Ríos de miserias e indiferencias vs mares de conciencias y un océano de consecuencias.
Las principales miserias humanas no son las materiales que se manifiestan por la falta de bienes o las carencias de adecuados servicios que mejorarían la existencia humana en cuanto a eso, a lo material.
Las mayores miserias que experimenta la especie humana están radicadas en su interior, muchas veces disfrazadas.
No es más rico quien tiene más, sino quien necesita menos, pues los avaros son por lo general inmensamente ricos, pero terriblemente miserables.
El mayor bien que puede llegar a la humanidad es el despertar de las conciencias. Tanto para los llenos de teneres, como los llenos de carencias materiales, pues el despertar de conciencia nos hace aterrizar en la realidad y equilibra el reloj del polvo, del polvo de la vida.
Cuando el sentido de ser eterno y todo poderoso se erradique de las cabezas y el corazón de los que dirigen en todo el mundo, desde las empresas privadas hasta los gobiernos. Se darán cuenta que el afán desmedido de bienes, poder y riquezas, solo siembran miserias espirituales y materiales que a la larga parirán conflictos e inseguridades.
Siempre se ha dicho que el mundo produce para que todos vivamos con la dignidad que por ser humanos nos ha de ser inherentes. Pero el acumular en beneficios de unos cuantos ha causado el perjuicio de las grandes mayorías.
El despertar de conciencia debe recordar que cuando se aprieta mucho la tuerca se corre la rosca. Que cuando se le quita y quita al otro por la superioridad que se tiene, se llega un día que también se le quitara el miedo. Que no podemos cosechar un país diferente con tanta gente indolente.
Ojala se entienda de una vez, que la ambición rompe el saco y que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
Con el despertar de conciencia los mejores hombres acudirán a dirigir la cosa pública, pues la gente que decide con el voto, validará la democracia , hoy invalida por que los gobiernos resultantes no salen por la voluntad libérrima de las mayorías , sino por la voluntad comprada al traficarse con sus miserias materiales y espirituales. Logrando así que el peso de la mayoría sin conciencia que sufraga incline la mayor de las veces la balanza hacia los más perversos.
El clamor del papa Francisco de que; “¿Cómo es posible, que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables? “Será recordado por mucho tiempo. Ojala y no sea para que los que hoy llevan la cabeza erguida y el pecho inflado de orgullo, se siente sobre el pleno suelo o en alguna piedra recordando con pesar lo que un día fueron y arrepintiéndose se su proceder, cuando con las cabezas en las manos se pregunten una y otra vez. ¿Cómo fue posible que no vieran venir lo que les sobrevino si estaban altamente advertidos?
¡Ojala! Se entienda en esa esfera hoy, que los ríos de miserias e indiferencias despertarán más temprano que tarde un mar de conciencias y un océano de consecuencias
Hasta la próxima.
Darío Nin
centropersona@hotmail.com