Un atentado a Radhamés Trujillo en Baní


El ingeniero Fabio Herrera Miniño, fiel a la tradición de su padre “Fabito” y de sus tíos (Pununo, Fernando y Rafael), destacados periodistas, escritores e intelectuales, viene escribiendo interesantes relatos de sus vivencias en Bani en la década del 50.

De manera particular, todos los privilegiados de esa época hemos revivido nuestros recuerdos con nostalgia, añoranza y alegría. Los jóvenes de hoy tienen con ellos el conocimiento de una historia oral que está por escribirse, tal como lo ha hecho el maestro Héctor Colombino Perelló, Viriatico Alberti, Mauricio y Césa Objío, entre otros.


Es fascinante el relato de Fabio sobre el río Baní. A éste agregamos los siguientes comentarios:

“El Charco del Chivo” fue símbolo y uno de los baños más antiguos que todos nosotros. Cuenta la leyenda que un sábado por la noche, cerca de las festividades de San Juan Bautista, al final de junio, como era costumbre en esta fecha, cayeron en Bani aguas torrenciales que se tornaron en un diluvio.http://almomento.net/wp-content/uploads/2016/07/bar.png

Cuando estas aguas comenzaron a tornarse peligrosas, un chivo desesperado se subió en una enorme piedra que estaba en la orilla del rio. Se salvó, formándose al mismo tiempo un atractivo charco que fue bautizado por este acontecimiento como “El Charco de la Piedra del Chivo”.

Ese charco, en las cercanías de Fundación de Peravia, donde todavía está la piedra, tiene un valor sentimental y al mismo tiempo histórico, ya que de acuerdo con el escritor Don Federico Henríquez y Carvajal, el baño preferido del Generalísimo Maximo Gómez en el río Baní era la Piedra del Chivo. Para luchar contra el olvido y para conocimiento de las nuevas generaciones, hay que distinguir este charco, esta piedra con una tarja donde se consigne este acontecimiento.

En una hermosa crónica, Fabio Herrera Miniño, describe el Bar Hollywood en la década de los cincuenta en Baní. Para enriquecimiento de la misma, por vez primera voy a rebelar un acontecimiento que se había mantenido en secreto hasta hoy: Al final de la Era Trujillista, varios de nosotros habíamos asumido conciencia de su significado nefasto.

ATENTADO

Bolívar Ledesma (Bolivita), Felipe Lorenzo (El Español), Llillí Santana, Augusto Guzmán, Demetrio Ortiz, Dagoberto Tejeda Ortiz y otros compañeros más cuyo nombre ahora no recuerdo, decidimos fundar El “Club Radhamés”, en honor del hijo de Trujillo. Todo parecía un lambonismo más.

Con la mayor ingenuidad, hicimos el plan de invitar a Radhamés Trujillo el día de la inauguración del Club, el cual decidimos que fuera en el Bar Hollywood con un gran baile.


(Foto: Bar Hollywood).

La idea central era aprovechar la ocasión para hacerle un atentado en ese lugar con bombas molotov.

En nuestro afán, como práctica, llegamos a explotar dos pequeñas bombas molotov en la orilla de la playa. Todo, con el mayor sigilo posible. Un día, Doña Gisela Miniño de Castillo, prominente personalidad banileja, que había ocupado varios cargos públicos y que gozaba del aprecio de toda la sociedad banileja me mandó a buscar.

“Mira yo soy muy amiga de tu padre. Tengo información de una locura. Sé que hay un grupo de jóvenes que están tramando realizar un atentado contra Radhamés. Para que no les pase nada a ustedes, abandonen esa locura y todo quedará como si nunca hubiera ocurrido. Si la policía se entera, ustedes y toda sus familias se van a desgraciar”.

Me quedé atónito, salí muerto de miedo a conversar con mis compañeros en esta aventura. En todo el camino iba pensando sobre quién fue la persona que se lo había contado a Doña Gisela. Después lo supimos. Abandonamos la idea y gracias a ella, nos salvamos de una locura. Salvo nosotros y ella, creo que nadie se enteró en Bani. ¡Siempre he pensado en su generosidad¡ /Almomento.net/.

Por: DAGOBERTO TEJADA ORTIZ

EL AUTOR es sociólogo y escritor. Reside en Santo Domingo.
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