Ese 23 de sept. 1990
Yo estaba en el cuarto piso del viejo edificio de la calle Julio Ortega Frier 8, con mi esposa y 4 hijos, los que días así me acompañaban al Marión, si tenía algo que hacer en el local de UNER o en la UASD.
Era un domingo que no parecía domingo, pues al día siguiente estaba anunciada una huelga y la gente estaba un poco recogida.
Cuando se escuchó la explosión, la gente salió de la casa y los apartamentos, yo salí al balcón al que subió el alemán y me dijo que eso había sido en el local de la UNER y que allá estaban los muchachos.
Ya había salido de la Secretaria General de la UNER, al terminar derecho, mi segunda carrera, pero para la opinión pública seguía siendo yo, pues no se había difundido bien, que Omar me había sustituido.
El drama no era más dantesco porque los cuerpos se los habían llevado, pero estaban partes de ellos, los objetos diseminados y el local cuartelado, sin vidrios como casi todas las casas y edificios del entorno.
Salí corriendo como estaba vestido, llegué al Marión y al local de UNER viendo aquella fosa que udía escuché de los labios de Adonis al hablar de la divina comedia De Dantes.
A mí me tocó la clandestinidad, soportar la persecución, luego la prisión, más que por el hecho mismo, porque yo no estaba allí, por la historia, a la que nunca se renuncia.
En el Marión sólo encontré a Plasencia y a Bayayo, me explicaron lo que vieron y el daño a los cuerpos de mis 4 compañeros, diciendo que ninguno sobreviviría, pero gracias a Dios 1 sobrevivió.
Mármol, Ayani y Pedrito fallecieron y Víctor sobrevivió y desde aquella tarde no he podido liberarme de la pena y el llanto que me traen esos recuerdos.
Vamos este 23 de septiembre al cementerio de la Máximo Gómez a rendir homenaje a esos tres gigantes, a 26 años de su partida.
Por Praede Olivero Feliz
23 SEPTIEMBRE, 2016.-