QUÉ SE DICE: Delincuentes con uniforme‏


Por enésima ocasión ha vuelto a suceder y por eso nadie se espanta, pero el daño que provoca a la tranquilidad pública, y mas que nada a la confianza que deben inspirar a los ciudadanos sus autoridades, el recurrente involucramiento de policías y miembros de las Fuerzas Armadas en acciones delictivas es enorme e irreversible, y mas temprano que tarde terminaremos pagando las consecuencias.

En esta ocasión “le tocó el turno” a un general y seis coroneles de la Fuerza Aérea, cancelados y puestos en retiro forzoso acusados de tráfico de drogas y de armas, así como de recibir sobornos de narcotraficantes a cambio de protección, entre otras faltas graves. Pero todavía hay mas.

El vespertino El Nacional, citando “fuentes castrenses fidedignas”, publicó que al menos otros 20 oficiales superiores de la Fuerza Aérea y el Ejército son investigados por su presunta participación en diversos hechos delictivos.

Quien quiera ver el vaso medio lleno argumentará, sin que le falte razón, que por lo menos se sanciona y expulsa de nuestros cuerpos armados y policiales a todo aquel que con su conducta deshonra el uniforme que juró servir y respetar, pero eso apenas sirve como consuelo, pues lo cierto es que nadie puede asegurar que no volveremos a ser testigos de hechos tan bochornosos.

Por lo menos mientras las Fuerzas Armadas y la Policía sigan resistiéndose a tratar a la mayoría de los expulsados como lo que realmente son, delincuentes con uniformes (oficiales superiores incluidos), a los que no envían a los tribunales ordinarios para que sean juzgados por sus delitos. Y eso, aquí y en cualquier lugar del mundo, constituye un estímulo a la impunidad, y también la mejor garantía de que ningún plan de seguridad pública tendrá resultados satisfactorios.

Por CLAUDIO ACOSTA
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