruco se conocía poco sobre este cultivo, pero Jumer se adentró en el trabajo de hacer parir la tierra y cosechar la vid.
Hizo una pausa, pero luego volvió como productor vitícola, lleno de entusiasmo y con mayor conocimiento de esta actividad agrícola.
Busca mayor calidad
Jumer siempre quiso cultivar una uva que reuniera mejores condiciones y que sobre todo, desmintiera que son agrias.
“Cuando yo vendía las uvas criollas, estaba prohibida la importación al país de esa fruta fuera de la época navideña, pero cuando llegaba diciembre los compradores me decían ‘ya no queremos de la tuya’ y yo me sentía muy rechazado”, dice.
Jumer siempre aspiró a cosechar uvas de calidad que entraran al mercado en cualquier época del año. Ahora, se siente orgulloso de su proyecto.
Aprendió a cultivar la vid en un intercambio que realizó en Venezuela, motivado por el deseo de aprender y de superarse.
Su negocio es familiar. Su hijo y su esposa forman parte de esta industria que sustenta a varias familias de Neiba, por lo que recomienda a los productores a involucrar a sus hijos en las labores productivas e industriales para poder pasarles la antorcha.
Fruto que mueve dinero
Actualmente se están produciendo 4,900 quintales de uvas de mesa por año, que generan alrededor de RD$34.3 millones, afirmó Wilson Tejada, director del Instituto Nacional de la Uva (Inuva).
El pasado año se vendieron 74,000 litros de vinos y 6,000 litros de sangría al Plan Social de la Presidencia a razón de RD$150 el litro lo que se traduce a cerca de RD$12 millones.
El sector vitícola tiene un mercado potencial de alrededor de RD$1,000 millones en uvas de mesa, también un mercado de RD$1,500 millones en vinos, pasas, mermeladas y demás derivados de la fruta, de acuerdo con Tejada, director de Inuva. ? Bahoruco. De los retos que enfrenta esta industria vitícola, recuperar la confianza del mercado es el principal.
Para el director de Inuva, Wilson Tejada, el principal desafío del sector es recobrar la confianza perdida de los agentes económicos y tomadores de decisiones del Estado que permitan hacer las inversiones necesarias en el sector para que se pueda volver a producir los volúmenes necesarios con calidad superior y podercompetir.
La uva de mesa red globe criolla está compitiendo en las góndolas de los supermercados de Santo Domingo con las uvas importadas, lo que representa otro reto.
“No tenemos suficientes tareas de tierras sembradas para competir en el mercado, es decir, no estamos siendo capaces de suplir las cantidades que nos están demandando”, afirma.
Tercera en pobreza
La provincia Bahoruco es la tercera más pobre del país, por lo que a través de la producción vitícola se puede desarrollar un movimiento económico que disminuya la pobreza, dijo Tejada. Para solucionar o afrontar estos desafíos se elaboró un programa para el desarrollo de la viticultura en Bahoruco, con participación de profesionales y técnicos de Chile, Perú, Brasil y los técnicos del Inuva mediante el cual se incluyen todos los aspectos técnicos, económicos y de transferencia de tecnología para hacer del cultivo de la uva de mesa económicamente sostenible y que permita desarrollar un método propio de cultivo adaptado a las condiciones climatológicas y de suelo de la zona. Este programa permitirá una producción de calidad y cantidad suficiente para generar confianza en el mercado para realizar las inversiones necesarias en el sector de viticultura.
Texto: Sergio Cid Solano
Foto: Josè A. Maldonado