EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL NOTARIADO. Las civilizaciones antiguas (4 de 22)


A modo de referencia sobre el origen del Derecho Notarial, el autor dominicano Nelson Rudys Castillo Ogando (2007) señala hechos reseñados por el Génesis o Libro Primero de Moisés, correspondiente al Antiguo Testamento de La Biblia. Tales relatos dejan ver claramente que, mucho antes de que existiera la escritura, existía en el hombre la intención de “asegurar” o dejar constancia de los negocios realizados entre sus miembros. El texto en cuestión constituye un ejemplo de prueba testimonial.

Solemnidades de distinto orden, especialmente de carácter religioso para la época exigieron pruebas, las cuales se oficializaban convocando en calidad de testigos a interesados y a extraños, quienes en base a ritos establecidos por las leyes o costumbres en presencia del pueblo sellaban los convenios, siendo la palabra empeñada ante la divinidad garantía de seguridad jurídica. Ya para la época del Nuevo Testamento, la prueba literal tenía su importancia y las propuestas de negocios constaban por escrito, sello incluido.

Un ejemplo de prueba escrita citado por el autor antes mencionado es los Diez Mandamientos o Decálogo, siendo Moisés considerado como la persona encargada de “dar Fe” de las declaraciones divinas cuando Dios se comunicó con los humanos por escrito, siendo así el ejecutor de una función notarial, según los textos contenidos en la Enciclopedia Católica (1907) y la Biblia Latinoamericana (1972) citados al efecto por el autor.

Las Civilizaciones Antiguas

En cuanto al notariado en las Civilizaciones Antiguas, se atribuye a los fenicios el origen del alfabeto mediante la organización de signos gráficos y señales existentes en su tiempo, siendo los asirobabilónicos los primeros en utilizar el documento escrito en tablillas de arcilla cuneiforme 2,900 años antes de Cristo.

Siendo las convenciones escritas constatables de forma más cierta y permanente, la presencia del pueblo es reemplazada por el escriba, persona que podía leer y escribir y estaba autorizada por el Estado para realizarlas, razón por la que se le llamó público, término que hoy se aplica a oficiales que ejercen al servicio del Estado, de ahí la designación del Notario Público que hoy conocemos.

Entre los egipcios, los hebreos, en Babilonia, en Grecia y en Roma existieron funcionarios denominados escribanos, quienes ejercían funciones de Estado o de carácter religioso, quienes son hoy considerados precursores del Derecho Notarial.

Afirma Castillo Ogando, que el proceso evolutivo del notariado es el mismo que el del instrumento público, es decir, el documento existió antes que la figura del notario.

En las civilizaciones antiguas existieron personas que desempeñaban funciones que hoy se denominan notariales, especialmente en Roma, quienes recibían un nombre diferente según el trabajo que realizaban, como especie de especialidades, pudiendo citarse entre ellos como antecesores del notario moderno los siguientes:

o Scribae, escribanos adscritos al servicio de funcionarios del Estado quienes pueden ser considerados auxiliares administrativos y jurisdiccionales y sus funciones fueron las siguientes: asistir a los pretores extendiendo actas, escribiendo órdenes y decretos y

custodiando en archivos las cuentas del erario, diríamos nosotros una especie de secretarios. Por su calidad de funcionarios del Estado, no pueden considerarse antecesores del actual notario;

o Notarii, personas que escribían a mano lo que se les dictaba, utilizando las letras iniciales de las palabras más conocidas o signos representativos de palabras o expresiones con las que constituían una especie de sigla que ellos entendían, los cuales pueden asimilarse a la taquigrafía que hoy conocemos, fueron los llamados amanuenses;
o Tabularii, nombre que deriva del uso de una tabla o tábula cubierta de cera para escribir. Como oficiales especializados encargados de redactar contratos y en ciertos casos para estipular por las partes, tenían calidad oficial y gozaban de una confianza que les permitía ser custodios de testamentos, contratos y actos jurídicos que debían ser conservados; y
o Tabellions, profesionales de libre y privada contratación, cuyas actas no tenían fe pública pero eran creídas por las declaraciones de testigos. Por ser quienes redactaban convenios y documentos con cierto criterio científico y a cambio de pagos, autores y estudiosos del Derecho Notarial los consideran precursores del notariado con las características del notario del tipo latino. Sus documentos tenían valor probatorio y fuerza legal ante autoridades y tribunales.

ÁGUEDA RAMĺREZ E RODRĺGUEZ
25 de diciembre, 2017

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