¿Qué hacer ante la viudez?
Último adiós. Es importante asistir a los eventos de despedida de nuestro ser querido.
EN SANTO DOMINGO: Anteriormente, cuando pensábamos en viuda o viudo, imaginábamos una persona de la tercera edad que había compartido muchos años junto a su pareja y por causas de enfermedad éste había fallecido, dejándolo en la viudez.
Producto de los cambios en la sociedad, el estilo y ritmo de vida de nuestros días, el aumento de padecimientos de enfermedades terminales en jóvenes (cáncer, sida, etcétera), el incremento de la violencia (atracos, accidentes), cada día es más común ver personas jóvenes enviudar.
El estado de la viudez es considerado como uno de los más tristes, ya que una de las dos personas que decidió formar una pareja no está más, y es peor aun si en el medio hay una familia compuesta por hijos.
Etapa del duelo
El duelo suele ser más intenso cuando el matrimonio lleva muchos años, la persona viuda tarda más en recuperarse porque se sumergen en una depresión, muy profunda.
Sin embargo, también las circunstancias de una muerte a destiempo, la pérdida inesperada del ser querido, pueden influir en que la persona permanezca más tiempo en una u otra etapa del duelo, y dure más la resolución del mismo, ya que la aceptación de la pérdida se puede prolongar.
El duelo también influye en la pérdida de las ilusiones y esperanzas que se fueron con el ser querido que murió. En el caso de las parejas, muchos planes futuros e ilusiones suelen morir.
Cuando hablamos de duelo, en este caso por viudez, influye mucho la forma de pensar de cada persona con respecto a la muerte. No es lo mismo un duelo para alguien que considera el fin de la vida como un proceso natural o con un enfoque espiritual, a quien la ve como una tragedia.
La experiencia de duelo es personal, un proceso que puede depender de la personalidad y las creencias de cada viudo, y del significado que le otorgue esa pérdida en su vida.
¿Qué podemos hacer?
Sufrir y llorar la pérdida de un ser querido, particularmente el cónyuge, no es signo de debilidad, sino característica de la esencia humana.
Es importante desahogarse, explicarles a los niños el verdadero significado de la muerte y de que ya no volveremos a ver a esa persona. Mentir o crear historias como que “está de viaje” o “Dios se lo llevó”, pueden crear confusión y sentimientos encontrados. Si es muy difícil es necesario acudir a un especialista.
Es saludable compartir la pérdida con nuestros seres más queridos, padres, hermanos, hijos, amigos, manifestando los sentimientos abiertamente con ellos.
Es importante realizar los eventos de despedida de nuestro ser querido y asistir a ellos: actos fúnebres, entierro, actividades religiosas (acorde a las creencias de cada persona).
Además, se puede tomar en cuenta un proyecto de vida de acuerdo a la nueva realidad y no pretender tomar el sitio de la persona ausente, aunque es común que se trate de llenar ese lugar, buscando compensar a los hijos la pérdida, de una u otra manera. Sin embargo, aceptar que habrá que actuar “como papá” o “como mamá”, cuando el caso lo amerite. Es muy importante comprender y vivir cada etapa del duelo, a sabiendas de que no todos son iguales ni tienen un tiempo exacto. Sin embargo, es necesario ir avanzando en el desarrollo de las actividades cotidianas y la reinserción. No encerrarse en una armadura, ya que después nadie podría traspasarla y encontrar a la persona humana que se ha escondido dentro.
Si se siente necesario debe solicitar ayuda de aquellos que están dispuestos a brindarla y pedir asesoría o consejo (legal, espiritual, financiero, psicológico) en aquellos casos que lo requieran.
OTRAS MANERAS DE ENFRENTAR EL DUELO
Despedirse para siempre de alguien con quien se comparte la vida significa un gran dolor porque no se está preparado para la separación, por ello es importante, además de buscar ayuda, tomar en cuenta la opinión de los hijos, esto irá formando un ambiente de confianza y sentido de equipo que ayudará más adelante.
Resolver los problemas cotidianos, según se vayan presentando, viviendo el presente sin temor al futuro. Es muy importante no tomar decisiones apresuradas, ni definitivas en momentos de crisis, como resultado de la intensidad de las emociones.
Permitir que el tiempo suavice las heridas para poder continuar viviendo y realizar mejores elecciones y tomar decisiones mejor pensadas. /Listín Diario/.