A PROPOSITO DEL DESARROLLO 4: DINAMITADO DEL CANAL NIZAITO
En una entrega anterior, tratamos acerca del Canal Nizaíto y señalamos que el mismo fue una obra muy compleja para ser ejecutada, especialmente por la oposición de los principales funcionarios de los gobiernos de turno, pues colocaban como pretexto que la misma era antieconómica y que no sería beneficiosa para el país.
Algunos periodistas de esa época señalaron que al Presidente lo engañaron con la construcción del canal, pues la misma consumió, en su primera etapa, la friolera de 300 millones de pesos, que era una cantidad exorbitante. Se dijo que muchos guisaron con el canal Nizaíto. Recuérdese que por esos tiempos, la corrupción se paraba en la Puerta del Despacho del Presidente (según él mismo admitió).
Ahora quiero relatar uno de los hechos más importantes acaecidos con la señalada construcción. Nos referimos a la decisión de la empresa constructora, de nombre Agroman, de dinamitar las montañas que serían atravesadas por el canal. Se inició con el dinamitado y cuando se llegó a la zona de Los Patos, ahí mismo se armó la de San Quintín. Pues los comunitarios de esa localidad, en protesta, paralizaron los trabajos y amenazaban con arreciar su lucha, sino se detenía el dinamitado.
Llovieron las pruebas y testimonios de la gravedad de la situación. Se observaron utensilios de hogares rotos o dañados por impactos de piedras (especialmente objetos de vidrio) y casas con ligeras grietas. Era recurrente la información de los temblores de las casas y ajuares cada vez que explotaba una carga. Los animales domésticos y de crianza estaban en estado de estrés, así como todos los residentes en la comunidad.
Los comunitarios, por medio de un miembro de SOEBA que era originario de Los Patos cuyo nombre es Pablo Carrasco, nos invitaron para evaluar la situación. Llegamos y luego realizamos una evaluación de Impacto Ambiental. Encontramos que el dinamitado era la peor acción que se debía hacer, pues no solo se arriesgaba la vida y la tranquilidad de toda la comunidad, sino que se ponía en riesgo de desaparecer la principal fuente de vida y de disfrute del lugar, el Rio Los Patos.
Al poner en conocimiento a los lugareños con la evaluación realizada, los mismos se tornaron más beligerantes en contra del tipo de trabajo que se llevaba a cabo y dijeron que no iban a permitir que se siga con el dinamitado en su zona. Ahí mismo aparecieron algunos barahoneros que nos acusaron de ser enemigos del desarrollo y el progreso.
El nuevo escenario determinó que la empresa constructora, el gobierno, los comunitarios y SOEBA realizáramos una reunión para discutir sobre la solución a la paralización de los trabajos de la construcción del canal. Dicho encuentro se llevó a cabo en uno de los negocios que sirven de disfrute a los visitantes, casi a la orilla del río.
La empresa trajo “expertos en dinamitado de estructuras”. Uno de ellos era de Suecia, el cual explicó que las explosiones pueden ser controladas y que se pueden evitar los efectos dañinos y que todo se podía realizar sin mayores consecuencias. Por nuestra parte, señalamos que no era cierto que se pudieran controlar los efectos de las ondas expansivas en rocas calcáreas como son las que conforman la microcuenca del río y que esas dinamitas podrían acarrear nuevas grietas en las rocas y por ellas, el río podía infiltrarse y salir en forma subterránea hacia el mar y adiós balneario de Los Patos.
Los “expertos” de la empresa no tuvieron respuestas a estas aseveraciones expuestas por nosotros. Allí se terminó la reunión y los responsables de la obra nos pidieron el informe de la evaluación para buscar asesorías en otras instancias y determinar en consecuencia, el paso siguiente. Mientras tanto, seguían lloviendo sobre nosotros las acusaciones de que nos oponíamos a todo lo que fuera “desarrollo”.
Semanas más tarde, conocimos por las autoridades del gobierno que la obra seria continuada, pero ahora si el uso de dinamitas. Se usarían martillos de presión, buldócer y equipos que no causen grietas en las rocas profundas. La comunidad salió a las calles a celebrar las buenas nuevas y nosotros nos sentimos con el deber cumplido.
Nos enteramos después que asesores alemanes hicieron una nueva evaluación a la zona y encontraron la misma situación que nosotros e incluso señalaron que nunca se debió usar ni una sola carga de dinamita, pues no se sabe si en el futuro habrá consecuencias en el río, que lo pueda poner en riesgo de disminuir su caudal o desaparecer. También conocimos que todo lo que se estaba haciendo con el uso de dinamitas era un ahorro de tres (3) millones de pesos para los constructores. ¡¡¡¡EPA!!!!
Hoy tenemos el canal y el balneario. A eso le llamamos desarrollo Sostenible.
Rafael Matos Feliz
Por el Desarrollo Sostenible.
22 octubre, 2016.-