OPINION: Espacios públicos, Pastor, Mural y Letrero
Recientemente se produjo en esta comunidad de Barahona, un hecho que por un lado, ha generado fuertes manifestaciones de repudio, aunque por el otro, ha concitado un aguerrido y desenfrenado apoyo, al estilo de “cueste lo que cueste”.
La situación se origina a raíz de que el Reverendo Pastor Fernando Fleming, mandó a borrar un “mural”, el cual había sido pintado como un aporte a Barahona por un grupo de artistas profesionales del pincel, a raíz de un homenaje realizado al destacado pintor Barahonero, Don Ramón Oviedo, recientemente fallecido y sustituido por un letrero, alusivo a Jesucristo.
Se ha cuestionado la forma en cómo el Pastor Fleming, un día cualquiera manda a borrar dicho mural, el cual estaba pintado sobre una pared que da a la calle, aunque la misma corresponde a un edificio de su propiedad o de su administración y lo sustituye, con el argumento según algunos, de que la pintura representaba a una mujer desnuda y que en consecuencia no era adecuada para estar frente a un Templo Cristiano.
Lo primero que hay que decir es que la obra estaba en un espacio público y que los espacios públicos según establece la Ley 176-07 de los ayuntamientos; establece bien claro a quién o a quienes les corresponde el derecho de su uso. Es en consecuencia, aquello que resulta manifiesto, notorio, sabido o visto por todos y aquello que pertenece a toda la sociedad y es común del pueblo.
El espacio público, es el lugar que está abierto a toda la sociedad, a diferencia del espacio privado, que puede ser administrado o hasta cerrado, según los intereses de su dueño. Es en conclusión, propiedad estatal y de dominio y uso de la población en general.
¿A quién corresponde realmente el espacio?.
Pero en el cambio del mural por el letrero no es donde estriba lo peor de la situación, primero porque en el aspecto cultural, no es visto por todos de la misma manera, ya sea por falta de conocimientos culturales o de ideología religiosa, entre otros factores.
Muy cierto es que hay mucha gente que se ha dado cuenta de que ese mural estaba ahí, ahora cuando fue borrado y que para muchos que lo vieron, tampoco nunca significó más que una simple pintura, lo mismo que significa para otros, lo que actualmente se colocó en el espacio, independientemente de que sea alusivo a Jesús.
Entre las reacciones suscitadas hay quienes han entendido que el Pastor debe ser demandado judicialmente, otros que debe ser obligado a restablecer el mural entre otras tantas cosas.
Por otro lado, observamos la reacción del referido Reverendo, el cual aunque dijo y repitió enfáticamente en un programa de televisión que produce; que no sentía nada contra ninguno de los que se habían expresado en su contra; presentó un video de un ex mandatario de un País “equis”, el cual maldijo reciamente a un Estado “Y”, para demostrar metafóricamente, que ese mandatario, como respuesta, recibió un Cáncer. No creemos que fue afortunado ese ejemplo.
Nuestro parecer es que tratándose de un espacio público como ya se ha dicho y teniendo varios meses de pintado el mural, si el Pastor sintió algún deseo de sustituirlo, tuvo oportunidad suficiente para haber buscado un encuentro con las autoridades municipales y haber llegado a un entendimiento para la sustitución, y que esto se hiciera en una forma dialogada, civilizada y de consenso.
Es la forma en cómo se actuó y no otra, la que ha permitido que parte de la población vea como una actitud de prepotencia, intolerancia y de soberbia, la actuación del Pastor Fleming.
Creemos finalmente, que siempre hay tiempo para rectificar los errores, siempre y cuando se determine que los hemos cometido y que estemos dispuestos, primero a pedir excusas públicas a quienes hayamos podido ofender con nuestras actuaciones, con el correspondiente compromiso, de no repetirlos y de subsanarlos en forma satisfactoria para todos los grupos sociales envueltos en el interés común.
¡Es más enaltecedor, bajar la cabeza para ser entendido, que elevarla para ser aplaudido!. “Dijo el Poeta”.
POR FELIX BETANCES