A PROPOSITO DEL DESARROLLO: 8. CONVERSION DEL INGENIO BARAHONA EN PROYECTO SUCROQUIMICO:


Desde temprano de la mitad del pasado siglo hasta la década de los 90, el Consejo Estatal del Azúcar era la institución posesionaria de casi todos los ingenios azucareros del país; pero en los años 80 y 90, esos ingenios entraron en una crisis institucional que presagiaba su desaparición o quiebra inminente.

La crisis estaba relacionada al clientelismo parasitario que desde el estado se asumía con estas empresas y a la sustracción de los bienes y recursos con que los mismos contaban. Se les llevaron equipos, mobiliarios, materiales, presupuestos, tierras y todo lo que los ladrones estatales y sus amigos entendían que les significaba un beneficio.

En el caso del Ingenio Barahona, existía una oficina, en la cual solo “trabajaban” féminas, que según las malas lenguas, eran “las amantes de los funcionarios”. A esa oficina se le llamaba “el total”, pues las malas lenguas decían que allí lo que había era una reunión de genitales femeninos. Por otro lado, se comenta el hecho de que “sindicalistas” ponían a cobrar hasta a sus hijos de meses y a todos los familiares habidos y por haber. De esta forma, la crisis y la quiebra financieras eran las consecuencias previsibles.

Fue en ese momento que a algunos “loquitos” barahoneros se nos ocurrió proponer una salida técnica para “salvar” a este emporio cañero de las garras de los depredadores. Propusimos que al ingenio se le realizaran cambios sustanciales para convertirlo en un Proyecto Sucroquímico. Esto quería decir, que se pudiera convertir el ingenio en una industria diversificada, contando con su materia prima, que era la caña de azúcar. Pero para ello, era necesario sacar y sancionar drásticamente a los depredadores del ingenio.

La propuesta buscaba que se pudiera producir con la caña, madera prensada (tabopán, como le llaman los ebanistas), plástico para tubos, pulpa para papel, proteínas para animales, alcohol etílico, levadura y azúcar. Con los barbojos del campo, procesar abonos orgánicos e incluso producir biogás. En una primera etapa, producir esos productos y si la rentabilidad lo permitía, luego ampliar la diversificación aún más.

Para esos tiempos Cuba producía, con la caña de azúcar, más de 100 productos y subproductos y con ellos resolvían numerosos problemas nacionales, estando bajo un terrible y criminal bloqueo de la potencia policíaca más grande de todos los tiempos.

No solo, no nos quedamos en la enunciación de la propuesta sino que con estudiantes de la UASD del área de

Agronomía, programamos y ejecutamos un trabajo de tesis relacionado con la indicada propuesta y en esa investigación, llegamos a la conclusión de lo rentable y positivo que sería la conversión del ingenio en proyecto Sucroquímico. Uno de los responsables de la indicada investigación lo fue el Técnico Agrícola, César Céspedes.

Con gran entusiasmo por los hallazgos, movimos todos los resortes del poder político local y de la jerarquía del CEA.

Entregamos copias de la investigación y motivamos la puesta en ejecución de la propuesta. Pero como hemos venido sosteniendo en todos estos trabajos sobre Desarrollo Sostenible, siempre desde los estamentos más elevados del poder político solo se deciden las cosas en contra de los sectores pobres y a favor del gran capital, para lo cual cuentan siempre con defensores comprados.

Cuando esperábamos una decisión favorable para continuar, transformar y mejorar el ingenio, lo que vino desde el Estado fue la venta y arrendamiento a precios de “vaca muerta” de todos los ingenios del CEA y el descuartizamiento de sus patrimonios, que aún hoy, todavía continua por parte de los apologistas del “crecimiento económico y del coge aquí, coge allá” y del “dame lo mío”.

Esas “ventas” realizadas por el primer gobierno de Leonel Fernández, expulsaron cerca de 100,000 trabajadores y los colonos se redujeron en más de un 60%; pero resulta que esas personas son, en su gran mayoría, de los sectores pobres y por lo tanto se cree que se les puede descartar como escorias o desechos. Recordemos estimados amigos, que los políticos, sus lambiscones y el gran capital tienen eso como su “filosofía del descarte”.

A partir de esa acción, Barahona y con ella la región fue languideciendo, hasta el punto de que las esperanzas se fueron achicando para todo el conglomerado que habitaba en esta comarca. Devino más tarde la emigración de grandes grupos de personas para buscar mejor vida en otras latitudes. Barahona se convirtió en la provincia expulsora de sus nativos y llegó (aún persiste la situación) a ser la de menor crecimiento de la nación.

Al “capitalizar el ingenio” (¿Y qué es eso?), sindicalistas, desarrollistas del buscavidismo, políticos del momento, se capitalizaron y salieron con “liquidaciones”, pero los reales trabajadores aún están esperando su pensión o liquidación; que según las mismas malas lenguas, están volando por la estratósfera. Mientras esos obreros se mueren en la ignominia y en la miseria. ¡¡Viva el desarrollo de los buscavidas e hipócritas!!

Hasta la próxima

Rafael matos Feliz

Por el Desarrollo Sostenible

11NOVIEMBRE, 2016.-
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