Amaos los unos a los otros
Este es un país de gente esencialmente servicial, con una sonrisa a flor de labios, acostumbrada a dar los buenos días y amante de su dominicanidad.
A pesar de que unos pocos se ausentan en interés de una “mejor vida”, son sabedores de que nada es mejor que esta superficie territorial de 48.443 km² donde residen 10 millones 169 mil 172 dominicanos.
Además tenemos la más preciosa bandera y somos las mejores personas del mundo, lo que es natural en este espacio donde prevalece la democracia y nos enorgullece que nuestra enseña tricolor se mantiene en el tope cada día exhibiendo su hermosura y todo lo que representa para los dominicanos y dominicanas.
A propósito de lo anterior, Huellas Divinas enseña esta historia arto conocida que dice:
“La piedra en el camino””
“Una antigua parábola cuenta que cierto rey colocó intencionalmente una gran piedra en uno de los caminos más transitados de su reino.
Luego se escondió con sus siervos para observar las reacciones de los transeúntes.
Primero pasaron unos pueblerinos. En lugar de quitar la piedra, simplemente la rodearon y siguieron adelante. Luego pasaron unos mercaderes, con sus carretas repletas de mercancía. Después de criticar al rey por no limpiar las vías, siguieron su ruta. Otros transeúntes pasaron más tarde, pero ninguno hizo
el intento de mover la piedra. Entonces se acercó un campesino con una carga de hortalizas sobre la espalda. Observó la piedra y, después de colocar el saco de hortalizas en el suelo, la empujó con todas sus fuerzas hasta quitarla del camino.
Ya se retiraba cuando notó una bolsita justo donde estaba la gran piedra. Cuando la abrió, encontró que contenía varias monedas de oro y una nota que decía: “Estas monedas son para la persona que se tome la molestia de mover la piedra del camino. Firmado: El rey”.
La piedra en el camino se presenta en situaciones variadas, cuando tomas conscientemente lo que no es suyo, sabedor de que estás haciendo lo incorrecto, manchando tu integridad.
De este mundo nos vamos como vinimos, SIN NADA. No hay que envidiar la abundancia del otro. No hay razones para asaltar. No quiera lo fácil. Siempre hay una brecha para salir adelante con la frente en alto.
Juan 13:34 nos recuerda la importancia de “Amaos los unos a los otros. De la misma manera que yo os he amado, amaos también vosotros”.
Este mandamiento es una lección de vida sobre la necesidad de amarnos y de hacer el bien quitando la piedra del camino cada vez que sea necesario.
CÁNDIDA FIGUEREO, PERIODISTA.
26-08-2017