Le Llamaron Jesús
Su patronímico es José, aunque por el color de caoba mojada de su piel, todos sus conocidos le dicen el Moreno. Salió el Moreno de Santo Domingo para New York, vía Puerto Rico por el canal de la mona, viaje dice, lleno de peripecias, de miedo y sobresaltos y llegar vivo, es comprar un boleto de lotería, pero volvería hacerlo, llegado el caso, el país es un largo cementerio de hombres vivos que solo esperan ser enterrados por los políticos de turno.
Después de un tiempo en Puerto Rico trabajando en la construcción, llegó a New York, dónde por diligencias de un primo, en cuya casa encontró acomodó, comenzó a trabajar en una factoría . Tenía como tres meses laborando ahí , cuando el trabajo aflojó, lo despidieron , para colmo, los chelitos que había logrado ahorrar a base de sacrificios, el primo se los había volado para mantener su vició de crack. En un momento me quede en la calle y sin dinero, cuenta, etapa que pude superar, después de dormir en parques y debajo de elevados, al conseguir trabajo en la bodega de un banilejo, que me dejaba dormir en el sótano de la misma bodega, para que le sirviera de vigilante.
Pasado un tiempo y viendo el banilejo la dedicación al trabajo y la honradez de él Moreno, decidió aumentarle el sueldo y ponerlo al frente de otra bodega que tenía en Franklyn Avenue, en Brooklyn, allí era cliente frecuente una mulata de Villa Mella de nombre María. María era poseedora de un cuerpo de vértigo , de esos que hacen murmurar " Dichoso el invitado a esa cena, comerá con grasa." Ella, graciosa y simpática , siempre con una sonrisa a flor de labios, de unos benditos labios invitadores de pecados, menores o mayores, pero pecados, de esos que queman desde el centro de la cintura hasta bajar por los confines del deseo. Trabajaba María en una factoría de ropa, propiedad de unos coreanos. Tenía que laborar diez horas seguidas, seis días a la semana, en un cuarto sin calefacción en invierno y sin aire, ni abanico en verano, con quince minutos para comer, diez minutos para ir al baño , una sola vez al día , sueldo mínimo sin derecho a tiempo extra.
Cuando María y el Moreno se vieron por vez primera, quedaron enamorados y después de un corto tiempo se juntaron ( se mudaron juntos) y todavía estarían en New York sino hubiese sido porque uno de los compañeros del Moreno, celoso de la confianza del dueño y de su suerte en materia femenina, lo denuncio a inmigración y , que ella, ante los avances amorosos de un supervisor, latino por demás , lo denuncio a su jefe y fue despedida. Vinieron a Lawrence, en Massachusetts, donde por medio de una agencia de empleo, lograron conseguir trabajo, ella en la Gillete, él en una compañía de limpieza.
Ella salió embarazada y al llegar a sus últimas semanas de embarazo , la despidieron, no tiene seguro médico y no tiene tampoco derecho a colecta , ni compensación, por haber estado trabajando fuera del libro. El, por no haber podido conseguir su licencia de conducir por su condición de ilegal, había perdido su trabajo hacia como tres meses y no lograba conseguir nada, aunque salía todas las mañanas con la esperanza de que -ese era el día - siempre volvía sin nada, ya le habían cortado la luz a su apartamento y le habían pedido que se mudaran . Una situación tan difícil que a veces se acostaban con el estomago en piyama y, no de los de cuadritos.
La noche del 24 de diciembre, al filo de la medianoche, cuando todos los espíritus cristianos "llenos de bondad y amor al prójimo " en cada una de sus oraciones escritas en papel secante, con cánticos y preces de felicidad perpetua, intercambios de regalos y parabienes, celebran la llegada del Mesías, ahítos de comida y bebida. En la soledad de su cuarto, solo acompañada de su esposo José y un gato pardo de nombre el camello, parió María un hermoso varón, Le pusieron por nombre.....JESUS.
Por: Asdrovel Tejeda