Hortalizas Espirituales, Cultivemos El Altruismo
Para poder comprender mejor las intenciones de este artículo debemos hacer dos recordatorios de significados:
El primero de ellos es, que es una hortaliza, y el segundo, qué era eso que llamaban altruismo.
Algunos recordaremos el huerto escolar en donde un maestro, el director, el conserje, o en el caso de los normalistas el profesor de agricultura, nos ponía a trabajar en el patio de la escuela sembrando y cultivando hortalizas.
Esa actividad servía y debe servir todavía para educar a los niños en la agricultura, el medio ambiente y fomentar una alimentación sana; así como para conocer el desarrollo de las hortalizas
Como resultado académico y practico, hace que los estudiantes valoren mucho más la naturaleza y reconozcan el origen de muchos alimentos procedentes de la agricultura.
Es una práctica a la que se debe volver y no hay excusas para no hacerlo, pues aunque el centro educativo no tenga patio apto, como sucede con la mayoría de los colegios que están situados en un entorno urbano, estos, lo pueden realizar en grandes mesas de cultivo, lo que permitirá una fácil instalación y desarrollar la actividad de forma limpia y ordenada.
Recordemos entonces que hortalizas no son más que aquellas plantas de “ciclos cortos” cultivadas generalmente en huertas con regadíos, que se consumen como alimento, ya sea de forma cruda o preparada y que incluye las verduras y las legumbres verdes y a veces frutales. Su práctica como ya dijimos, sólo arroja beneficios.
El segundo término a recordar, es eso a lo que se solía llamar altruismo, y que hoy como los huertos escolares brilla por su ausencia.
El Altruismo se define como la conducta que beneficia a otros, que es voluntaria y cuyo autor no anticipa beneficios externos y muchas veces trasciende el bien propio.
No es hacer un acto que se podría calificar de bueno, sino hacer un acto que sea bueno y cuya recompensa es la satisfacción de haberlo hecho.
Hoy hay políticos, candidatos a puestos electivos que hacen cosa “buenas”’ como comprar un autobús para estudiantes que se desplazan de una comunidad a otra, una ambulancia, comprar recetas para los no pudientes o necesitados.
Esas son actuaciones buenas, pero no son altruistas, porque la intención es comprar tu simpatía para que el día de las elecciones votes por ellos, por eso esas acciones se multiplican cuando están cerca los comicios, para que a la hora de votar esté fresco aún el favor. Estos esperan la recompensa del voto y el mantenimiento en el cargo.
El altruista es como decía la Madre Teresa, quien es un ejemplo de esto, da hasta que duele y aun doliendo sigue dando, el altruista siente satisfacción al ver aliviado el dolor ajeno saber que su acción ha sido parte a esa mitigación.
¿Cómo se cultiva el Altruismo?En una entrevista para el programa de investigación y divulgación científica “Redes”, el neuropsicólogo Richard
Davidson,profesor de su área en la Universidad de Wisconsin – Madison respondiendo a una pregunta que le hiciera el productor y conductor del programa Eduard Punset, afirma que existen técnicas para aumentar la cooperación, la compasión y el altruismo en la adolescencia.
Afirma Davidson, que después de dos semanas de entrenamiento en las que se practica treinta minutos al día se detectan cambios específicos en cerebro, mismos que se han medido conductualmente en beneficios de las cualidades o acciones anteriormente señaladas.
Por su parteMichael I. Norton profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, afirma que estudios realizados por él, han demostrado que los comportamientos altruistas benefician tanto a la sociedad como a uno mismo. Sugiriendo que una vez cubiertas las necesidades básicas encontramos la felicidad dándonos a los demás y no acumulando dinero.
En su libro 'Happy Money' Norton asegura que ganar dinero o mayor dinero podría contribuir a la felicidad, pero no proporcionalmente o sea que no por el hecho de ganar el doble seremos doblemente felices, sino que podríamos ser un poco más feliz, pero en donde el dinero nos podría dar mayor felicidad es si ese dinero sobrante, más allá de cubrir nuestras necesidades, lo invertimos en los demás, si contribuimos a solucionar dificultades por las que atraviesan otros.
En verdad, por mi propio análisis les aseguro, que nunca le he encontrado sentido al afán de atesorar y atesorar, cuando ya el dinero pierde la facultad de cubrir necesidades.
Pues se llega un momento en donde las posibilidades que da el dinero se cubren satisfactoriamente con una parte de lo que se tiene y el seguir acumulando en detrimento de otros, sólo se justifica por el temor a volver a tener carencias o para satisfacer un ego personal y un vacío existencial que se busca llenar equivocadamente con posesiones materiales y en ese afán equivocado, nos alejamos de las fuentes que en verdad llenan ese vacío, peor aún, destruimos esas fuentes; de ahí, que el Apóstol Pablo le afirmara a Timoteo que la “raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.(Timoteo 6:10)
Hasta la próxima.
Darío Nin