La grandeza y heroísmo de la mujer dominicana
Recientes estudios del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), sobre la evolución sociopolítica del país, sostienen que sin la intervención y el relevante rol jugado por la mujer dominicana, no hubiera sido posible nuestra independencia, además, la instauración de un Estado libre e independiente en República Dominicana, junto a los niveles de libertad y democracia que detentamos.
Respecto lo cual dimensiona, que pese a que nuestra historia no honra como debiera ser, el papel de la mujer en la lucha por la independencia, así como, en otros procesos en conquista de la libertad y del progreso social, no es menos cierto, que sin los extraordinarios aportes realizados por ellas a la gesta de febrero, no tendríamos una nacionalidad propia.
Destacando como prueba fehaciente de lo afirmado, el accionar correcto de los trinitarios, relativo a incluir en sus planes la participación femenina, para hacer posible el éxito del proyecto independentista, añadiéndola como columna fundamental, a la estructura de que de forma inteligente concibieron en grupos celulares de tres, conocida como La Trinitaria, que era una organización estrictamente de composición masculina, resultante de la costumbre de la época.
Hecho que visualiza que fue plasmado, al involucrar a las mujeres desde el mismo comienzo en la conspiración, dándoles el nombre de “Comunicadas”, lo que permitió que éstas se incorporaran en toda plenitud al proceso de independencia, desde distintos escenarios: Bordando una bandera, escondiendo en su casa a los Padres de la Patria, preparando los cartuchos que se usaron y llevando de un lugar a otro la pólvora escondida entre sus faldas.
Adicionando, que el papel jugado por ellas, fue tan importante como el protagonizado por los hombres en los campos de batalla, como resultó de la participación de María Baltazar, primera mujer soldado de la República, quien estuvo presente, fusil en mano, la noche gloriosa del 27 de febrero y la madrugada del 28, realizando incursiones militares en pro de nuestra independencia.
Accionar que traducen como transcendental, dada la firme decisión y valentía que requería el movimiento independentista, a tal forma, que su factibilidad obligó a que María Trinidad Sánchez se constituyera en víctima del crimen político, y Josefa Antonia Pérez de la Cruz (Chepita), en la primera “Comunicada” de La Trinitaria, facilitando su casa de la calle Arzobispo Nouel el 16 de julio de 1838, para la fundación del movimiento Trinitario y la juramentación de su dirección.
Resaltado en dichos cometidos, el rol de Concepción Bona, quien además de estar presente en el momento de la proclamación de nuestra independencia, confeccionó la primera bandera dominicana que ondeó airosa en el asta del Baluarte, la noche del 27 de febrero; por otro lado, el de María Angustias Villa, confeccionadora con sus hermanas de la bandera que ondeó por primera vez en el Cibao, así como también, el de Ana Valverde, quien además de participar en el histórico febrero, se dedicó a recaudar fondos para reconstruir los muros de Santo Domingo, a fin de que el ejercito libertador pudiese rechazar la incursión de la tropa haitiana.
Asimismo, el privilegiado lugar ocupado en los anales de nuestra gloriosa Independencia, por Rosa Duarte Diez, Rosa Bastardo de Guillermo, Socorro del Rosario Sánchez, Froilana Febles, Baltasar de los Reyes, María de Jesús Pina, Rosa Montas de Duverge, Filomena Gómez de Coba, Micaela Rivera y Petronila Gaú.
Añadiendo a éstas, los casos de Juana Saltitopa, soldada de la patria, que en forma hidalga y valiente participó en la batalla de marzo en Santiago; Manuela Diez quien junto con ofrendar a la patria a sus hijos, puso a su disposición todos sus bienes; María Baltasara Bustamante, la primera mujer marina de la república y tantas otras grandes heroínas, que dieron sus vidas y sus sacrificios junto a los Trinitarios, para que disfrutemos hoy de Independencia y nacionalidad.
Para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), enaltecer la grandeza y heroísmo de la mujer dominicana, constituye un acto de justicia, por haber sido fundamental su rol desde nuestras familias e instituciones, para que hoy gocemos de un mayor respeto a la dignidad humana, por tanto, al valorar su patriotismo y desprendimiento, debemos proponernos con mayor firmeza, seguir derribando las barreras de desigualdad entre las mujeres y hombres, a fin de afianzar las metas de desarrollo que aspira y urge alcanzar nuestra nación. /El Sol de la Florida/.
AUTORA: Guillermina Altagracia Marizàn Santana, Directora de la Comisión de Género del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), Juez y Doctora en Derecho.