La enclenque izquierda dominicana
La izquierda vive momentos desconcertantes en la República dominicana. Es un paciente gravemente enfermo, sin esperanza de sanar. Los aportes de la izquierda a la construcción de la democracia son incuestionables, pero no han sabido articularse en una opción electoral vigorosa.
Penosamente en el país se observan a diminutas formaciones partidarias de izquierda a la cola de los dos grandes partidos nacionales: un pedazo está plegada al Partido de la Liberación Dominicano (PLD), ocupando nimios cargos en la administración pública (casos PTD y MIU), donde han enganchado a su escasa militancia, y de otro lado, otra porción de partidos izquierdistas, está a la cola del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Existe mucha dispersión entre el “liderazgo” de la izquierda nacional, donde todos prefieren ser cabeza de ratón y nadie cola de león. Siglas partidarias con no más de diez a 20 militantes, quien la acaudilla se cree que “puede y debe ser” Presidente del país, y descalifica a los demás.
Los cabecillas de los partidos de izquierda no se pueden sentar juntos en una misma mesa.
Nunca ha existido un esfuerzo realmente unitario de la izquierda dominicana. Es tal la crisis, que en muchos casos hay una contemporización de la izquierda local con el discurso, la agenda y las políticas neoliberales, con el racismo y la xenofobia, el antihaitianismo, el catolicismo dominante y sus privilegios, con la homofobia, y otras lacras.
Hay también vagancia y haraganería de los partidos de izquierda, porque han descuidado el trabajo con las masas, de su organización, de conectar con sus expectativas, anhelos y reivindicaciones, y en fin, se han alejado de los temas fundamentales que preocupan a las grandes mayorías. Asimismo, no han sabido aprovechar el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, para saber usarlas a su favor en su gestión de comunicación política.
En resumen, la famélica izquierda dominicana no ha sabido adaptarse a los tiempos, retroalimentarse, cambiar y adaptar a la nueva era los métodos de lucha, y por eso hoy los partidos y movimientos de izquierda en el país son pacientes comatosos.
POR RUBÉN MORETA
El autor es Profesor UASD.
01 FEBRERO, 2017.-