Encuesta versus bola de cristal…‏


Las encuestas que son un mecanismo de estudio y comprensión del pensamiento y gusto de la gente, entre otros múltiples factores humanos más, también es utilizado en la política como instrumento de creación de percepción y manejo ve voluntades y preferencias, y en tal virtud, cuando conviene, al sector o persona que lo usa, es vendido a la población cual si fuera una bolita de cristal, a la que se atribuye falsamente la capacidad de ver en el futuro.

Ya lo expresó así el ingeniero lozano cuando dice “las encuestas no son una bolita de cristal” (ni la de Kutuca en Villa Jaragua, agregamos), ni una ni la otra, nadie le quita por ejemplo, lo chivo de el dominicano, sobre todo el de el campesinado, al cual, para poderse acercar a su sentimiento o pensamiento, hay  que llegarle muy fina e inteligentemente. Recuerdo un pequeño discurso que pronunciamos por allá por los años 80s, cuando en apoyo a la candidatura presidencial del licenciado Jacobo Majluta Azar y nuestra candidatura a la sazón a senador por la provincia Bahoruco, en la Sección “los Cocos de Galván,  cuando decía, cito, “compañeros, no se lleven de las encuesta publicadas en los días pasados, las mismas son un instrumento vendido al mejor postor”

No nos arrepentimos de aquellas valoraciones, porque en aquella ocasión, como en esta, el poder económico, político y mediático las brindan por todos los medios y momentos, en cambio, nadie conoce la verdadera metodología de las  mismas  ni el cuestionario al que se somete al encuestado. Muestra más axiomática que la siguiente, no la puede haber, y es la siguiente: el presidente Danilo Medina arrancó su gestión  con un 90% y a veces venden que un 86%, cuando nadie en nuestro país ha tenido nunca,  ni un 90%,  ni un 86%, dicho además por el experimentado Lozano, quien asegura que ni el generalísimo Trujillo en momentos de terror y alta coacción se puede decir que lo tubo o lo marcó.

Más cuando ahora el gobierno presidido por don Danilo Medina sufre los más voluminosos escándalos de corrupción, los más altos niveles de desigualdad social, los mayores procesos de endeudamientos públicos, los más ineficientes servicios públicos y los mayores  costos de la canasta familiar, le venden a la gente que los niveles de preferencias o aceptación rondan el orden de los 70s, si fuera por ellos,  terminarán colmando los niveles de espejismo y hechicería con que se pretende llevar al pueblo dominicano por todo este milenio.

Mientras tanto,  el humo de la bola de cristal deja de marcar rostros por el exagerado desgaste de los métodos de manejo de percepción, la contraparte, en la ocasión,  encabezada por Luis Abinader,  tiene que seguir marcando un nuevo perfil para el gusto popular, con mesura, como lo ha hecho, con denuncias responsables y propuestas de solución a los problemas y anhelo popular, por tanto, ¡Coherencia! y la conformación de una boleta electoral que sea de gusto y arreglo con cada localidad, a su imagen y semejanza, decimos semejanza con el pueblo, esta es la verdadera esperanza del pueblo dominicano, esta es la fuente de confianza con que debemos presentarnos al electorado nacional… ¡he dicho!

 POR JOSÉ ANTONIO MATOS PEÑA
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