Tras décadas de misterio han encontrado restos humanos que aclaran la desaparición de una mujer en 1966
Louise Pietrewicz desapareció en octubre de 1966 en Long Island, NY, y no se supo nada de ella hasta que hace poco fue hallado su cuerpo, enterrado en un sótano, más de 50 años después de su muerte. (Gone/YouTube/TimesReviewNewsGroup)
12 ABRIL, 2018: En octubre de 1966, Louise Pietrewicz, vecina de Long Island, Nueva York, entonces de 38 años y madre de una hija de 11, retiró todo el dinero de su cuenta (unos 10.000 dólares actuales) y desapareció sin dejar rastro.
Su hija, Sandy Blampied, no supo nada de ella por más de cinco décadas y, de acuerdo al relato del periódico The Washington Post, siempre pensó que algo malo le sucedió a su madre al poco de su desaparición, pues está convencida de que si hubiese estado con vida se habría comunicado con ella.
La última vez que Pietrewicz fue vista iba en compañía de su novio, el policía William Boken, quien estaba casado con otra mujer. Pero en su momento no se realizó ningún arresto o acusación al respecto, no se encontró ningún cuerpo y, con el paso de los años, el caso se fue enfriando.
Parecía que todo iba a quedar en el misterio, pese a que por años se revelaron algunas pistas que no fueron cabalmente atendidas, hasta que en octubre de 2017 el periódico local Suffolk Times publicó un reportaje y el video documental ‘Gone’, en los que, con testimonios de Blampied, se colocó nueva luz sobre la desaparición de Pietrewicz.
Blanfield dijo en ese documental que creía que su madre habría sido asesinada y que, en su momento y aunque se conocían pistas, no se investigó a fondo la desaparición. Posiblemente porque, ella teme, se estaba tratando de encubrir el asunto, de proteger a alguien implicado en ese presunto crimen.
Esas revelaciones y la insistencia de Blanfield motivaron que la policía reabriera el caso. Y un paso clave fue volver a entrevistar a Judith Terry, la esposa de Boken, el policía que era novio de Pietrewicz y que la acompañaba la última vez que se le vio con vida. Al menos en dos ocasiones de 1966 a la fecha, Terry había ya dicho a la policía que su marido la había amenazado de muerte, como narra el Suffolk Times, y que una vez claramente él le dijo: “Sigue así y terminarás en el sótano con la otra perra”.
Lo ominoso de la frase llevó años atrás a que la policía investigara más al respecto, pero no hallaron nada cuando buscaron en el sótano de esa casa, cuyo piso estaba cubierto por una losa de varias pulgadas de concreto.
Pero ahora, nuevamente entrevistada por las autoridades, Terry reveló que además de esa amenaza, que sugería que Boken podría estar implicado en la desaparición de Pietrewicz, ella presenció a su marido enterrar en el sótano de la casa donde entonces vivían un cuerpo envuelto en una tela.
La policía entonces acudió a esa vivienda, que fue vendida muchos años atrás, y apoyado en tecnologías de sonar identificaron restos humanos a más de dos metros de profundidad. Las autoridades escavaron y desenterraron un cadáver. Análisis de ADN de muestras de Blampied confirmaron que el cuerpo, del que solo quedaba el esqueleto, era el de su madre, Louise Pietrewicz, que habría muerto no mucho después de su desaparición en 1966.
Boken falleció en 1982, por lo que no se le puede ya procesar de la muerte de Pietrewicz, aunque él ciertamente es un fuerte sospechoso del asesinato, o al menos de complicidad en él y del ocultamiento del cadáver. Pero aunque en su momento se le interrogó al respecto nada sucedió y, en cambio, sí fue acusado de violencia doméstica contra su esposa, Terry, y por ello fue enviado a un centro de tratamiento psiquiátrico. Y hay quien cree que todo ello fue orquestado por las autoridades policiales locales de esa época para evitar que Boken encarara la justicia por la desaparición de Pietrewicz.
Según el Post, el esposo de Pietrewicz, Albin Pietrewicz, también fue en algún momento cuestionado, dado que anteriormente él había también cometido violencia doméstica contra ella, de acuerdo a recuerdos de su hija Blanfield. Pero no se procedió contra él y ha sido Boken el señalado como el más probable autor del crimen.
Louise Pietrewicz y su hija Sandy, en una foto de finales de la década de 1950 o principios de la de 1960. (Gone/YouTube/TimesReviewNewsGroup)
En todo caso, queda la duda de por qué Terry no acudió antes a decir a la policía que fue testigo de un enterramiento clandestino. Según el Suffolk Times, ella estaba sometida a violencia por su esposo y temía que él le hiciera aún más daño o agrediera a sus hijos. Ciertamente temía que ella también acabara muerta.
Y aunque se divorció de Boken décadas atrás, la vergüenza y el miedo la persiguieron. Ahora, cuando tiene más de 80 años, al final Terry se decidió por revelar lo que sabía y parece improbable que se le acuse de encubrimiento pues, en cierto modo, ella también fue una víctima que sufrió violencia doméstica e intimidación.
Así, Blanfield finalmente ha conocido la verdad de la desaparición y muerte de su madre y tiene la posibilidad de cerrar su luto. Algo “agridulce” como ella misma contó al Post, pues enterarse del destino de su madre le provocó al mismo tiempo emociones contradictorias: tristeza, enojo, alegría.
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