OPIÓN: RAZONES EDE UN POLCÍA...
En las redes sociales y la opinión pública nacional corren las revelaciones , de un policía dominicano, que evidentemente dotado de una dosis de histrionismo ò teatro trae una realidad palmaria vivida en la institución en que la población cifra sus esperanzas de enfrentamiento y prevención del crimen.
Con un aparente guión montado sobre un video común y corriente, este agente policial develizó todo el proceso de vida infrahumana sufrida por la inmensa mayoría de los miembros de ese cuerpo armado de la vida nacional. Al verlo por primera vez nos asaltó la idea de que el agente policial fingía o leía instrucciones de un superior o grupo de superiores conocedores de cusa e interesados en otros propósitos, pero al analizarlo con detenimiento, conocer parte de su historial de vida de este policía por segunda vez, mas las calificaciones que expresa de él, su padre, nos lleva a pensar que este joven es parte de esos grandes talentos con que cuenta nuestra nación por todos lados, definitivamente, “debajo de cualquier yagua sale tremendo alacrán”.
Desde la folklórica expresión de sueldo cebolla, dominicanismo puro, la mención histórica de la creación del cuerpo policial en 1936 de dictador Trujillo y sus adláteres, con un estilo de vida y prácticas que subyacen en toda su historia, las prácticas de disciplina denunciada por el raso, que más que disciplinar, lo que hacen y logran llevar la moral y condición del individuo al piso, y con ello, su preparación para que puedan actuar en su cotidianidad con las más escasas virtudes humanas.
Las demás afirmaciones del policía, el cual debe ser preservado y asegurado contra la vorágine de una maquinaria económica contra la que él, a lo mejor sin pensarlo mucho, atenta gravemente, lloran ante la presencia de Dios. Recordarle a la población, donde hay sueldos hasta de un millón de pesos, sin contar los privilegios extremos, un agente nuestro gana cinco mil ochocientos pesos dominicanos ($5,800.00, aproximadamente 155 dólares), mientras que se dice que en Haití su igual gana 500 dólares, en Colombia 700, en Panamá 450, en el Salvador 370, en Nicaragua 200, en el Ecuador 700 dólares, en este último se afirma que al hacer esta transformación de sueldo se redujo la tasa delictiva de entre 18 y 20, a niveles de un 8%.
El licenciado Abinader ofrece como ejecutoria de su gobierno llevar el sueldo policial al equivalente de 500 dólares, mientras que el presidente actual, que había prometido o dejado entrever la mejora sustancial de este salario, como oferta de campaña, lo niega ahora hasta en el presupuesto sometido para implementar el año próximo, ascendente a más de seiscientos sesenta mil millones de pesos dominicanos.
Los teóricos del país que pretenden justificar lo injustificable, bombardean e interrumpen una reforma y mejora salarial argumentando que con la medida no se resuelve nada, porque hay otros parámetros sociales pendientes, que aumentan aceleradamente el crimen, como lo es la falta de empleos, etcétera, y no deja de tener algo de razón, pero, ante el caos y mientras esas otras medidas surten efectos, la nación debe continuar, y con un agente policial, en las condiciones en que el agente Erwin describen, con centenares o miles en peores situaciones no podemos vivir. Un agente de esos, a diario encontramos, se ve más propenso a delinquir, sea prestando el arma, participando otros en el crimen mismo, y en el menos dañino de los casos los vemos mirara para otro lado y no para donde se comete la tropelía, lo que hay es sencillamente desincentivo para ellos. El aumento salarial mejora el control del crimen, crea otras responsabilidades y respuestas, dan moral a la autoridad para exigirles a los mismos, mientras llegan otras soluciones, a menos que se quiera dar cumplimiento a un equivocado dicho popular que reza, “para poca salud, ninguna”…
En las redes sociales y la opinión pública nacional corren las revelaciones , de un policía dominicano, que evidentemente dotado de una dosis de histrionismo ò teatro trae una realidad palmaria vivida en la institución en que la población cifra sus esperanzas de enfrentamiento y prevención del crimen.
Con un aparente guión montado sobre un video común y corriente, este agente policial develizó todo el proceso de vida infrahumana sufrida por la inmensa mayoría de los miembros de ese cuerpo armado de la vida nacional. Al verlo por primera vez nos asaltó la idea de que el agente policial fingía o leía instrucciones de un superior o grupo de superiores conocedores de cusa e interesados en otros propósitos, pero al analizarlo con detenimiento, conocer parte de su historial de vida de este policía por segunda vez, mas las calificaciones que expresa de él, su padre, nos lleva a pensar que este joven es parte de esos grandes talentos con que cuenta nuestra nación por todos lados, definitivamente, “debajo de cualquier yagua sale tremendo alacrán”.
Desde la folklórica expresión de sueldo cebolla, dominicanismo puro, la mención histórica de la creación del cuerpo policial en 1936 de dictador Trujillo y sus adláteres, con un estilo de vida y prácticas que subyacen en toda su historia, las prácticas de disciplina denunciada por el raso, que más que disciplinar, lo que hacen y logran llevar la moral y condición del individuo al piso, y con ello, su preparación para que puedan actuar en su cotidianidad con las más escasas virtudes humanas.
Las demás afirmaciones del policía, el cual debe ser preservado y asegurado contra la vorágine de una maquinaria económica contra la que él, a lo mejor sin pensarlo mucho, atenta gravemente, lloran ante la presencia de Dios. Recordarle a la población, donde hay sueldos hasta de un millón de pesos, sin contar los privilegios extremos, un agente nuestro gana cinco mil ochocientos pesos dominicanos ($5,800.00, aproximadamente 155 dólares), mientras que se dice que en Haití su igual gana 500 dólares, en Colombia 700, en Panamá 450, en el Salvador 370, en Nicaragua 200, en el Ecuador 700 dólares, en este último se afirma que al hacer esta transformación de sueldo se redujo la tasa delictiva de entre 18 y 20, a niveles de un 8%.
