Negligencia y pobreza, la otra cara de la mortalidad materna

 Las mujeres durante el embarazo, el parto, el postaborto o el puerperio padecen situaciones que desencadenan en muerte.  

Un estudio del UNFPHA refleja la baja calidad de los servicios de salud a las mujeres gestantes en los hospitales

21 mayo, 2018: “Ahí no había nadie, yo di a luz en la cama sola, porque yo llamé a la doctora, le dije que mi bebé estaba saliendo, ella fue y na’ má’ me miró por abajo y me dijo que no, que la bebé no ‘taba afuera, entonces cuando ella voltió la espalda, volvió y me dio otro dolor, yo pujé la niña en la cama. Yo la pujé ahí sola, y después que la niña estaba llorando, entonces una de las que limpian llamó al doctor. Yo no sé a dónde estaba el doctor, eso ‘taba limpio por ahí. Parece que ‘taban acosta’o”.

Este es el testimonio anónimo de una usuaria entrevistada en la sala de postparto de un hospital que recoge el estudio “Análisis de Género en la Mortalidad Materna de República Dominicana” publicado en marzo por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpha), el cual disecciona las condicionantes sociales estructurales que, unidas a factores clínicos, resultan cada año en la muerte evitable de gran cantidad de mujeres durante el embarazo, el parto, el postaborto o el puerperio.

La investigación realizada por la médica sonografista e investigadora del Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), Sheila Báez, con base en seis casos de muertes maternas ocurridas en un hospital regional de tercer nivel, revisión de expedientes de mortalidad, observación directa, entrevistas a profundidad a usuarias, familiares y sus parejas, así como grupos focales, realizados entre enero de 2013 y octubre de 2014, revela que las gestantes se exponen a diversas manifestaciones de negligencia, violencia obstétrica, postergación o delegación de la atención y falta de seguimiento y acompañamiento por parte del personal de salud antes y durante la labor de parto que impiden identificar oportunamente las situaciones de riesgo que pudieran comprometer sus vidas y la de sus bebés. El siguiente testimonio de otra usuaria entrevistada en la sala de espera de consulta prenatal así lo confirma:

“Yo supe del caso de una muchacha que me dio mucho pique, porque ella vino botando el líquido, dizque no tenía centímetro para dar a luz, la mandaron a su casa, y ya cuando ella volvió tuvieron que hacerle una cesárea de emergencia, pero el niño se lo sacaron muerto, ya ella taba pasá de tiempo. Pero la culpa no fue de ella, sino de los médicos, porque ella vino, ellos la vieron botando el líquido, y lo que hicieron fue que la mandaron pa’ su casa, cosa que no se debe de hacer en un hospital. Si usté’ viene por una emergencia, obvio que emergencia significa atendencia rápida. Esas son cosas que a veces uno coge hasta miedo de vení a parí aquí”.

Negligencia del personal de salud

La autora del estudio constató que durante el proceso de labor de parto no se proveía de consejería y apoyo psicológico a las mujeres embarazadas, quienes permanecían solas en sus camas y solo se acercaba algún personal de salud (enfermera o residente), cuando era necesario ponerles o cambiarles una solución endovenosa, medicarlas o dar seguimiento al proceso de dilatación cervical. El hospital tampoco ofrece facilidades para que una persona (elegida por la usuaria), pueda acompañarla durante dicho proceso.

En el informe se documentan varios casos de negligencia del personal de enfermería al cumplir las órdenes médicas.

“Uno de los casos más críticos fue observado por la investigadora al visitar a una mujer ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), que a pesar de tener una solución endovenosa, tenía la mucosa labial y la lengua secas. Además, el personal de enfermería de turno no había leído las órdenes médicas que indicaban poner potasio en la solución de esta mujer, quien murió dos días después de su ingreso a la UCI”.

Explica que en general, la vigilancia de las condiciones de las ingresadas es deficiente, lo que se evidencia en la frecuencia con que se observaron sueros terminados sin cambiar, usuarias preeclámpticas a las que en más de 12 horas no se les había tomado la presión arterial, usuarias en labor de parto deshidratadas, entre otras.

“Muchos otros casos de negligencia del personal de enfermería y de residentes fueron observados durante el transcurso de la investigación. Por ejemplo, una joven en labor de parto, deshidratada, agotada por el esfuerzo, totalmente desnuda, en una cama sin sábanas, en sala de preparto; tenía una solución endovenosa puesta sin el “pie de suero”, pues se lo habían quitado para ponérselo a otra paciente. En otro ejemplo, una mujer avisó a un residente que se le había terminado la transfusión a su hermana, y cuando éste llegó, le retiró el catéter a la usuaria, sin guantes, y no había algodón para hacerle presión en el área y evitar el sangrado”.

