Luis Andújar siente orgullo del oficio de zapatero
EN BARAHONA, (República Dominicana), 05 Eenro, 2017: Son muchas las anécdotas negativas que Luis Féliz Andújar tiene del oficio de zapatero, un trabajo que realiza desde que era un imberbe. Iba con su padre a una zapatería de su propiedad. Ahí aprendió el trabajo.
Uno de esos recuerdos negativos, pero que no le hicieron parar está relacionado con su esposa. Cuando inicio de su idilio una tía se enteró que eran novios y le dijo: “estás loca para meterte con un zapatero”. “pero el amor es más fuerte que los obstáculos y su respuesta fue: de él es de quien estoy enamorada”.
Otra experiencia que no borra de su mente a pesar del tiempo es aquella que le ocurrió a inicios de los años 90´s con una vecina que le pidió y accedió para que dos de sus hijos fueran a la zapatería que sigue operando, pero el padre de los niños al verlos allí los reprochó diciéndoles: “eso es lo que ustedes quieren ser ‘zapateros’, caminen a su casa”.
Esas experiencias no influyeron en él para que dejara el oficio, sobre todo, porque era una persona con conciencia social, comprendía la importancia del trabajo honrado. Hoy puede dar fe y testimonio que hacer las cosas bien hechas a favor de la sociedad, sin dejarse guiar por quienes tienen visiones diferentes del mundo en que vivimos, da resultados.
Féliz Andújar, dijo que con esa filosofía de vida ha criado a sus hijos: Jorge Luis, Sahira Luisa, Francisco Alberto, Luis Manuel, Vladimir, Francisco Alberto (Frailin) y Priscila Luisa Féliz Cuevas, dos de ellos siguen sus pasos y están con en él en la zapatería.
“La mejor herencia que podemos dar a nuestra familia es motivarlos a estudiar e inducirlos por el trabajo honrado, por eso hoy nosotros vemos aquellas expresiones a las que les hicimos referencia, y tenemos la satisfacción de haber asumido lo correcto en el momento oportuno”, dijo.
Le debo todo
Cuando tenía nueve años Luis iba con su padre a una zapatería propiedad de su progenitor. Ahí comenzó a aprender el oficio que hoy, 47 años después, sigue trabajando en lo que le ha servido de sostén económico tanto a él, como a su familia y; aunque usted lo dude, le ha sido clave para ascender socialmente y conseguir status.
Si volviera a nacer Féliz Andújar elegiría ser zapatero, una profesión a la que le debe todo lo que tiene: casa propia, la profesión de abogado, un vehículo, haber contribuido a que su esposa Priscila Cuevas se hiciese licenciada en contabilidad y casi terminando otra en enfermería, así como al menos dos de sus hijos que, también, son profesionales.
“Ha sido de este trabajo de zapatero que nosotros hemos logrado las pocas cosas materiales que a través de todos estos años hemos podido acumular y tener una vida tranquila, pero de nada sirve tener bienes si lo que tenemos no ha sido fruto del esfuerzo honrado”, razona como buen abogado.
Hace 14 años (2002), que Féliz Andújar se graduó de abogado. Realiza trabajos como profesional del derecho, “pero siempre muero aquí en mi zapatería porque es el oficio que aprendí desde que era un mozalbete con apenas nueve años”.
No es como antes, pero…
Luis, quien ha dejado prácticamente la administración del negocio a su hija Priscila y a Francisco Alberto (Frailin), admite que la zapatería no está dejando mucha cosa, ya que observa un cambio radical.
Según él, ese cambio viene dado por la facilidad que tienen las personas de conseguir un zapato de medio uso y en buenas condiciones que ponerse a “remendar” uno viejo.
En esta ciudad son muchos los lugares que venden calzados y ropas de medio uso que son abarrotadas por parroquianos de escasos recursos económicos, incluso, personas de clase media alta que van a esos lugares a conseguir alguna muda de ropa o unos zapatos.
Sin embargo, dijo que da para costear las cosas del hogar y pagarle a Antonio –Toño- Moreta, que tiene 20 años con él trabajando en la zapatería, principalmente en la función de coser los calzados que son llevados por sus clientes.
“La cosa no está muy buena, pero cada día conseguimos entre RD$2,000.00 y RD$3,000.00, que son entre RD$60,000.00 y RD$70,000.00 al mes, unos RD$800,000.00 ó RD$900,000.00 al año”, hizo un cálculo rápido tras ser preguntado por este reportero sobre las ganancias.
Dijo que esa suma no es la gran cosa ni se hace rico, pero le permite “vivir dignamente”, pagarle de la persona que trabaja con él desde hace dos décadas, contribuir con la formación académica de sus hijos que estudian, así como de su esposa y sus responsabilidades en el hogar.
Sus inicios
Los inicios de Luis en la zapatería se remontan a cuando era apenas un niño con nueve años que acompañaba a su padre a trabajar a una zapatería de su propiedad. Desde entonces, 47 de sus 56 años los ha dedicado a este oficio, al que le debe muchas de las cosas que es y que tiene en la actualidad.
Luego, recuerda con cierta nostalgia, fue a trabajar en la zapatería más famosa que tenía Barahona, la de Jesús Castillo, en donde duró mucho tiempo, “pero tenía planes de tener mi propio negocio para poder lograr mis metas individuales y familiares”.
Finalmente Luis Féliz Andújar pudo ver cristalizar sus sueños de tener su propio negocio en el año de 1980, hace 37 años, que es cuando comienza a conseguir las cosas que necesitaba, como la de graduarse de abogado, por ejemplo y adquirir un vehículo.
La sociedad en la actualidad tiene una enfermedad que carcome sus fibras sociales: el interés de las personas en conseguir dinero a la carrera y sin medir las consecuencias.
Sin embargo, Luis Féliz Andújar da un consejo a las nuevas y futuras generaciones: “no traten de hacerse rico rápido, construyan poco a poco el camino, que al final el resultado es beneficioso”. /lalupadelsur/.
POR BENNY RODRÍGUEZ