Faride Raful: sin cuotas ni sombrillas, es ella misma
Juan Tomás Olivero
¿Qué me llamó la atención de ella más allá de su belleza y sus encantos? Púes, le conocí en el Aula 104, del viejo Colegio Universitario de la UASD, yo profesor y ella estudiante de la Asignatura Filosofía y Ética de la Comunicación. Cuando supe que era la hija de Tony Raful le mandé con ella uno de mis productos en el aula, realizados por los estudiantes, concernientes en micros monografías sobre el pensamiento ético y moral de Juan Bosch,cosechadas estas de sus cuentos.
Como mujer es un ser muy singular, se abre paso entre los varones sin reclamar ser tomada en cuenta por ser tal. Faride no galopa en la famosa cuota femenina reservada a las mujeres de manera privilegiada, y, mucho menos en el prestigio de su padre prohijado en las horas grandes de Tribuna Democrática(…a continuación las palabras orientadoras de….) y su fervor perredeista-peñagomista. Construye su propio espacio con determinación y coherencia, sólo empujada por la firmeza, convicción y la dulzura de su carácter.
En este escenario es que cobra sentido la actitud social y política de Faride de no tener como sombrilla acuerdos patriarcales tribales, sino, la construcción de un liderazgo que tiene como derecho absoluto y derecho político la realización de proyectos de vida y de compromisos como persona
En Faride se reinterpreta la sentencia del más grande maestro Sofista Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas”, concepto éste que representa tanto el ser femenino como el masculino. Apuntala con justicia racional en sus actitudes, Faride, a mi entender,en su forma de construir caminos; que el asunto no es de ideología de genero si no de persona. Dicho de otra manera, la persona humana femenina y la persona humana masculina. Si la persona humana masculina con su patriarcalismo ha hegemonizado la vida social, cultural política de la humanidad, por qué la persona humana femenina no tiene este mismo derecho.
Por eso, más allá de lo señalado al inicio de estas reflexiones, como cuotas reservadas a las mujeres, hechos jurídicos y políticos antes señalados, estos se convierten a la postre de manera perenne en un determinismo de minoría y una oclusión al derecho político subjetivo-paritario del ser femenino frente al ser masculino. En este escenario es que cobra sentido la actitud social y política de Faride de no tener como sombrilla acuerdos patriarcales tribales, sino, la construcción de un liderazgo que tiene como derecho absoluto y derecho político la realización de proyectos de vida y de compromisos como persona.
La dimensión de su luz en la Cámara de Diputados no es tal por ser desafiante, crítica, oportuna, inteligente, sino, más que todo; firme y Ética. Es un tesoro cómo ser humano y como Mujer para la comunidad Política y la Sociedad Dominicana.
Juan Tomás Olivero.
15 Enero, 2018.-