A 55 AÑOS DEL ASESINATO DE LAS HERMANAS MIRABAL‏


Estas tres  antitrujillista fueron hijas de Mercedes Reyes Camilo (alias Chea) y Enrique Mirabal, comerciante y hacendado. Nacieron en Ojo de Agua, en el departamento de Salcedo, en ese momento común de la Provincia Espaillat.

La primera en nacer fue Patria Mercedes, el 27 de febrero de 1924, poco antes de que abandonaran dominicana  las tropas interventoras de Estados Unidos; la segunda fue bautizada con los nombres de María Argentina Minerva, nació el 13 de marzo de 1926, y la tercera, Antonia María Teresa, vino al mundo el 15 de octubre de 1935.
Una cuarta hermana, Bélgica Adela “Dedé” Mirabal, no tuvo un papel activo en las actividades hechas contra el dictador. Nació el 2 de marzo de 1925. Falleció el 1 de febrero de 2014.

En Ojo de Agua realizaron sus primeros estudios. Más tarde, en 1938, Patria, Minerva y Dedé fueron enviadas a estudiar al colegio Inmaculada Concepción, en la provincia de  La Vega. María Teresa permaneció en el hogar por cuestiones de edad: apenas tenía tres años.

De las cuatro hermanas, Minerva, según atestiguan quienes le conocieron desde su infancia, demostró que vino al mundo con una inteligencia prodigiosa y con una notoria sensibilidad espiritual, factores estos que la convirtieron en una persona sumamente atractiva, y en una devoradora de libros sobre literatura y poesía. En sus ratos libres, Minerva además se ejercitaba en la pintura.

Todas las hijas del matrimonio Mirabal Reyes, eran hermosas, pero la belleza de Minerva fue legendaria. En el colegio donde estudió en La Vega, y donde se graduó de bachiller con excelentes notas en 1946, participó como actriz de varias obras teatrales y en otras actividades culturales donde actuó como declamadora.

En junio de 1949, Minerva y sus padres, invitados por las máximas autoridades de su provincia, asistieron a una fiesta ofrecida en Santiago en el Palacio de la Gobernación en honor al dictador Trujillo, que marcaría el inicio del rumbo trágico para toda la familia: Trujillo conoció a Minerva Mirabal y se sintió atraído por su belleza. Ya en ese momento Minerva había conocido al joven dirigente comunista Pericles Franco, uno de los fundadores del Partido Socialista Popular, quien había estado en la cárcel varias veces, y con quien estableció amistad tan íntima, que mucho sospechaban que sostenían relaciones románticas.

A los pocos días, después que Trujillo fijó sus ojos en Minerva, de nuevo la familia Mirabal recibió, a mediados de agosto, otra invitación del gobierno, esta vez para que asistieran a la fiesta de inauguración del Hotel Montaña, en Jarabacoa. En esa oportunidad el dictador y su hijo Ramfis bailaron con Minerva. Trujillo aprovechó la ocasión para demostrar con galanterías su atracción hacia ella, conducta que no fue del agrado de la joven y por tal motivo dejó de bailar.

El 12 de octubre de ese mismo año, día del descubrimiento de América, con el supuesto propósito de homenajear a la sociedad de la provincia Espaillat, Trujillo organizó una nueva fiesta a la que invitó a la familia Mirabal, la cual fue efectuada en “Villa Borinquen”, lugar de descanso del tirano situado en las cercanías de San Cristóbal. La invitación la llevaron personalmente a la residencia de la familia de la heroína, el Gobernador de Moca, Antonio De La Maza y el Senador de la provincia, Juan B. Rojas, clara señal del notable interés que tenía Trujillo de encontrarse de nuevo con Minerva.

Cuando esta tercera invitación fue recibida por la familia Mirabal, su madre se opuso a que

Minerva asistiera a la fiesta, pero luego de examinar las implicaciones políticas que tendría tal negativa, decidieron enviar a la misma a una representación integrada por el padre, y además Patria, Minerva, y Dedé, los respectivos esposos de la primera y la tercera, Pedro González y Jaime Fernández.

En esta oportunidad el tirano dominicano tan pronto llegó al lugar, reinició con mayor brío su intento de atraer a la joven Mirabal. Bailó en varias oportunidades con ella, conversó largamente en medio del salón con la pretendida y de nuevo fue rechazado.

Según su biógrafo William Galván, la inteligente y bella muchacha no sólo desairó a Trujillo, sino que solicitó al dictador que “dejara tranquilo a ese joven tan inteligente y preparado que era Pericles Franco”, solicitud que molestó profundamente al dictador.

Y lo que fue peor: después de enterarse la familia de la conversación entre Trujillo y Minerva, todos llenos de temores, sin avisar previamente, se retiraron de la fiesta, desatando la cólera del sátrapa que vio en esa actitud una irreverencia hacia su persona.

