BARAHONA Y SU GENTE: DON ANTONIO MÉNDEZ
Optimista. Así se definía Don Antonio Méndez, quien dado a reconocer las cosas buenas y multiplicarlas, creía en la bondad y en la regeneración del individuo. Nacido en la calle Apolinar Perdomo de esta ciudad de Barahona el 11 de septiembre de 1923, fue hijo del matrimonio entre Don Leonardo Méndez Pérez y Doña Carmen Méndez de Méndez.
En los años 40, antes de iniciar los estudios universitarios, se desempeñó como Pesador de Caña en el Batey Central del Ingenio Barahona. Graduado de Doctor en Farmacia y Ciencias Químicas en 1949, “Su paso por la universidad no sólo le permitió estudiar y tener una carrera. En ella se acentúa su vocación por el servicio a los demás, a la comunidad. Allí se consolidó su otra gran vocación: la lectura y sus ideas políticas, su idea de libertad y de cambios en la sociedad dominicana”, afirma su hijo el Licdo. Rafael Méndez Risk (2002) en sus “Notas sobre la biografía del Dr. Antonio Méndez”.
En los años 40, antes de iniciar los estudios universitarios, se desempeñó como Pesador de Caña en el Batey Central del Ingenio Barahona. Graduado de Doctor en Farmacia y Ciencias Químicas en 1949, “Su paso por la universidad no sólo le permitió estudiar y tener una carrera. En ella se acentúa su vocación por el servicio a los demás, a la comunidad. Allí se consolidó su otra gran vocación: la lectura y sus ideas políticas, su idea de libertad y de cambios en la sociedad dominicana”, afirma su hijo el Licdo. Rafael Méndez Risk (2002) en sus “Notas sobre la biografía del Dr. Antonio Méndez”.
El ejercicio como Farmacéutico lo inició en el municipio de Tamayo en 1950, en lo que él llamó un “tarantín” como farmacia, cuyo capital originario fue $300.00 prestados. De allí se trasladó a esta ciudad, instalando la Farmacia Méndez, donde trabajó intensamente hasta la hora de su deceso. Las inquietudes literarias de Don Antonio no se manifestaron en obras literarias, porque no se dedicó a escribir. Sin embargo, corregía obras de escritores barahoneros, como es el caso de Don Negro Suero, entre otros.
Casado en 1955 con la Señorita Clara Milquella Risk Méndez, procreó una familia de seis vástagos, quienes son hoy todos profesionales. Fue Doña Milquella pieza fundamental en la familia creada por la pareja, en base a una relación fundamentada en la libertad y la confianza, y la dedicación de ella al negocio permitió a Don Antonio la libertad necesaria para dedicarse a las actividades de servicio que realizó a favor de la sociedad y por ende la proyección social que alcanzó, declara el hijo de ambos, Licdo. Rafael Méndez Risk.
La labor social desarrollada por Don Antonio Méndez fue amplia y fructífera, la cual resumimos enumerando algunas de las actividades en las cuales participó: creación de las filiales del Centro de Rehabilitación de Inválidos, la Escuela Nacional de Sordomudos, del Patronato Nacional de Ciegos, del movimiento en pro de la instalación del Centro Universitario Regional del Suroeste -CURSO-, extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD-, siendo miembro de su Comité Gestor y de su Comité de Apoyo hasta el final de sus días; Casa de la Cultura de Barahona, miembro del Consejo Directivo y del Patronato de la misma; Comité de los V Juegos Nacionales en 1981; Comité Pro-Remodelación del Parque Central; Consejo de Administración de Sal y Yeso; Comités de Fiestas Patronales en dos oportunidades; primer Consejo de la Fundación para el Desarrollo del Sur -FUNDASUR-; también fue Regidor del Municipal y cooperó con todo tipo de actividades deportivas y culturales.
