El Banco del agua...
Es un instrumento físico, pero también abstracto que se nos ocurre crear, si es que la sentencia de una figura de la historia nos lo permite, cuando pronunció la frase que reza “Todo se ha dicho”. Se trata de un concepto, que parecido al Bitcoin ( equivalente a 180,614.76 pesos dominicanos), el mismo, pudiera ser representado, aún simbólicamente por una cantidad, y por qué no, espacio de retención o almacenamiento se aguas dulces, convertidos en bonos reconocidos mundialmente, pero jamás enajenables a su país y propiedad común.
Mientras el Bitcoin representa valores monetarios tangibles, pero soportado, a mi entender por la palabra o soporte moral, al estilo las apuestas de los galleros; la base o insumo del Banco del
Agua lo representará la procura efectiva de la retención de aguas dulces que los países logren realizar, que influyan en el prolongación de los tiempos de residencias de los caudales del preciado líquido, contado desde su precipitación como lluvias en las orografías y otros espacios, y su llegada directa o por el subsuelo, a los mares y océanos.
La idea consiste en un verdadero banco de información y actualización de espacios, volúmenes y activos específicos que inciden en la generación de esas riquezas que deberán estar registrados al igual que cualquier cuenta bancaria; Se trata de un sistema que gerentee y ayude a regentear las suertes de todos y cada uno de los elementos de nuestro entornos que representen la producción de aguas para consumo humano, agrícola e industrial.
El hombre ha vivido de espaldas y desprecio de estos enormes recursos, las aguas dulces, o no saladas, las cuales mezcladas con las enormidades marinas, su separación de la sal conlleva altos gastos, sin que se logre toda la condición que nos brinda la salida del manantial de aguas dulces; Por tanto, se nos ocurre esta aparentemente utópica idea que pretende ser previsora de las grandes calamidades de una generación humana y de vida en sentido general, que no la entiende, y que cada día demanda más de ellas, al tiempo que la destruye sin darse por enterada, una generación que no termina de entender que para la vida, el agua pesa más que el Oro Y más, que sin ella no hay vida.
Les invito pues, a enmendar y hacer suyo el espíritu de este artículo. Adelanteee…
NEIBA PROVINCIA BAHORUCO, REPUBLICA DOMINICANA.
12 DE FEBRERO 2019.
POR JOSÉ ANTONIO MATOS PEÑA.