Consultas “express”

Otro de los problemas reflejados en la investigación tiene que ver con la atención prenatal. Y es que mientras una mujer recibe atención médica, las puertas de los consultorios permanecen abiertas, lo que implica que las demás pueden escuchar y mirar la interacción entre ella y el profesional de la salud, violentando con ello su derecho a la privacidad y confidencialidad.

Las consultas prenatales no duran más de cinco minutos, por lo cual no se cumple con el tiempo establecido en los protocolos de atención lo que impide indagar sobre el contexto social de la mujer y otros aspectos de género que podrían afectar el curso de la gestación. A esto se suma el largo tiempo de espera para recibir atención.

Falta de medicamentos e insumos

La investigación documentó carencias de medicamentos, insumos y equipos, necesarios para una atención obstétrica de calidad, los cuales debían ser comprados por las usuarias o sus familiares.

En algunas circunstancias, se pudo comprobar falta de guantes, soluciones, lubricante, surfactante (para estimular la madurez pulmonar fetal en caso de amenaza de parto prematuro) y medicamentos, entre ellos el Epamin (anticonvulsivante utilizado en casos de eclampsia). Lo mismo sucede con la sangre en caso de que se precisara una transfusión y el transporte en ambulancia si hubiera que referirla a otro centro.

Análisis de las muertes

En el análisis cualitativo de los seis casos de muerte materna seleccionados entre los expedientes revisados se comprobó que las causas básicas de muerte se corresponden con las mismas que el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) establece como las más frecuentes en el país: sepsis generalizada secundaria a aborto séptico (2 casos), accidente cerebrovascular hemorrágico secundario a hipertensión arterial crónica (1 caso), shock hemorrágico (2 casos) y edema e hipoxia cerebral a consecuencia de meningoencefalitis de P/B origen viral (1caso).

De acuerdo al Comité de Mortalidad Materna del Hospital, en tres de los seis casos se estableció la “evitabilidad” y en solo dos se asumió responsabilidad por la misma. Uno de los casos estaba en fase de investigación al momento de finalización del estudio.

A partir de las historias reconstruidas por familiares y parejas de las fallecidas, en los seis casos analizados se identifican determinantes sociales, y particularmente de género, comunes, que incidieron directa o indirectamente en las muertes maternas.

Entre estos determinantes destacan los siguientes: La situación socioeconómica precaria en que vivían cuatro de las mujeres fallecidas y sus familiares; y el hecho asociado de vivir en condiciones de hacinamiento (2 casos). El bajo nivel educativo y de formación técnico-profesional de las mujeres, a excepción de solo una de ellas que cursaba estudios universitarios (quien era la única del grupo que no tenía hijos).

La falta de aseguramiento de salud (5 casos) a pesar de que en dos de los casos, las mujeres tenían empleos formales. También necesidades insatisfechas de anticoncepción, exposición a situaciones de violencia por parte de sus parejas o exparejas y relaciones familiares inestables.

La mayoría de las muertes son consideradas evitables. Edward Roustand

En el 2017 hubo 188 muertes maternas

El año 2017 cerró con 188 mujeres fallecidas según las estadísticas de la Dirección General de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, cifra mayor que la del 2016, cuando se reportaron 167 decesos, en su mayoría por causas evitables. Según la investigadora, una característica que reiteradamente se ha observado sobre la atención en salud en el país se refiere a la desconsideración en el trato a las mujeres en labor de parto por parte de personal médico y enfermeras.

“La deshumanización es un lamentable distintivo en los servicios de salud en el país. Se expresa en deterioro de la calidad de la atención, resultado de que los servicios no están siendo pensados ni ofrecidos en función de la condición humana, el compromiso de quienes los ofertan ni las necesidades y el respeto de quienes los demandan”.

Indica que las muertes de estas mujeres pudieron ser evitadas, de haberse detectado de manera oportuna las condiciones de salud subyacentes, y haberse tratado con eficacia. “Esto constituye motivo de gran preocupación social, ya que es un reflejo de las condiciones de desventaja de los sectores sociales de donde provienen la mayoría de estas mujeres”.

Pobreza
Cuatro de los seis casos estudiados reflejan las condiciones de precariedad y hacinamiento en que vivían las fallecidas.

Determinantes
Situación económica precaria, baja escolaridad, relaciones familiares inestables, necesidades insatisfechas de métodos anticonceptivos, etc.”

Protocolos
En la mayoría de los casos se pudo constatar que fallaron muchos de los procedimientos establecidos en los protocolos de salud materna”.

Deshumanización
La deshumanización es un lamentable distintivo en los servicios de salud en el país. Se expresa en deterioro de la calidad de la atención”.

María Teresa Morel  |  El Caribe
Con tecnología de Blogger.