Apresan a la familia

Apenas pocos días después de la fiesta, Enrique Mirabal, quien incluso por “consejos” del gobernador de Moca había enviado un telegrama al tirano excusándose del retiro de su familia del acto por “motivos de salud”, fue detenido y conducido a la cárcel. Poco más tarde, su hija, deseada por Trujillo, también fue apresada, y casi concomitantemente varias de sus amigas: Enma Rodríguez, Violeta Martínez y Brunilda Soñé. Todas las prisioneras fueron investigadas sobre las supuestas relaciones de Minerva con miembros del Partido Socialista Popular, y particularmente, con el dirigente comunista Pericles Franco. Duraron en prisión varias semanas.

Pero a partir de este momento, fue montado sobre la familia Mirabal, y sobre todo, a Minerva y sus relacionados, un riguroso espionaje, y Trujillo en persona —(y el gobernador de Moca)— era informado permanentemente sobre todas sus actividades.

Y el padre, particularmente fue sometido a graves humillaciones y a otras varias prisiones que terminaron enfermándole espiritual y físicamente. Murió el 14 de diciembre de 1953.

En 1954, encontrándose de vacaciones en Jarabacoa, Minerva conoció allí a Manuel Aurelio Tavares Justo (alias Manolo), también estudiante de Derecho, con quien estableció relaciones que la llevarían al matrimonio en noviembre del año siguiente. El mismo año que conoció a Manolo, su hermana María Teresa, se inscribió en la misma universidad a estudiar arquitectura, carrera que no terminó, pues solo alcanzó el grado de técnica en Agrimensura.

Durante ese período ambas hermanas vivieron juntas en una pensión de la ciudad capital. Poco después María Teresa conocería a Leandro Guzmán, ( Leandro vive, escribió su propia versión de los hechos; fue amigo y colaborador de Cuahutémoc Cárdenas durante su desempeño como jefe de gobierno en el Distrito Federal),  con quien contrajo matrimonio.

Al igual que Minerva, Manolo Tavares tenía una elevada sensibilidad por los problemas sociales y políticas y ya para ese momento, aunque secretamente, era un fervoroso opositor al régimen de Trujillo. Y por ello sus amistades eran cuidadosamente seleccionadas en función de la unidad de criterios respecto a la trágica situación imperante en el país.

Los hechos

Cuando Trujillo llegó al poder, su familia perdió casi toda su fortuna. Las Mirabal creían que Trujillo llevaría al país al caos y por ello entraron a formar parte de un grupo de oposición al régimen, conocido como la Agrupación política 14 de Junio. Dentro de este grupo eran conocidas como Las Mariposas, se les conocía así, porque ese era el nombre con que Minerva se identificaba en las relaciones políticas.

Dos de las hermanas, Minerva y María Teresa, fueron encarceladas, violadas y torturadas en varias ocasiones. A pesar de estas situaciones, continuaron en su lucha por terminar con la dictadura. Después de varios encarcelamientos, Trujillo decidió terminar con las hermanas.

Trama de trujillo, emboscada y posterior asesinato

El 18 de mayo de 1960, las hermanas Minerva y María Teresa habían sido juzgadas en Santo Domingo, al igual que sus esposos, por atentar contra la seguridad del estado dominicano. Se les declaró culpables y fueron condenadas a tres años de prisión. Inmediatamente todos comenzaron a purgar sus penas, pero ellas no durarían mucho en la cárcel.

En un gesto extraño, el 9 de agosto y por disposición expresa de Trujillo, Minerva y María Teresa Mirabal fueron puestas en libertad. Sus maridos, sin embargo, continuaron en prisión.

Estas disposiciones de Trujillo tenían doble propósito: por un lado, pretendía demostrar su “generosidad”; por el otro, les daba la libertad a aquellas personas a quien él quería seguir hostilizando. Este último era el caso de las Mirabal.

No bien habían pasado un par de semanas de la libertad, y ya existían informes sobre reuniones secretas contra el régimen encabezadas de nuevo por las Hermanas Mirabal. Esto, sumado a las presiones internacionales, entre muchas cosas, por el atentado en Venezuela contra el presidente Rómulo Betancourt

Por lo anterior, la OEA sancionó al Estado dominicano con rompimiento de relaciones diplomáticas y económicas y la creciente caída de los diferentes regímenes dictatoriales en América Latina. En medio de un informe que inició de nuevo con los pasos que daban estas mujeres, rebosó la copa de la tolerancia de Trujillo quien ordenó al general Pupo Román un plan para desaparecer definitivamente a las Hermanas Mirabal.

Le recomendó usar al SIM para su ejecución. La primera medida que tomó Pupo Román fue el traslado de los presos a la cárcel de Salcedo, al parecer aparentando benevolencia, pues de este modo no tendrían que realizar largos viajes a la cárcel de La Victoria, que era donde cumplían sus penas los esposos. En verdad, esto era el inicio de la capitalización del plan para la eliminación de las hermanas Mirabal.

