In memoriam de Desales…
Francisco Santana, alias Desale
Lo conocí en mi casa, la número 16 de la calle Duarte de Neiba, donde nací; desde que recuerdo como uso de razón; Francisco Santana, alias Desales, y que como sobrenombre, en contra de su gusto, le decían Pánfilo; fue un hombre serio, trabajador y fiel a carta cabal, falleció a sus 84 años el pasado 8 de agosto.
Don Desales, hombre honesto, sencillo, respetuoso y trabajador en grado sumo, al igual que su hermano Chichì, cuyo nombre fue Ilidio Acosta, trabajaron para nuestro padre Néstor Matos, prácticamente las mayores partes de sus vidas, en diferentes actividades socioeconómicas, pero Desales en el área agropecuaria, fueron hermanos entre otros, de Julián el Plomero, como se le conoce por su oficio, éste, a sus noventa años, camina erguido por las calles de Neiba, fueron hijos del difunto Macho, hombres todos de una sola pieza.
Con Desales pasé gran parte de mi vida desde mi niñez con fuerza de trabajo, adolescencia y mas allá en el trajinar agropecuario, de intensidad tal que en ocasiones salíamos de casa a las dos y tres de la mañana, ordeñar las vacas, para volver a casa pasadas a veces las 9 de la noche, la actividad en 9 fincas diferentes que poseía Néstor Matos, criaderos de vacas, cerdos, “mansos y cimarrones”, Gallinas y gallos de peleas, plátanos guineos y demás rubros agrícolas, ocasionales o no, sus irrigaciones y demás acciones que se le agregaban, como curas y bañados de reses, mantenimientos de alambradas y empalizadas, eran labores cotidianas, etcétera, para un grupo de cercas que en conjunto, desde las Mesetas, Galván, cachón Seco, el Asiento, en el Estero, hasta el Memiso Y Cuero de Vaca, llegando a la playa del lado este del lago Enriquillo; probablemente superaban las 20 mil tareas.
Desales dirigía junto a mi padre, y en su ausencia por otras actividades como la política, “fundación del PRD”, más cuatro meses y 22 días que paso en la revolución del 1965 como senador del gobierno constitucional en armas de Caamaño, todas esas responsabilidades productivas, sin flaqueo, sin inconductas de ningún tipo, sin titubeos, sin desganos, solo frecuentemente decía, cuando el aciago de las duras faenas atacaban, ¡Hay mi Mai, porque tú me pariste macho!, solo una expresión, porque, siempre para adelante en los quehaceres.
Recuerdo que cuando se acercaban los 24 de diciembre, por las Noches Buenas, teníamos que andar en el memiso, que era una propiedad
enorme, más de seis mil tareas, cercadas en maderas par puercos, y ellos a su vez, cimarrones, andábamos en las ciénagas y montes con los perros expertos en la materia localizando y capturando vivos los que se buscaban para el sacrificio, recuerdo, que las instrucciones de Néstor Matos era el de la Iglesia católica y las monjas primero, luego otros y el o los de la casa, sumaban seis o siete u ocho para esas ocasiones, porque junto a los que se criaban en “el asiento”, eran más manejables y mansos, los del Memiso, daban tremendas sorpresas, ya que nos encontrábamos con verracos de dos pulgadas de colmillos o “navajas” como les llamaban, éstos, en ocasiones nos cortaban los perros creándoles cortes de más de una pulgada de largo, esos cerdos, tipos jabalí o criollos, en su mayoría nacían dentro de la cerca y eran conocidos por nosotros cuando los amarrábamos. Hubo cerdos leyendas como el “puerco tuerto” que no fue capturado nunca por nosotros, más de diez años campeando por todas las cercas, ya que las volaba a todas.
Desales Santana, como yo le llamaba, fue protagonista de todas estas aventuras, y yo parte de ellas no de todas, por la edad y por la salida a la universidad, nunca le conocí una inconducta, nunca le puso la mano a nada que no sea suyo, nunca me dio un mal ejemplo, nunca me desconsideró, ni verbal ni físicamente, nunca discutió con mi padre por ninguna falta, Desales fu un ícono de lo correcto, de lo serio, de lo responsable, fue un hombre digno de imitar y nosotros, testigos de excepción de este hombre monumental, no podemos menos que lanzar al conocimiento público, esta experiencia, con el objetivo de que las generaciones presentes sepan que hay y ha habido hombres y mujeres honesta y habrán siempre, ellos son la esperanza de la humanidad.. gloria eterna para usted, Francisco Santana…
POR JOSÉ ANTONIO MATOS PEÑA.
12 SEPTIEMBRE, 2017.