EDITORIAL DE EL CARIBE: Caminos rurales- 18-8-2016
A los gobernantes de los últimos años hay que reconocerles que han dado impulso a la mejoría de la comunicación vial hacia las regiones, especialmente el Este y el Norte, con el tradicional rezago de la región Sur. En lo fundamental tenemos significativas mejorías, de modo que resulta fácil trasladarse desde Santo Domingo hacia las zonas más distantes. También ha habido avance intrarregional.
En su discurso del pasado 16 de agosto el presidente Danilo Medina resaltó que han intervenido 3,200 kilómetros de carreteras, 3,400 kilómetros de reconstrucción de calles y 2,275 kilómetros de caminos vecinales. Debe decirse que en este último aspecto falta demasiado por hacer.
Todo lo que se invierta en la agropecuaria no tendría objeto si al final sus sostenedores no cuentan con medios para colocar sus frutos en el mercado.
Se habla de 2,275 kilómetros de caminos vecinales, que es un número importante, pero si se hiciera un levantamiento acerca de las vías de acceso hacia las zonas rurales se descubrirían las reales necesidades.
Aquí predomina la creencia de que el campo es sinónimo de escabroso, que el deterioro sea la normalidad, que raya en lo inaccesible.
La realidad es que eso tiene un enorme costo para quienes cultivan la tierra o manejan granjas avícolas o ganaderas. El deterioro de los vehículos, el alto costo de reposición de esas unidades y las dificultades para colocar en el mercado sus bienes terminan arruinando todos los esfuerzos.
No basta decir, como para llenar requisitos de presentación, “seguiremos trabajando con brigadas en todo el país para seguir mejorando los caminos vecinales y asegurar que nuestras comunidades tengan vías dignas para el transporte de personas y mercancías”.
Por lo visto el Presidente se refiere a la comunicación inter vecinal, no hacia las fincas y campos. Es decir, las zonas donde se explota la tierra y se cultivan los campos.
Urge que el Ministerio de Obras Públicas, en coordinación con el IAD y Agricultura, levante un inventario del estado de las vías de acceso a fincas productivas y que se elabore un plan único. No la múltiple e inútil concurrencia de las tres dependencias, sin resultados que llenen los requerimientos del campo.