Necesaria unidad integracionista de los pueblos latinos


Las luchas emancipadoras, libertarias y antiesclavistas de Simón Bolívar datan de finales del siglo XVIII. Político y militar venezolano que contribuyó de manera decisiva a la independencia del coloniaje español de lo que es hoy Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Imbuido dé pensamiento liberal y de pragmatismo revolucionario, Simón Bolívar impulsa la construcción de la Patria Grande Americana de Repúblicas. Es reconocido como el Libertador de América.

Perteneciente a la aristocracia venezolana de la época, educado con influencias liberales, Simón Bolívar no se conforma con la constitución de los Estados de la Hispanoamérica colonial, sino que su visión política va más allá. Avizoraba en aquellos tiempos la intención imperialista del coloniaje. Por consiguiente, para la consolidación de las naciones liberadas es necesario alcanzar el más codiciado objetivo: la integración.

También con una visión unificadora, a finales del siglo XIX, José Martí, apóstol de la independencia de Cuba, considerado junto a Bolívar y José de San Martín uno de los principales protagonistas de los procesos de independencia de América. Alentaba a las naciones hispanoamericanas de las intenciones expansivas y colonialista de los Estados Unidos.

José Martí muere en combate en 1895 a la edad de 42 años. Han trascurrido más de dos siglos hasta nuestra época contemporánea cuando Fidel Castro y Hugo Chávez enarbolan la bandera de la integración Latinoamericana. En efecto, con esos fines, se conforman variados mecanismos integradores, vale decir, el ALBA, CELAC, UNASUR.

LABOR DE ZAPA

Sin embargo, a pesar de comunes denominadores que justifican la cohesión de Latinoamérica, estos esfuerzos articuladores en la región comienzan a agrietarse por la labor de zapa que implementa el imperialismo y el capital internacional. Conscientes de que un puño asesta un golpe más contundente que cinco dedos, por ende, hay que dividirlos y enfrentarlos. Ellos mismos se devorarán y desintegrarán, como sucede en el mundo islámico.

Hoy día, el objetivo es Nicolás Maduro Moros, genuino representante, entre otros, de la corriente histórica del bolivarismo y la democracia y del principio de la autodeterminación de los pueblos.

El líder bolivariano resistió por más de 6 años los efectos desestabilizadores de política imperial que ocasionó dificultades en el abastecimiento de productos y artículos esenciales para la población; así también en el orden comercial, financiero y en la diplomacia que, como consecuencias de esas acciones surgieron graves perturbaciones sociales y políticas en la nación bolivariana.

A pesar de todo ello el presidente chavista continúa hacia delante y se ha convertido en referente de dignidad en América Latina en su condición de propulsor de la Revolución Bolivariana, iniciada por Hugo Chávez, porque en elecciones libres y democráticas el pueblo venezolano libérrimamente lo decidió.

Pero ahora hay un nuevo argumento para torpedear al presidente constitucional Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana: es mandatario ilegítimo.

Descomunal falacia que no tiene bases lógicas de sustento porque los hechos demuestran lo contrario, pues el líder venezolano, como hemos expresado, ha surgido de un proceso comicial pulcro y recibe apoyo de gobiernos de la región y de otras latitudes. En ese mismo sentido hay una novedad, el apoyo de los movimientos sociales del continente y otras partes del planeta.

Pero también hay otro fundamento a destacar. La Revolución Bolivariana se convierte en paradigma para Latinoamérica. El éxito de la resistencia a la embestida imperial, por parte del presidente venezolano y la pléyade de jóvenes que lo acompañan, es un reflejo de capacidad, madurez política para que el proceso revolucionario se desarrolle exitosamente.

La consecuencia es que Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana constituyen el epicentro de la atención global, porque es el proceso revolucionario contemporáneo más importante de Latinoamérica, a distancia de la Revolución Cubana. Y la tendencia del mismo es convertirse en el modelo a seguir para el cambio pacífico del mundo subdesarrollado.

MOMENTO DE LA ACCIÓN

Sin embargo, por el otro lado, la agresión imperial hace esfuerzos inauditos utilizando   todos los medios a su alcance con la pretensión de desprestigiar la Revolución, sus líderes y de esta manera arruinarla y destruirla.

Por consiguiente, es tiempo de actuar. Han pasado más de dos siglos del sueño de Bolívar. Ha llegado el momento de la acción de los gobernantes desorientados, confundidos y los pueblos dormidos, para darle calor a la integración latinoamericana apoyando el norte del sur, que es la Revolución Bolivariana que encabeza el presidente Nicolás Maduro.

Sin unidad integracionista de los pueblos Latinoamericanos, ninguno de ellos, solos, logrará la independencia completa y la autodeterminación. Premisas básicas para continuar el sendero del desarrollo y el progreso y dejar atrás la pobreza y sus adláteres presentes cuando el Estado no puede satisfacer necesidades básicas: de alimentación suficiente, agua potable, techo digno, atención sanitaria esencial y educación básica.

POR ISMAEL BATISTA,
Barahona, 23 enero, 2019.-
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