Paralelamente a las actividades antes señaladas, realizaba acciones caritativas en favor de personas que constantemente se acercaban a él en busca de ayuda para satisfacer alguna necesidad de salud o de estudio. El origen de tal motivación lo atribuía Don Antonio “a las carencias económicas experimentadas durante su niñez y juventud”, según sus palabras.
Las actividades políticas de Don Antonio fueron motivo de persecución en su contra, al extremo de poner en peligro su integridad física y decía sentirse altamente agradecido porque siempre encontró quien interviniera en su defensa. Expresaba que el hecho de haber recibido ayuda en medio de situaciones graves lo movía a servir a sus semejantes.
Fue miembro del Club Rotario, cuyo lema “Dar de sí antes de pensar en sí” practicaba permanentemente y del cual fue Presidente. También fue miembro del Cobo Country Club y, convencido de que la responsabilidad es “accionar a tiempo”, se dedicó de tal modo a las causas que abrazó, que por su labor a favor de diferentes comunidades recibió en vida más de trescientos reconocimientos.
Creyente de que sin educación no hay futuro, incentivaba la lectura y la escritura y, exageradamente regionalista, Don Antonio creía que el progreso de los barahoneros prestigiaba a Barahona y a la región, por lo que no criticaba a quienes triunfaban en otros pueblos y países y no regresaban a Barahona.
Perfeccionista, solidario, altruista, gustaba compartir su éxito, creía en la sociedad como conjunto y fue un apasionado de las instituciones. Abanderado de la cohesión familiar, creía en la importancia de lo afectivo tanto como de lo económico, lo que lo constituyó en centro de consulta de hijos, nietos y sobrinos. Admirador de la naturaleza, en ella centraba su fe en la existencia de un Ser Supremo, la cual exteriorizaba en su gusto por la canción “Cómo no Creer en Dios”.
Fue miembro del Club Rotario, cuyo lema “Dar de sí antes de pensar en sí” practicaba permanentemente y del cual fue Presidente. También fue miembro del Cobo Country Club y, convencido de que la responsabilidad es “accionar a tiempo”, se dedicó de tal modo a las causas que abrazó, que por su labor a favor de diferentes comunidades recibió en vida más de trescientos reconocimientos.
Creyente de que sin educación no hay futuro, incentivaba la lectura y la escritura y, exageradamente regionalista, Don Antonio creía que el progreso de los barahoneros prestigiaba a Barahona y a la región, por lo que no criticaba a quienes triunfaban en otros pueblos y países y no regresaban a Barahona.
Perfeccionista, solidario, altruista, gustaba compartir su éxito, creía en la sociedad como conjunto y fue un apasionado de las instituciones. Abanderado de la cohesión familiar, creía en la importancia de lo afectivo tanto como de lo económico, lo que lo constituyó en centro de consulta de hijos, nietos y sobrinos. Admirador de la naturaleza, en ella centraba su fe en la existencia de un Ser Supremo, la cual exteriorizaba en su gusto por la canción “Cómo no Creer en Dios”.
El deceso de Don Antonio se produjo el 17 de octubre del año 2002, tras repentino quebranto de salud y su sepelio constituyó una verdadera manifestación de duelo. Homenajes póstumos fueron tributados al Dr. Antonio Méndez, por variadas instituciones, tales como: Programa radial Orientación Popular; Asociación de Baloncesto; Centro Universitario Regional del Suroeste -CURSO-; Cuerpo de Bomberos Civiles de Barahona; Universidad Autónoma de Santo Domingo -UASD- Resolución 2003-135 del 27 de agosto de 2003: Profesor Honorario post-mortem, otorgado a sólo doce profesionales en toda su historia hasta ese momento; Ayuntamiento Municipal que, mediante resolución 005-2004 designa el puente situado en la calle Duarte de esta ciudad de Barahona con su nombre Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD): designación con el nombre Dr. Antonio Méndez del Auditorio de la Ciudad Universitaria inaugurada el 7 de julio del 2011 en esta ciudad de Barahona.
Por M.A. Águeda Ramírez de Rodríguez
/Pepe Pimentel/,
17 Junio, 20