Tómbola financiera mundial y pobreza


Los integrantes de esta tómbola son los organismos internacionales de financiamiento y el sector público de cualquier país que presente proyectos llenos de buenas intenciones obviando la solución de la pobreza de manera directa, sin máscaras. Indudablemente esos organismos son prestamistas de marca mayor ya que no hay mejor garante que el sector público de los países involucrados. 

Digo sector público por su grado de presencia física dentro del producto interno bruto (PIB), contrario al Estado como ente abstracto o difuso que avala el financiamiento. Cuál es la moraleja? Que no es el sector público quien paga las ataduras internas y externas (deuda pública) de los países sino el sector privado y la ciudadanía ante la inercia o desidia del sector público de crear riqueza material (bienes y servicios) partiendo de sus propias entrañas con tal de hacerle frente a sus compromisos y a la pobreza.

Lo anterior incluye los países de América Latina, el Caribe o cualquier otro donde la pobreza sea el "marca país" o algo parecido. En este caso la productividad pública debiera ser el primer obstáculo a resolver para hacerle frente al flagelo de la pobreza. A falta de eso se pretende buscar salida a un tipo de pobreza con ribetes cosméticos que se adapta a la visión de los organismos internacionales y el sector público. Como vemos no hay un frente "organismos internacionales-sector público" para buscarle solución definitiva a la desigualdad (desempleo y pobreza) sino a los desenlaces mediáticos de la pobreza para calmar sus ansias.

Muchos países dan el "Welcome" a esos organismos para que la tómbola financiera mundial siga dando vueltas. Y cuando llega la hora del "default" aparece en escena el FMI para acomodar el incumplimiento del país deudor. Es el momento cuando el sector privado y la ciudadanía debieran preguntarse qué fue lo que pasó. Lo que pasa es que éstos no son juez y parte del pacto financiero entre los organismos internacionales y el sector público. A esos organismos no parece quitarles el sueño el hecho de que sean el sector privado y la ciudadanía los reales garantes de un pacto en el cual el sector público no presenta garantías a falta de una riqueza pública proveniente de sus propias entrañas. 

Siendo esto así es obvia la miopía de esos organismos para garantizar la lucha contra la pobreza a falta de una un mayor riqueza pública dentro del PIB.

En el intermedio aparece la flauta que hipnotiza la serpiente, mejor dicho el escenario donde se desenvuelve el crecimiento económico (con sus altas y bajas) dentro de un PIB que solo mide los vaivenes de riqueza material año tras año. Solo que en estos casos la liquidez (impuestos directos e indirectos) que genera esa riqueza proviene en grado sumo del sector privado (formal e informal) y la ciudadanía, sin lo cual no es posible estructurar el presupuesto del sector público para hacerle frente a la deuda pública y al gasto público. 

Haya o no crecimiento los anuncios o índices del PIB cada año obvian el combate directo contra la pobreza para solo resaltar la riqueza material, como si se tratara de un trofeo. Ignoran que la razón de ser de la creación de riqueza público-privada debiera utilizarse para reducir la pobreza en términos absolutos, como comentaremos más adelante.

Lo anterior encaja en cualquier país donde la pobreza sea el marca país o algo parecido. 

Sin embargo es el escenario ideal donde el sector público iguala o supera a Salvador Dalí en materia de ilusionismo a falta de una riqueza pública dentro del PIB donde los actores principales no solo sean el sector privado y la ciudadanía sino también el sector público. 

Eso hay que definirlo, por tanto una de las prioridades consiste en corregir la informalidad de la riqueza, tanto pública como privada, para transparentar el término riqueza de manera que dentro de ella quede bien claro el aporte del sector público, el sector privado y la ciudadanía a la hora darle forma al presupuesto. A partir de ahí es hora de reducir la pobreza en términos absolutos. Por tanto es una aberración del sector público, los organismos internacionales de financiamiento y los bancos centrales poner énfasis en el crecimiento económico obviando la solución de la pobreza dentro de los vaivenes de ese crecimiento.

El error mayúsculo de los organismos internacionales es tratar de combatir la pobreza contando con la sola participación del sector público en los países donde las cifras de pobreza están distanciadas de los resultados estadísticos. Para esos organismos el sector público es el único medio para enfrentar la pobreza. Craso error. Esos organismos todavía no se han dado cuenta de que la voluntad política para erradicar la pobreza es como "muela de gallo" en la mayoría de los países del globo terráqueo. Por tanto es un imperativo la voluntad política para crear riqueza pública con tal de reducir la pobreza en términos absolutos conjuntamente con el sector privado y la ciudadanía. Pero sería una voluntad política "coja" (hay voluntad política para otras cosas) si no va acompañada de las herramientas necesarias para combatir al pobreza con reglas claras.

Y es algo tan sencillo, señores, como hemos explicado muchas veces. Se trata de una ecuación para reducir o eliminar la pobreza en función del aumento del empleo partiendo de la creación de riqueza público-privada. A esto se le llama "Teoría de la Desigualdad", también conocida como "PIB 2.0 - Pacto por la productividad". Para la puesta en práctica de la teoría solo hace falta la firma del pacto por la productividad entre el sector público y el sector privado. Si queremos que los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de las ONU tengan sentido hay que andar por estos predios. Aquí queda demostrado que los organismos internacionales no cuentan con una fórmula para definir una estrategia que enfrente la pobreza de manera directa, sin más caras. Yo solo estoy repitiendo una realidad que ya existe. Lo único que hace falta es el pacto por la productividad para reducir la pobreza en términos obsolutos, según la teoría.

Por eso me agradó mucho las declaraciones de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Cepal, durante el inicio del 37 Período de Sesiones de la Cepal en la Habana (Listín Diario, 9/5/18). Ella utilizó el término "globalización equitativa" como parte de un desarrollo sostenible que garantice el progreso. De igual manera "transitar de la cultura del privilegio a la cultura de la igualdad". En otro orden la desigualdad no es solo diferencias salariales según el estudio del Banco Mundial "Potencial truncado: el alto costo de la desigualdad de ingresos por género". La desigualdad no es solo cuestión de ingresos por género sino del bienestar de todos. En caso del sector privado el salario se desprende de la productividad o riqueza que genera este sector. En el caso del sector público el salario debiera depender de la productividad o riqueza pública pues como le dijo Dios a Adán..."te ganarás el pan con el sudor de tu frente".

Mis planteamientos también van dirigidos al Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la Cooperación Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) quienes, en colaboración con la Unión Europea elaboraron un estudio que trata del crecimiento económico en la región tras 5 años de ralentización económica y una recesión de dos años (2015-2016), y que para el 2018 el PIB de la región crecería un 2% después de haber crecido un 1.2% en el 2017.- Entonces yo me pregunto: ¿De qué sirve el crecimiento económico expresado de esa manera, ignorando la pobreza, si no es capaz de reducirla en términos absolutos como plantea la Teoría de la Desigualdad? Respuesta: Todas esas instituciones junto con los organismos internacionales de financiamiento no han encontrado la fórmula o estrategia para reducir la pobreza en términos absolutos, o en su lugar eliminar la pobreza de la faz de la tierra.

Luis Eduardo Díaz Franjul eduardofranjul@yahoo.com

22 Junio, 2018.


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