El licenciado Abinader ofrece como ejecutoria de su gobierno llevar el sueldo policial al equivalente de 500 dólares, mientras que el presidente actual, que había prometido o dejado entrever la mejora sustancial de este salario, como oferta de campaña, lo niega ahora hasta en el presupuesto sometido para implementar el año próximo, ascendente a más de seiscientos sesenta mil millones de pesos dominicanos.
Los teóricos del país que pretenden justificar lo injustificable, bombardean e interrumpen una reforma y mejora salarial argumentando que con la medida no se resuelve nada, porque hay otros parámetros sociales pendientes, que aumentan aceleradamente el crimen, como lo es la falta de empleos, etcétera, y no deja de tener algo de razón, pero, ante el caos y mientras esas otras medidas surten efectos, la nación debe continuar, y con un agente policial, en las condiciones en que el agente Erwin describen, con centenares o miles en peores situaciones no podemos vivir. Un agente de esos, a diario encontramos, se ve más propenso a delinquir, sea prestando el arma, participando otros en el crimen mismo, y en el menos dañino de los casos los vemos mirara para otro lado y no para donde se comete la tropelía, lo que hay es sencillamente desincentivo para ellos. El aumento salarial mejora el control del crimen, crea otras responsabilidades y respuestas, dan moral a la autoridad para exigirles a los mismos, mientras llegan otras soluciones, a menos que se quiera dar cumplimiento a un equivocado dicho popular que reza, “para poca salud, ninguna”…
En las redes sociales y la opinión pública nacional corren las revelaciones , de un policía dominicano, que evidentemente dotado de una dosis de histrionismo ò teatro trae una realidad palmaria vivida en la institución en que la población cifra sus esperanzas de enfrentamiento y prevención del crimen.
Con un aparente guión montado sobre un video común y corriente, este agente policial develizó todo el proceso de vida infrahumana sufrida por la inmensa mayoría de los miembros de ese cuerpo armado de la vida nacional. Al verlo por primera vez nos asaltó la idea de que el agente policial fingía o leía instrucciones de un superior o grupo de superiores conocedores de cusa e interesados en otros propósitos, pero al analizarlo con detenimiento, conocer parte de su historial de vida de este policía por segunda vez, mas las calificaciones que expresa de él, su padre, nos lleva a pensar que este joven es parte de esos grandes talentos con que cuenta nuestra nación por todos lados, definitivamente, “debajo de cualquier yagua sale tremendo alacrán”.
Desde la folklórica expresión de sueldo cebolla, dominicanismo puro, la mención histórica de la creación del cuerpo policial en 1936 de dictador Trujillo y sus adláteres, con un estilo de vida y prácticas que subyacen en toda su historia, las prácticas de disciplina denunciada por el raso, que más que disciplinar, lo que hacen y logran llevar la moral y condición del individuo al piso, y con ello, su preparación para que puedan actuar en su cotidianidad con las más escasas virtudes humanas.
Las demás afirmaciones del policía, el cual debe ser preservado y asegurado contra la vorágine de una maquinaria económica contra la que él, a lo mejor sin pensarlo mucho, atenta gravemente, lloran ante la presencia de Dios. Recordarle a la población, donde hay sueldos hasta de un millón de pesos, sin contar los privilegios extremos, un agente nuestro gana cinco mil ochocientos pesos dominicanos ($5,800.00, aproximadamente 155 dólares), mientras que se dice que en Haití su igual gana 500 dólares, en Colombia 700, en Panamá 450, en el Salvador 370, en Nicaragua 200, en el Ecuador 700 dólares, en este último se afirma que al hacer esta transformación de sueldo se redujo la tasa delictiva de entre 18 y 20, a niveles de un 8%.
El licenciado Abinader ofrece como ejecutoria de su gobierno llevar el sueldo policial al equivalente de 500 dólares, mientras que el presidente actual, que había prometido o dejado entrever la mejora sustancial de este salario, como oferta de campaña, lo niega ahora hasta en el presupuesto sometido para implementar el año próximo, ascendente a más de seiscientos sesenta mil millones de pesos dominicanos.
Los teóricos del país que pretenden justificar lo injustificable, bombardean e interrumpen una reforma y mejora salarial argumentando que con la medida no se resuelve nada, porque hay otros parámetros sociales pendientes, que aumentan aceleradamente el crimen, como lo es la falta de empleos, etcétera, y no deja de tener algo de razón, pero, ante el caos y mientras esas otras medidas surten efectos, la nación debe continuar, y con un agente policial, en las condiciones en que el agente Erwin describen, con centenares o miles en peores situaciones no podemos vivir. Un agente de esos, a diario encontramos, se ve más propenso a delinquir, sea prestando el arma, participando otros en el crimen mismo, y en el menos dañino de los casos los vemos mirara para otro lado y no para donde se comete la tropelía, lo que hay es sencillamente desincentivo para ellos. El aumento salarial mejora el control del crimen, crea otras responsabilidades y respuestas, dan moral a la autoridad para exigirles a los mismos, mientras llegan otras soluciones, a menos que se quiera dar cumplimiento a un equivocado dicho popular que reza, “para poca salud, ninguna”…
POR JOSÉ ANTONIO MATOS PEÑA