LAGRIMAS BORINQUEÑAS
Allí estaba ella, sola, meciéndose en su mecedora de antaño, sus grandes y redondos ojos verdes Esmeralda miraban una calle desértica, ni las bochincheras del barrio se atrevían a salir.
Ella había se graduado de paciencia en la escuela de la vida y solo se mecía y esperaba a esa mujer que le cambiaria la vida, la que sin tener que ir a la corte la despojaría de sus pertenencia, la que sin un arma quizas le quitaría la vida, pero ella solo se mecía y como un reloj suizo cada once movimientos se daba un sorbo de café, así era ella , a sus 77 años de edad la muerte se había llevado a su esposo Pedro "el negro" Mariani y un avión había hecho lo mismo con sus mellizos.
Doña Nana Curet había nacido en el ceno de una familia de clase media alta, sus casa paterna quedaba en las cercanías de "la milla de oro" una especie combinación de la Quinta Avenida y Wall Street en el centro de la capital puertorriqueña.
Estaba destinada a seguir los pasos de su padre el ingeniero Curet, pero en una de esas candentes tardes tainas la vida y el amor le harían una jugada que le cambiaria la vida.Fue como en eso de las tres de la tarde cuando dejaba atrás a Mayagüez y su ultimo semestre de ingeniería en la Universidad De Puerto Rico (RUM) que una goma de su carro estallo dándole el susto de su vida pues vio la muerte pasar, después de aquello, ya a un lado de la carretera bajo del coche con las piernas temblorosas, respiro y espero por un buen samaritano, entonces.......
El negro Mariani iba manejando el camión se su compañía mas rápido que de costumbre, estaba atrasado por mas de cuatro horas, ya su supervisor de la compañía de cervezas Medalla le había dado "guarnin" sobre su despido inminente si había una próxima falla, por eso manejaba así, pero nada de eso le importo una vez la vio a ella, al lado de su Chevrolet Impala, sola y pensativa, freno, se estaciono y al ver su tez blanca y tostada por el sol, sus ojos, su pelo negro azabache, en fin un acara totalmente europea que era delatada por unas caderas y nalgas voluptuosas que lo hacían preguntar "Y TU ABUELA DONDE ESTA?"
Sin pensarlo y solo dándole su nombre se quito la camisa, enseñando su cuerpo fornido y la implacable negrura en el, se egñangoto y empezó a cambiar la primera de muchas gomas que le cambiaria a su amada en los sesenta años que duro la unión que hoy empezaba.
Ella lo miraba discretamente, veía como el sudor corría a través de toda su fuerte espalda, siempre había tenido curiosidad por los hombres oscuros, pero este le causaba mas que eso, morbosidad es la palabra.
Así empezó la historia de ambos, demás esta decir que el perdió su trabajo y que ella fue decederada por sus defraudados padres, pero ella era feliz, ya no vivía entre el bullicio de la ciudad, aun recuerda la primera vez que llego al caluroso pueblo sureño de Salinas, con su mojo isleño, sus cabalgatas y áridas calles llenas de gente media jíbara pero muy Buena.
En el barrio La Playita nacieron sus dos mulatos Sidney y Amarilis, también allí murió de cáncer de próstata su gran amor a los 85 años de edad.
Ella en su funeral le agradeció a su negro por haberla hecho pobre pero feliz, por haberla respetado y nunca haberla maltratado, de casi nunca haberla traicionado, solo en una ocasión su bragueta lo traiciono y con una mujerzuela del barrio Corazón a sus dos hijos un hermano de la calle les dio.
Su amiga de infancia Carmen, la mas vieja de las hermanas Jovet, no dejaba de chavar a través de la pantalla, ya le tenia un la'o alza'o hablándole de esta bendita mujer que le visitaría al amanecer, Nana la miraba y no entendía como su amiga "la mujer noticia"aun teniendo la misma edad que ella lucia radiante, era como si a la gravedad se le hubiese olvidado hacer su trabajo con sus pómulos, papada y tetas, doña Nana pensaba que podía ser brujería, pero no lo era, mas bien magia, pero no hecha con una varita mágica sino con un bisturí.
El delicioso sonido que hacían las gotas de lluvia al golpear el techo de sinc le dieron los Buenos días, ya en píe de lucha, café en mano y chanclas en los pies se sentó en su galería como de costumbre a ver el agua caer, pensó en sus hijos los cuales tenia años sin ver, no entendía por que se habían ido?, por un apartamento con piscina? Aquí tenían el yunque, por un jacuzzi? Aquí tenían las aguas termales de Coamo? Por los cuchifritos del Bronx? Bendito! Aquí tenían a Guabate y sus perniles orgánicos., morcilla con arroz, alcapurrias y bacalaitos.
Se fueron por que daban mucha "ayuda"?
aquí tenían trabajo!
La señora Curet metida en sus recuerdos no se había percatado que ya la lluvia no era placentera, que estaba a oscuras, que los limber con los cuales se ganaba la vida ya se derretían, que la señora María había llegado, con tal cizaña que golpeaba sus ventanas hasta hacer explotar el cristal, los clavos y tachones que sujetaban su techo cedían ante la fuerza despiadada de esta hija de puta, Nana estaba asustada y sola, como aquella tarde en la carretera, solo que esta vez de sus de sus ojos brotaban lagrimas pues su negro Mariani no vendría a rescatarla.
Como pudo arrastro sus pies por el agua que ya le daba a media rodilla, su rostro emanaba tanta sangre que la cegaba pues dos pedazos de vidrio de la ultima ventana quebrada por María le habían perforado la frente y mejilla, doña Nana se sostenía de las paredes de la cocina como si su vida dependiera de ella, miro al patio y solo cuando vio la mata de Quenepa ser arrancada de raíz, solo hay en ese instante supo que ese día iba a morir.
la misma pared que la protegía fue su Verdugo, pues al perder batalla con los vientos de María se derrumbo y así entre agua, sangre y cemento se apago la vida de doña Nana Curet.
La verdadera tragedia no fue lo que ella vio ese día sino lo que la vida le negó ver después.
La vida le negó ver un Puerto Rico sin luz, sin dinero, sin agua ni comida, un Puerto Rico sin celulares, sin televisión ni reguetón, un Puerto Rico sumido en la miseria pero mas unido que nunca, un pueblo que dejo de hablar y empezó a trabajar, un Borinquen en pie de guerra, como los macheteros, como el Mandela latino Americano Don Oscar López Rivera y con el espíritu de Betances, Hostos y Albizu Campos.
Lamentablemente ella no pudo ver a un boriqua mas determinado que nunca a seguir luchando, al que no se va a ir de su tierra por mas pasaporte Americano que tenga, porque este sabe que los árboles florecerán, las aguas bajaran y la estrella en la bandera volverá a brillar mas que nunca, aunque este de "piquito" o normal.
Los puertorriqueños lo harán por personas como Nana Curet quien peleo contra María como una guerrera y aunque perdió la batalla ella se fue sabiendo que sus borricas ganarían la Guerra para hacerle honor sus lagrimas borinqueñas.
IN MEMORIAM DE LOS 34 BORIQUAS QUE COMO DOÑA NANA CURET PERDIERON LA BATALLA PERO NOS INSPIRARON A GANAR LA GUERRA.
Carlos J. Díaz Gómez
Comunicador, reside en Baltimore, Maryland,
05 Octubre, 2017.