PEDERNALES Y EL VELLOCINO DE ORO
Quienes nacieron entre los años 50 y 80 pertenecen a generaciones que, por amor al país, a sus provincias y municipios, siempre buscaban interesantes historias relacionadas con la realidad de sus respectivos lugares natales o de crecimiento.
Quien suscribe recuerda muy bien aquella historieta llevada al cine denominada “Jason y los Argonautas en busca del Vellocino de Oro”, y pensando en Pedernales, traemos el tema a colación.
Esta provincia que ha sufrido el rigor del abandono por décadas, con sus riquezas explotadas, mientras se desangra en los más tristes niveles de pobreza, insalubridad, inseguridad y respaldo en su desarrollo, es muy rica.
Hemos visto pasar la Alcoa Exploration Company que se llevó la bauxita y dejó los cráteres de Aceitillar, la explotadora de las minas de Caliza y otras empresas que dieron muy poco en beneficio real del municipio cabecera y de la provincia.
Las probabilidades de convertir en realidad su explotación turística, abre las puertas de una búsqueda desenfrenada del Vellocino de Oro, que consiste en sus grandes reservas ecológicas, la riqueza de sus playas y la oportunidad de hacer el mejor turismo del país.
Desde Bahía de las Águilas hasta la desembocadura del río Pedernales, en el otrora codiciado Charco de Caonabo, duermen las más hermosas e inigualables playas de Cabo Rojo, Bucanyé y la que lleva el nombre del municipio.
Kilómetros de mar, arenas blanquecinas en estado virgen que, junto al Hoyo de Pelempito, las maravillas agrícolas de El Olivar, Aguas Negras, La Altagracia, Las Mercedes, Mencía, el río subterráneo y otras fuentes pluviales con que fue premiada por la naturaleza la provincia, obliga a ser cuidadosos.
Hay que evitar que se instalen las grandes mafias que operan en el país y se lo lleven todo, el narcotráfico que encuentre propicias sus costas y el gran negocio oficial que deja a los pueblos sin sus patrimonios, sin sus riquezas y sumidos en la pobreza extrema. ¡Podemos hacerlo!
Por Santos Aquino Rubio.
01 Mayo, 2018.-