¿Se acerca el fin de los periódicos?


El periodismo y los medios de comunicación tradicionales están seriamente amenazados por el auge de las redes sociales digitales, y algunos, menos optimistas, preconizan su final, liquidados por la fuerza de estas jábegas tecnológicas.

Las redes sociales digitales les han quitado principalía a los periódicos, revistas, radio y televisión por la inmediatez con que los ciudadanos pueden recibir y/o poner a circular las noticias a través de estos andamios tecnológicos.

La prisa es el signo de la era actual.  La rapidez apremia en toda la práctica social cotidiana.  Hoy los seres humanos estamos dominados por el reloj.  No hay tiempo para esperar la salida del periódico matutino o vespertino, o la emisión del noticiario de la televisión. 


Desde las redes digitales cualquier ciudadano “sube” la noticia y en poco tiempo se “viraliza” a escala nacional o mundial.  Todo cuanto acontece va siendo contado segundo a segundo por las personas a través de su teléfono celular, comenzando  por su vida personal-social hasta los sucesos de su proximidad exterior. 

Las personas van documentado íntegramente  con  fotografías, videos y textos hasta su intimidad, y en el caso de las figuras icónicas del arte, los deportes y la política, entablan a través de las redes digitales una comunicación directa con sus seguidores o fanáticos. De esa manera, los ciudadanos del siglo XXI han destronado el monopolio de los grandes medios de comunicación en la gestión y control de la información. 

Los periódicos tradicionales, para poder sobrevivir, han tenido que ir migrando contenido a las redes digitales y tomarlas de aliadas.

Es indiscutible el poder e influencia de las redes digitales, insumos cada vez más populares y accesibles en internet.  La inmediatez y su aporte de imágenes (fotografía y video) para describir y documentar el hecho, le confiere mayor valor y atractivo y a veces credibilidad.

Los elementos críticos de las redes sociales digitales son la veracidad, responsabilidad y su manipulación. El contenido  no verídico (fakenews) amenaza con derribar todo el edificio en que se sostienen las redes digitales.  

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publicó el pasado 8 de marzo de 2018 una investigación, cuya conclusión fundamental es que “las noticias falsas suelen ser más difundidas en las redes sociales que aquellas cuyo contenido es verdadero”.

El estudio en cuestión da cuenta de que las noticias falsas tienden a compartirse más en estas plataformas de interacción que las informaciones corroboradas y en el caso de Twitter las falsedades son "retuiteadas" (compartidas) un 70 % más que las verdades.

Otro factor negativo de las redes sociales digitales es la responsabilidad, ya que detrás de un pseudónimo, cualquier holgazán puede escudarse y dedicarse a difamar e injuriar. 

Finalmente, está el elemento  de la manipulación, ya que existen programas informáticos -llamados Bots-, que imitan el comportamiento humano y comparten contenidos en las redes sociales. 

Solo en la red social Twitter existen 48 millones de estos robots –bots- difundiendo noticias falsas en favor o en contra de un determinado objetivo. 

En el caso de las pasadas elecciones de Estados Unidos, al actual Presidente Donald Trump se le investiga por una supuesta manipulación hecha a través de las redes digitales para perjudicar a su rival Hillary Clinton, utilizando robots que difundían noticias falsas de la ex primera dama, de lo cual se benefició el magnate inmobiliario, hoy inquilino de la Casa Blanca.

En síntesis, no considero que desaparecerán los periódicos ni los medios tradicionales, sino que estos tendrán que reinventarse y readaptarse al nuevo contexto.  Igualmente, los gobiernos tendrán a su vez que establecer regulaciones en torno a las redes sociales digitales para mejorar la veracidad de su contenido y su manipulación interesada.

Por Rubén Moreta. El autor es Profesor UASD.  

20 Mayo, 2018.-
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