El General Pupo Román, cumpliendo las orientaciones del Generalísimo, dejó en manos del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) a la sazón dirigida por el Capitán de Corbeta de la Marina de Guerra Mayor Cándido Torres Tejada, quien había sustituido al siniestro Johnny Abbes, que se encargaba en ese momento de dirigir la campaña contra la Iglesia y a la emisora Radio Caribe.

Pero en verdad Abbes seguía dirigiendo con sus ideas y tras bastidores al organismo opresor, para dar cumplimiento a la orden, Torres Tejada se dirigió a Santiago y le dio las instrucciones al jefe del SIM en la zona norte, el entonces Teniente Víctor Alicinio Peña Rivera y según escribe en su libro el propio Peña Rivera, este le expuso el plan de la siguiente manera:

Vengo de parte del ministro de las Fuerzas Armadas, General Román, para que dispongas el traslado a Puerto Plata de los esposos de las Hermanas Mirabal, la justificación del traslado será el descubrimiento de armas clandestinas dirigidas al movimiento que ellos encabezan, la idea es que ellos nos ayuden a determinar si las personas apresadas las pueden identificar como miembros del movimiento, una vez terminado esto les puedes decir que serán regresados a Salcedo de nuevo. Una vez trasladados les prepararás una emboscada en la carretera a las Hermanas Mirabal, deben morir y se simulará un accidente automovilístico, ese es el deseo del jefe.

Al día siguiente el cabo de la Policía Nacional Ciriaco de La Rosa llegó a los cuarteles del SIM en Santiago para cumplir con el plan, solicitó cuatro agentes y un vehículo para conformar el escuadrón de acción, Peña Rivera asignó a Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Néstor Antonio Pérez Terrero, y Ramón Emilio Rojas Lora.

El 18 de noviembre el escuadrón regresó sin cumplir la orden alegando que las hermanas Mirabal viajaban con niños, el 22 de noviembre regresaron de nuevo alegando las mismas causas, pero el 25 de noviembre se pudo comprobar que en esa visita no andaban con niños sino con un chofer (Rufino de la Cruz) y otra de sus hermanas (Patria), se decidió entonces ejecutar el macabro plan. Tras despedirse de sus respectivos maridos, en el patio de la fortaleza, las tres mujeres y el chofer, salieron rumbo a Salcedo.

Ya fuera de Puerto Plata, el jeep se desplazaba por la serpenteante carretera y al llegar al puente de Marapica, fueron detenidos por cuatro hombres que iban en un cepillo el cual atravesaron en medio del puente. Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al asiento trasero del vehículo de sus verdugos, mientras tres de estos se montaban con el chofer en el jeep, dirigiéndose hacia La Cumbre donde estaba la casa, en la que les esperaba el capitán Peña Rivera para darles las instrucciones finalesLos últimos momentos de su vida

Los dos vehículos entraron al patio de la casa. Las hermanas y el chofer fueron llevados a la fuerza por los sicarios dentro de la casa. De inmediato, Peña Rivera hizo una seña a De la Rosa para que actuaran, retirándose hacia una lejana habitación de la casa. Entró a la casa y los repartió entre sus otros tres compañeros que debían ejecutar el plan, al igual que pañuelos para ahorcar a las víctimas.

Fue así entonces que durante varios minutos unos quejidos y alaridos que no pudieron escucharse fuera de la estructura de la vivienda construida de adobe y forradas de caoba fueron emitidos, y con la respiración entrecortada, los sicarios dieron por terminada su labor de exterminio.

Los cuerpos de las mujeres y el hombre ya no hacían ningún movimiento convulsivo, las apalearon hasta morir para luego introducir los cuerpos en el coche y simular un accidente de tráfico. El sargento De la Rosa se dirigió entonces al aposento donde estaba Peña Rivera y le dijo: “Señor, misión cumplida”.

Trujillo creyó en el momento que había eliminado un gran problema. Sin embargo, el asesinato le trajo muchos inconvenientes y fue el principio de su desgracia. La muerte de las Mirabal causó gran repercusión en la República Dominicana. La publicidad resultante provocó que el pueblo dominicano se mostrara cada vez más proclive a apoyar a las Mirabal y sus ideales.

Esta reacción contribuyó a despertar conciencia en el público y, finalmente, culminó con el asesinato del dictador el 30 de mayo de 1961.

Las hermanas Mirabal han inspirado desde entonces la indignación por una muerte anunciada, de género, puesto que Trujillo había pretendido a Minverva. La violación tumultuaria; la tortura sexual; la venganza familiar, el horror que hoy y ayer vivimos las mujeres de todo el mundo.

Fuente: http://www.semmexico.org/las-hermanas-mirabal/
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